Indigo es hija de Hunter y Loretta, una joven independiente y segura de sí misma que nada quiere tener que ver con los blancos porque se siente comanche por los cuatro costados.
Vemos a una protagonista entera, decidida y valerosa. Un personaje que hace gala de esa independencia femenina que tanto nos gusta encontrar en las novelas, trabajadora incansable. Una muchacha a la que no le asusta lo más mínimo llevar a cabo el trabajo que debería hacer un varón. Pero no por eso deja de tener un halo de ternura, no por ello deja sus sueños de lado.
Jake Rand, el protagonista, esconde su verdadera personalidad trabjando en la empresa del padre de Indigo. Tine fortuna y no le hace falta dedicarse a eso, pero una serie de extraños accidentes le llevan a penar que el padre de la muchacha puede seer el causante y por eso mismo se hace pasar por lo que no es, intentando averiguar qué ha apsado realmente. Es un personaje que agrada cuando le conoces, con un carácter fuerte, seguro de sí mismo, algo autoritario pero encantador.
Ni que decir tiene que el modo de actuar de la protagonista y nuestro héroe nos lleva a un sin fin de enfrentamientos que hacen las delicias del lector.
No voy a contar aquí lo que les lleva a ambos a tener que casarse, pero ya os lo podéis imaginar estando en la época en que se centra la historia. El caso es que acaban casados cuando Indigo lo que más odia es estar unida a un hombre de raza blanca. Por descontado este unión empieza como el rosario de la aurora y tiene trazas de acabar muy mal. Pero no, claro, estamos en una novela romántica.
Secretos del pasado, traciones, dudas y romance. Todo lo que es esencial en una novela para mantener nuestra atención página a página, con personajes estupendamente definidos, diálogos buenísimos y una dosis de intriga.
Recomendable al cien por cien.
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