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miércoles, 15 de abril de 2009

Alguien que cuide de mí de Judith Mcnaught





Cuando la actriz Leigh Kendall sufre un accidente automovilístico, mientras conducía a través de la nieve, su vida cambia drásticamente. No sólo porque el hecho en sí la lleva al borde de la muerte, sino por todos los acontecimientos que suceden después. Al despertar en el hospital no encuentra a Logan, su marido, junto a su cama como esperaba. De hecho nadie parece saber el paradero de éste. Aunque el accidente tuvo lugar cuando ella trataba de llegar a la cabaña que Logan había elegido para ambos como refugio y lugar de escape, esperaba que la noticia del siniestro hubiera llegado a sus oídos y corrido a su lado.

Mas no es así. Nadie, ni el servicio que trabaja para ellos, ni la misma policía tiene la más remota idea de dónde encontrar a Logan Manning. De hecho, no logran dar tan siquiera con la cabaña, siguiendo las confusas indicaciones de Leigh. Días más tarde, al abandonar el hospital, Logan sigue sin dar señales de vida, lo que sume a Leigh en un gran confusión. Si Logan no aparece sólo puede imaginar que algo terrible debe haberle sucedido.

Tras el accidente y que en los últimos tiempos ella misma estaba siendo acosada por un admirador, todo es más y más inquietante. La policía enseguida llega a la hipótesis de que la desaparición de Logan debe estar directamente relacionada con Michael Valente, hombre de negocios de dudosa y turbia reputación con el que Manning tenía planes de asociarse en su próximo proyecto. La actitud que Valente muestra hacia Leigh lo convierte en el principal sospechoso a ojos de todos, puesto que es muy evidente que actúa como un hombre atraído por una mujer. Leigh al principio no repara demasiado en Michael, de hecho su fama le precede y aunque ha sido acusado de infinidad de fraudes y delitos, nunca logrados demostrar, el aura de peligro que lo rodea le inquieta demasiado. No es hasta que el mismo Valente le confiesa ciertos detalles de su vida que Leigh recuerda que, en realidad, ellos ya se conocían.

El hallazgo del paradero de Logan, el destino sufrido por éste, y la cada vez más íntima y cómplice relación entre Leigh y Michael los sitúan en el ojo del huracán y en los principales sospechosos. No obstante, aún queda mucho por descubrir. Descubrimientos tales como un lado oculto de Logan que Leigh no conocía, pese a un matrimonio de años, y el lado protector y leal de Michael, totalmente incongruente con la imagen pública y social que se tiene de él, marcan la vida de Leigh.

Alguien que cuide de mí es una novela que tiene el sello inconfundible de Judith Mcnaught. Como es habitual en esta autora, la trama está repleta de acontecimientos y descubrimientos que marcan la vida de la pareja protagonista. No tanto malentendidos, como en otras de sus novelas, sino secretos o verdades a medias. Pese a que durante las primeras páginas pueda parecer que la pareja protagonista es Leigh y Logan, según avanza la trama y aparece Michael Valente, la novela pasa a girar en torno a él y Leigh. No obstante, como es lógico, la presencia o sombra de Logan está muy presente por varias razones. Además de la historia de amor, la investigación policial y sus resultados son parte importante de la novela. De hecho dicha investigación nos presenta a algunos personajes secundarios, cuyo papel es muy relevante y que da pie a una historia de amor en segundo plano.

Alguien que cuide de mí posee muchos de los rasgos que caracterizan a Judith Mcnaught como escritora: la manera que tiene de transmitir sentimientos, el modo lento pero coherente como va desarrollando los diferentes pasos, tanto de la historia de amor como de las subtramas, diálogos repletos de emociones, dulzura y amor. Sin embargo, también tiene mucho peso la trama policial, las pesquisas realizadas por el equipo compuesto por Sam Litleton, McCord, Shrader, Womack... La relación profesional y más tarde personal de Sam y McCord también ocupa bastantes páginas, y es algo que, al menos a mí, me ha gustado mucho. Como la gran mayoría de protagonistas creados por Judith Mcnaught, Michael posee unos rasgos que lo hacen muy carismático. Me ha encantado la forma en que Mcnaught va mostrando más facetas de él, como cambia la relación entre él y Leigh, como ésta pasa a sentirse inquietud y desconfianza por él, para luego ir descubriendo al Michael que se esconde tras esa fachada hosca y autoritaria que exhibe. Además aparecen personajes, conocidos de otras de sus novelas, como Courtney Maitland, Joe O’Hara, incluso se mencionan a Meredith y Matt Farrell.

Alguien que cuide de mí narra una historia de amor enmarcada bajo las luces de Brodway, el teatro, el glamour y la parte más frívola de un círculo. Eso junto a un hombre de negocios oscuro, un ex-convicto de negra reputación con un pasado tan oscuro como su carácter, y un misterio a resolver son los elementos principales de esta novela, narrándonos una más de las inolvidables historias de amor de esta escritora.

Como punto negativo señalaría dos, que aunque no me han hecho considerarlo un mal libro, creo que son aspectos a destacar. Por un lado que hay partes del pasado de Michael que no se aclaran en el sentido que para él carecen de importancia pero que a las lectoras, al menos a mí, me ha parecido que se podría haber explicado un poco más. No es relevante para la trama, pero es parte del bagaje de él. Y por otro que en algunas partes de la novela, el peso recae más sobre la investigación y la incipiente relación entre Sam y McCord, algo que tampoco me desagrada, pero restaba protagonismo a Leigh y Michael.

En definitiva es una novela que me ha gustado mucho, en la línea de sus otras novelas contemporáneas, sobre todo las que como Susurros en la noche, tienen trama policial y una historia de amor emotiva y con el inconfundible llevo de Judith Mcnaugh.

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