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viernes, 17 de abril de 2009

Amelia de Diana Palmer


Amelia vive encadenada a un padre autoritario y enfermo. Sus estallidos de violencia la intimidan, pero la atormenta aún más su obsesión por casarla con Alan Culhane, el hijo menor de una acaudalada familia. Pese a su afán de independencia, Amelia acata la voluntad de su padre. Sin embargo, cuando se dispone a cumplir su triste destino, King, el impulsivo primogénito de los Culhane, aparece en su vida y le roba el corazón. A partir de este momento, ni siquiera la obediencia filial puede refrenar la arrebatada pasión que King despierta en ella.


Opinión:

ATENCION CONTIENE SPOILERS

Amelia es una novela que no puede dejar indiferente a nadie. Supongo que serán muchas las que repudien de ella y un pequeño grupo, entre las que me incluyo, que nos haga reflexionar una vez más acerca de nuestra precaria salud mental.

Su argumento no puede ser mas sencillo, y conociendo un poco como se las gasta la Sra Palmer, predecible. Eso que incluye dos historias de amor: la de Amelia, protagonista de la trama principal y la de Quinn, su hermano mayor. Pero concentrémonos en el relato central, ya que el otro es mera comparsa.

Protagonistas:

Amelia

Tenemos a una joven: Bella, inteligente, diestra, con carácter, y tan buena y dulce como para intoxicarnos con tal cúmulo de virtud o matarnos con el atracón de merengue que despide. La pobre muchacha cumple todos los mandatos de su padre. Por un lado le teme, ya le ha zurrado la badana de lo lindo aunque ella lógicamente ha sufrido en silencio las agresiones porque…. “¿Cómo voy a preocupar a nadie? ¿Cómo le voy a echar esa carga a mi querido hermano? ¿Quien querría ayudarme? ” Y los consiguientes “No debo molestar a nadie, no quiero que piensen mal de él, como es mi padre lo quiero, era tannnnn bueno cuando era niña; esto va a ser por el accidente, por la pena de perder a sus seres queridos, por su enfermedad”. Vamos que aguanta carros y carretas, y el poco tiempo que le queda se dedica adorar a los niños, ayudar en la casa, a instruirse, a tocar el piano maravillosamente, a esconder que sabe disparar y cabalgar como pocas, a parte claro de dominar dos idiomas el castellano y el francés. Ahora pensemos, esta Inmaculada concepción por lógica ¿A quien ha de convertir en el centro de sus amores? ¿Quizá Alan, el menor de los Culhane, un hombre que la respeta, que la trata bien, que siempre tiene una palabra amable, que es educado y atractivo? Pues va a ser que no. A Alan lo ve como amigo, no le parece lo suficiente hombre y en cierta forma le aburre. A esta chica le debe ir la marcha porque el que le para en seco el corazón y le hace temblar las canillas es King, el hijo mayor de sus anfitriones: los Culhane, en cuyo rancho va a pasar una temporada mientras su padre se va de caza con el patriarca.

Jeremiah Pearson Culhane, Alias King

Por lo que cuenta su familia de él, King es un ser humano y por lo tanto posee sentimientos. Bueno la verdad es que alguno muestra cuando se acuerda de su interesada, traidora y amada exprometida, asesinada hace años cuando huía de él con el duque con el que se la pegaba. Indudablemente él desea con todas sus fuerzas ver muerto al asesino que segó sus vidas tras un asalto, porque para algo él tiene también su corazoncito y sufrió hasta quedar traumatizado por su pérdida.

Sin embargo Amelia saca lo peor de él, así que no pierde oportunidad de incomodarla, de burlarse de ella y de insultarla. Pero claro, la culpa es de ella por tonta, débil, cobarde e inepta. No le gusta nada que su hermano pudiera tener la desgracia de caer con esa simple, y aunque él corteja a una víbora avariciosa y medio frígida (al fin y al cabo sabe de lo que va y monta a caballo de maravilla) está dispuesto a todo por separarlos. Como empieza a sospechar que de alguna forma la tonta de Amelia se siente atraída por él, ni corto ni perezoso se la beneficia, la pone como un trapo y para rematar le deja caer al padre que su chica es una lagarta de cuidado.¿ Que? ¿A que es un amor de hombre?

Ahora pensareis que llega lo bueno: el arrepentimiento, las demostraciones y declaraciones de amor, el no puedo vivir sin ella, por supuesto con el toque de timbales y trompetas correspondientes. Que menos después de que a la protagonista la hayan molido a palos y su padre haya muerto ¿No? Pues siento deciros que estáis muy equivocadas.
King lo sabe, no se ha portado bien; su familia le riñe y encima empieza a gustarle Amelia, sobretodo porque le ha tirado un vaso a la cabeza, pero la cuestión no es esa. El problema radica en un posible, y conociendo a esta autora, mas que probable embarazo. Así que se libra de la víbora y hala vamos con la parte del “tenemos que casarnos”

Mira que lo siento pero tengo que darle la razón a King, desgraciadamente Amelia es lela. Entre el furor uterino que le provoca ese macho dominante y que a lo peor está embarazada, con unos cuantos “que no, que no quiero”de por medio, va y acepta.( Total, ella solo ha recibido una paliza, puede estar embarazada, ha perdido su buen nombre y le ha ahorrado un tiempo a su padre en el que hubiera sufrido muchísimo por su enfermedad). pero eso sí, recupera la razón cuando King la deja plantada después de la ceremonia delante de todos los invitados para ir a por el “asesino” de su antigua novia que ha capturado su cuñado. ¡Vamos es que eso si que es imperdonable!. Lástima que el orgullo le dure un suspirín y en cuanto vea que King ha salido detrás de ella se le pase el berrinche.

Ahora sí, ahora llega un te quiero y yo también a ti y el colorín colorado este cuento se ha acabado.

Ya he comentado antes que en esta novela también nos relatan la historia de amor de Quinn el hermano de Amelia con la hija de Rodríguez, el “asesino” de la antigua novia de King. Pero es pecata minuta y no quiero alargar mas está crítica. Pero para las que les guste la Sra Palmer, que sepan que no está del todo mal aunque sea cortita.

Mi impresión

Sé que tengo un problema, y grave diría yo, pero con todo lo que he expuesto o mejor dicho, pese a todo ello. ¡ME HA ENCANTADO!

Amelia jamás podría entrar dentro de la categoría de buena novela y sus protagonistas por un motivo u otro repelen, sin embargo ha alimentado mi lado masoca hasta rayar en el éxtasis. Es dura y cruel como pocas, y apenas digerible, pero es una de las que te hacen pensar que de ser cierta, mostraría ese tipo de amor estúpido, ciego, sordo y extremo en el que da pánico caer.

Gracias Ana por darme la oportunidad de leerla pero si te soy sincera más te agradezco el hecho de saber que no soy la única que he disfrutado con su lectura. Ya somos dos las excéntricas que nos gusta Amelia, dos que cuando se lamenten entonaran con un fervor exacerbado:

“Y mi palabra es la ley
no tengo trono ni reina
ni nadie quien me comprenda
pero sigo siendo El Reyyyyyyyy”



¡Que pasada la de Diana Palmer con esta novela!



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