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viernes, 17 de abril de 2009

Penalti de Deirdre Martin


Aprovechando el año sabático que ha decidido tomarse para escribir su libro, Katie Fisher regresa a Didsbury a casa de su madre para ayudarla y cuidar de su sobrino, el hijo de su hermana, ingresada en un centro de rehabilitación. Cuando su madre le anuncia que ha aceptado por ella una invitación para asistir a una cena de antiguos alumnos de su instituto, Katie no se lo puede creer. La que es ahora una guapísima y brillante profesora de sociología fue durante su adolescencia una chica acomplejada por su sobrepeso y atormentada por los mismos compañeros a los que ahora va a tener que saludar. Aunque el reencuentro parece comenzar con buen pie, Katie acaba sintiendo la necesidad de huir de toda esa gente que hizo que en sus años en el instituto se sintiera profundamente miserable.

Tenía buenas expectativas con este libro a pesar del fiasco del anterior, Persiguiendo a Stanley. La primera novela de esta serie, Contacto, me pareció una muy buena novela, por lo que he picado con el resto. Creo que poco a poco va bajando de nivel.

La de los perros, Persiguiendo a Stanley, era tan sumamente mala, que Penalty no podía sino mejorar mi opinión de la autora. Y sí, la ha mejorado, pero la novela no llega.

Joe es un joven jugador de los Blades que ha tenido que abandonar su carrera, con gran dolor de su corazón, por culpa de una lesión cerebral. La salida fácil, de la que no está nada convencido, es montar un bar en el pueblo en el que se crió y entrenar a los niños del equipo de hockey. No se despega de su pasado y vive para lo que fue.

Katie es socióloga y también vuelve al pueblo para ocuparse de su sobrino mientras escribe un libro sobre el comportamiento de los hombres en el deporte. Katie era gorda de niña y no se le quita el complejo a pesar de haberse convertido en una tía buenísima gracias al ejercicio y al sacrificio. Me tienen un poco harta estas gorditas que se transforman en tías buenas. Bueno, más bien me tiene harta el tema. ¿Qué sociedad es esa en que importa tanto el físico y tan poco los sentimientos? ¡Si hasta tienen una organización del tipo de alcohólicos anónimos pero en plan gordos anónimos! “–Hola, me llamo Katie y me pierden los donuts.” Y van y se pesan.

En resumidas cuentas, dos protagonistas que no resuelven sus traumas y que se los echan en cara continuamente, eso sí, caen uno en brazos del otro en cuando tienen ocasión, no lo pueden remediar. También hay una mala que le recuerda continuamente a Katie lo que fue y que va a por Joe con todo descaro, la típica mala de instituto americano, esa sí que tiene un problema de verdad y no la gordura de nuestra chica. Y protagonistas secundarios con problemas de verdad: la hermana alcohólica de Katie, su sobrino, el motero, el transexual que también quiere adelgazar, la madre de la chica…

No es una mala novela, de verdad que no, es entretenida sin más aunque tenga un final sacado de la manga y nada se resuelva.


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