Diez años atrás, la hija de seis años de Sarah Mason, Lexie, desapareció durante un paseo por un parque de Beaufort, Carolina del Sur. A pesar de la búsqueda exhaustiva la pequeña nunca fue encontrada, y Sarah finalmente acabó por juntar las piezas de su destrozada vida y siguió adelante lo mejor que pudo. Una calurosa noche de julio, al llegar a casa procedente del trabajo, suena el teléfono. Al levantar el auricular oye una voz de niña que, aterrorizada, susurra: "Ayúdame, mamá, ven y llévame contigo." La comunicación se corta, pero no antes de que Sarah, espantada, haya reconocido la voz de Lexie. Habían pasado diez años desde su desaparición, pero sonaba exactamente igual que entonces.
Desesperada, Sarah comprueba que ni la policía, ni el FBI, ni su familia, ni sus amigos pueden ayudarla. Recurre entonces a Jake Hogan, un detective que en su día fue asignado al caso Lexie. Jake se muestra escéptico, pero la atracción que siente hacia Sarah lo impulsa a ayudarla...
Lo he terminado un poco angustiada, pero es que, la verdad, a mí cuando me tocan a los niños me pongo mala.
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La historia tiene un comienzo trepidante y emocionante pero después ha empezado a resultar lenta y cansina. El libro, en general, se me ha hecho un poco pesado hasta más de la mitad de la novela con tantas explicaciones y vueltas y más vueltas para contarlo todo. Tantas descripciones de cómo estaban las cosas, los sitios, lo que pasó, etc, etc, me ha sobrado, creo que se enrolla de más y a veces resulta repetitiva.
En cuanto a la relación de ellos, de ella, principalmente, me parece absolutamente increíble. Con independencia de que la situación por la que lleva atravesando durante tantos años la tenga atontada (yo no sé si podría seguir viviendo si me pasara algo igual), no me cuadra que se meta en la cama con él (por consuelo y sin que haya nada más) y, una mujer hecha y derecha, no se dé cuenta de que acariciarle el pecho y subir y bajar la pierna le esté poniendo al pobre malo. No es razonable que hagas nada parecido con un amigo (ella en ningún momento da muestras de que sienta nada más que amistad por él); que te abrace sí, que duerma contigo también, pero lo otro sobra y no tiene sentido. Ese trozo me ha parecido metido con calzador. Lógicamente, a partir de ahí empieza a derivar la relación de amistad de ellos en otra cosa, pero me ha parecido tan absurda la escena que a pesar de que él es un amor, no ha terminado de convencerme la pareja.
Hacia la mitad de la novela la cosa empieza a ponerse interesante en cuanto a la trama se refiere, y aunque el desenlace final es totalmente increíble y rebuscado, no me ha molestado porque es un libro y me gustan los finales felices, además, con lo mal que lo he pasado con las pobres niñas, mejor que haya acabado así de bien.
Los secundarios (aquí incluyo al perro) están bien trazados aunque desde mi punto de vista no es que aporten mucho a la novela, son mero relleno.
Lo mejor de la novela es el protagonista masculino, y es lo mejor por todo porque su personaje está muy bien definido, porque es coherente con el papel y la personalidad que tiene desde el inicio, porque reacciona acorde a como la autora ha pintado su forma de ser, y también, claro, porque es un encanto.
Lo peor: que el libro trata un tema muy duro y se queda en la superficie. Al principio parece que va a ahondar y te vas a encontrar con otra cosa y al final resulta que no es más que el escenario para crear una novela.
En general el libro no está mal aunque tiene demasiados "peros". Creo que esta autora tiene novelas muchísimo mejores y esta no pasa, para mí, del regularcillo.
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