Nicole no puede olvidar el daño que le causó Lord Richard un año atrás, cuando fingió estar interesado en ella, la cortejó y consiguió que se creyese su maliciosa actuación.
A pesar de no estar enamorada de Richard –o al menos eso cree– no puede olvidar que fue víctima de su engaño, y que el único hombre que le había parecido honorable, caballeroso, divertido y por el que había sentido un tremendo deseo, había resultado ser un farsante. No, de ninguna manera está dispuesta a perdonarlo.
Pero las circunstancias harán que Nicole y Richard no tengan más remedio que encontrarse con frecuencia. ¿Soportará Nicole ver que Richard corteja a otras damas en su presencia? ¿Resistirá el orgulloso vizconde ver a Nicole en brazos de otro hombre?
La pareja de protagonistas se verá envuelta en una lucha constante de voluntades, malentendidos, celos, desconfianza y situaciones divertidas, que harán las delicias de las lectoras.
Desde mi punto de vista esta historia cuenta con todas las papeletas para ser una novela muy bien acogida entre las lectoras del género.
Desde que comienza ya engancha la trama y no decae a lo largo de todo el libro, dando un enorme subidón justo al final, ¡como tiene que ser!
El protagonista masculino tiene todas las características que una lectora del género busca en un héroe de este tipo de novelas. Es la pareja ideal para una protagonista que es la reina indiscutible de esta historia. Ella, por las circunstancias que se dan desde el principio, es la que “tira de los hilos” para que se fragüe una relación de amor-odio cuyos cimientos se sustentan a base de malentendidos, celos, deber, desconfianza y, finalmente, amor.
A destacar los diálogos ingeniosos y ágiles que mantiene la pareja a lo largo de todo el libro, así como la lucha de voluntades, el orgullo de Richard y la dignidad de Nicole.
Tratándose de una novela de Regencia donde la mayoría de las autoras nos tienen acostumbradas a trabajar en exclusiva el ambiente de los salones y la opulencia de fiestas y bailes, la autora de esta novela no se queda sólo en eso y va más allá aportando algunos datos sobre lugares, edificios, costumbres… que enriquecen la novela y además no abruman ni enlentecen la lectura.
Últimamente, la novela romántica está plagada de escenas de sexo sin venir a cuento, algo que a muchas lectoras del género nos molesta especialmente. En el caso de Cuando el corazón perdona, éstas acontecen cuando toca, ni antes ni después, lo que confiere a la historia la expectativa de cuándo va a suceder. Esto, en mi opinión, es otro punto a favor de la novela.
Si bien estamos hablando de una novela que podríamos definir como “ligera”, es una historia tan entretenida, tan bien contada y tan amena, que una vez comienzas su lectura quieres leerla del tirón.
Y justamente eso es lo que haces, y disfrutas con cada una de sus páginas y así, vas llegando a un final que la autora ha tratado con mimo, poniendo con él un broche de oro para una novela que acabas con una sonrisa y un nudito en la garganta de emoción.
¡Qué bonita!
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