Los Creed,
descendientes de la legendaria familia de los McKettrick, eran famosos en
Stillwater Springs (Montana) por ser de armas tomar.
Dylan Creed tenía
tanto talento en la doma de toros y de mujeres que lo llamaban El Chico Malo de
los Rodeos. Le gustaba vivir a fondo, pero no le quedó más opción que volver al
rancho familiar de Stillwater Springs cuando la madre de su hija abandonó a la
pequeña. El campeón de los rodeos tendría que convertirse en un padre campeón.
Y deprisa.
Kristy Madison, la
bibliotecaria de Stillwater Springs, se quedó inusitadamente muda cuando Dylan
Creed se presentó con su hija en una de las lecturas de cuentos que organizaba.
El hombre que había dejado un rastro de corazones rotos, incluido el suyo,
había regresado.
Pero esa vez, Kristy
estaba decidida a domarlo
El regreso del rebelde es una novela de segundas
oportunidades, sencilla, de rápida y fácil lectura, que te hace pasar un rato
entretenido y te deja esa sensación de “pero qué bonito es el amor”.
El chico malo regresa como padre, sin ninguna experiencia,
con lo que del rebelde queda solo la fachada. Ahora se nos descubre como un
chico sexy, pero de buen corazón, que asume sus errores y tiene ganas de
encauzar su vida. En cuanto a Kristy, siempre amó a Dylan, pero con su pasado
no está por la labor de volver a confiar en él. Sabe que ella también cometió
sus errores, es consciente de que aún lo ama, pero el orgullo y la inseguridad
que siente no ayudan en nada a la relación. Así que le tocará a Dylan encontrar
la forma de volverla a conquistar.
La autora, sin demasiadas complicaciones, ha sabido
introducir una pequeña intriga que ayuda a mantener el interés de la lectora y
da pie a que los protagonistas encuentren la forma de permitirse estar de nuevo
juntos.
Me gustó el primero de la serie y este también. La autora ya
deja en esta novela el camino abierto para el reencuentro de la próxima pareja
y estoy deseando leer su historia.
El regreso del rebelde no es para entrar en éxtasis, pero a
mí me mereció la pena su lectura.
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