Alejandro Cruz, tras sufrir un grave accidente de tráfico, debe ingresar durante un mes en una clínica de desintoxicación. Lola, su manager, llegó a un acuerdo con el fiscal, era un mes en la clínica con informes semanales del médico a cargo y comprobando que no se drogaba o la cárcel. En la clínica además iniciará la rehabilitación de su mano izquierda que quedó destrozada en el accidente. La mayor pasión de Alejandro era tocar, pero con el tiempo; la fama, el alcohol y las drogas, su nueva personalidad, Jandro, solo necesita de su nombre para tenerlo todo. Ahora, solo y enfrentándose día a día a la rehabilitación, Alejandro luchará contra ese deseo de volver a tocar y un miedo atroz a no poder volver a hacerlo.
Miranda es la nutricionista del centro. Su pasado no es tan impoluto como Alejandro cree. Gracias a sus hermanos gemelos y a su abuela ha superado una de las etapas más difíciles de su vida. Tras la marcha de sus padres ella se hizo cargo de David y Diana y tiene una vida relativamente aburrida hasta que Alejandro entra en su vida, o más bien, en su consulta.
Miranda es el médico que debe firmar los informes semanales de Alejandro. Su primer encuentro no es que empiece con buen pie, casi no se soportan y que a una super estrella del rock le den para cenar espinacas con acelgas es la gota que colma el vaso, aunque la situación no tiene desperdicio. Hasta que una noche, en el gimnasio de la clínica empiecen a conocerse de verdad. Me ha gustado cómo Anna ha escrito la relación entre Alejandro y Miranda, vemos cómo se van conociendo, confiando y poniéndose en la piel del otro. Aunque Alejandro aún tenga varios obstáculos que superar.
Para mí el personaje más complejo es Alejandro, hay momentos en que de verdad se le ve luchar contra todo lo que odiaba de su pasado, pero también sucumbe y debe volver a levantarse, y debe hacerlo por sí mismo, no por Miranda ni por nadie más, si no porque él quiere hacerlo. Hay alguna situación que no voy a contar pero que ha conseguido cabrearme y ha estado a punto de decepcionarme como personaje pero al final se ha convertido en un verdadero protagonista de novela romántica, y lo digo así para no desvelar nada del final de la novela porque merece mucho la pena su lectura.
Miranda, por el contrario es una persona más fácil de entender, siempre va de frente y dice lo que piensa, no ve a Alejandro como el famoso guitarrista del grupo que ella adora, lo ve, primero como un paciente más y luego como un amigo. Quizá Miranda me ha llamado menos la atención porque, aparte de la no relación con Johnny, me ha parecido un personaje casi perfecto, ya, sé que tiene un pasado duro, pero su presente es inmaculado, aunque sabe poner en su sitio a Alejandro más de una vez y cantarle las cuarenta.
Como pega diré que me hubiera gustado saber algo más de ese pasado de Alejandro y Miguel, de esa infancia difícil que tuvieron y de la que no sabemos nada, supongo que la autora lo desvelará en la historia de Miguel ya que él es el hermano mayor. También nos muestra unas pequeñas pinceladas del resto de miembros de la banda y de Lola, la manager del grupo. Qué ganas de leer la historia de algún otro miembro de la banda.
Me ha sorprendido mucho esta novela, creo que Anna está evolucionando como escritora y cada vez me gusta más. Que fuera alternando la narración en primera persona cuando se refería a Miranda y la tercera cuando le tocaba el turno a Alejandro me ha parecido un acierto. Ahora solo toca esperar hasta la próxima novela de los Malditos bastardos.
Mi valoración es: Muy Buena
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