sábado, 22 de febrero de 2014

La casa de la playa, de Nora Roberts

Eli Landon lleva un año viviendo bajo el estigma de haber sido, posiblemente, la persona que asesinó a su esposa. No ha sido condenado por falta de pruebas, no obstante, la duda sobre su inocendia pende sobre él. Ha perdido todo lo que un día fue su vida: su fulgurante carrera como abogado criminalista, un buen número de amigos y conocidos y también su buena reputación. Apenas le queda humor ni alegría y su estado de ánimo está minando poco a poco su salud.

Su adorada abuela posee una mansión antiquísima, Bluff House, en Whiskey Beach. Recientemente ha tenido un accidente y ha tenido que abandonar su casa para recuperarse en casa de los padres de Eli. Ella le pide que deje Boston y se vaya a cuidar de su hogar para que no esté cerrado, y él acepta. Su abuela tiene una asistenta, Abra, a quien ha encargado que además de limpiar la casa, se ocupe de que su nieto coma y recupere las ganas de vivir.

Eli, a quien siempre le ha gustado escribir, ha decidido escribir un libro e iniciar carrera como escritor, y en la casa de su abuela, un lugar con mucha historia y donde siempre fue my feliz, ha decidido dar un giro a su vida y tratar de encauzar su derrotada vida.

Abra, por su parte, es una mujer con un duro pasado, sin embargo, derrocha alegría, buenas vibraciones y energía. Limpia casas, enseña yoga, diseña joyas, da masajes y hace montones de cosas más.

Abra y Eli son como la noche y el día pero, poco a poco, entre ellos va surgiendo una muy buena relación. Aunque su incipiente felicidad juntos se ve erosionada por la aparición de un detective privado y el cúmulo de consecuencias que se suceden a partir de ahí.

Esta novela tiene casi todas las características que yo adoro en un libro: una historia de amor, misterio, intriga, una vieja mansión con siglos de antigüedad y ¡hasta un tesoro escondido!

Tiene también todas los ingredientes que Nora Roberts pone en sus novelas y que a mí tanto me gustan: familia, perros, comida, hogares cálidos y acogedores, amigos entrañables, camaradería, una relación de pareja en igualdad...

Mientras que Eli y Abra se va conociendo y relacionando, a la par que se fragua la historia de los dos, progresa una trama de intriga, misterio y asesinato, una trama de pasado y de presente, de leyenda y realidad.

Nora Roberts sabe enganchar al lector desde el inicio de la novela. La historia surge sin esfuerzo y su manera de describir lleva al lector a ver los escenarios que pinta. Quienes somos fans de la autora y conocemos toda su obra, estamos ya familiarizados con su forma de hacernos ver los lugares donde se desarrolla la novela. Quizá esta sea una de las pegas que se le pueda poner a este libro: es posible que ya nos suene un pueblo parecido de otra historia, o que hayamos ya estado en una playa similar o que ya nos haya contado una leyenda parecida en otro libro o... Y puesta a poner pegas, también me quejo de que el final, con todo lo largo que es el libro, resulta un poco corto y la pareja (y el lector) se merece un par de páginas más. Pero pegas y quejas aparte, haga lo que haga, a mí esta autora nunca me decepciona. Siempre me da una muy buena prosa, una lectura amena, entretenida y fácil que me ayuda a evadirme y a pasarlo estupendamente. La verdad es que el libro me ha gustado mucho.

 

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