viernes, 28 de agosto de 2020

Sospecha, de Tami Hoag

Andy Fallón, un joven policía, ha aparecido desnudo y ahorcado. Según todos los indicios, se ha suicidado o ha sido víctima de un juego erótico, pero el detective Sam Kovac no termina de verlo claro. Se propone esclarecer los hechos, en parte, como un servicio al padre del joven muerto, un antiguo policía que tuvo que retirarse tras quedar inválido a consecuencia de un disparo, pero también porque sabe que hay personas que podían tener interés en la desaparición de Andy.

Y es que el joven era de Asuntos Internos y además homosexual, dos circunstancias que pueden producir antipatías en determinadas personas, más aún si tienen algo que ocultar. Para Kovac se trata de un terreno muy resbaladizo, en el que sin duda se va a encontrar con la hostilidad de muchos. Pero él es tozudo, cuenta con la ayuda de Nikki Liska, una entusiasta policía divorciada, y ama la verdad. Una verdad que emergerá en toda su sordidez y brutalidad...

Hasta ahora no había leído nada de esta escritora, pero el argumento me llamó bastante porque las intrigas policíacas me apasionan.

Supongo que esta novela se podría englobar mejor en las de misterio romántico, o románticas policíacas, más que en la romántica pura y llana.

Minneapolis. Una muerte en extrañas circunstancias, un policía que duda de que haya sido un suicidio y una policía entusiasta y divorciada. Peso más que suficiente para una buena historia.

El tema que trata la autora en esta novela es, sin lugar a dudas, un poco complicado. Hablar de homosexuales y no verlos como seres raros o “enfermos” es bastante complicado. No todo el mundo sabe poner en el papel la personalidad de las personas con este tipo de orientación sexual. Sin embargo, esta escritora lo hace muy bien, sin caer en los tópicos.

Nikki es una policía atrevida, capaz de cualquier cosa por esclarecer un caso. Y divorciada, con lo que no está sujeta a horarios ni a exigencias fuera de su trabajo. Un personaje estupendo para este tipo de situaciones porque se puede dedicar a investigar en cuerpo y alma. Es detective de homicidios y lo hace bien. Me gustan estos papeles en las mujeres porque demuestran que pueden ser tan buenas o más que los hombres, a los que siempre se les imponen las profesiones más peligrosas.

Sam también es especialista en homicidios. Y cuando Andy aparece muerto y desnudo y las especulaciones pasan por un suicidio o, tal vez, por la muerte accidental por algún tipo de juego sexual, no se queda conforme. Él no está de acuerdo porque conocía a Andy y a su padre, policía también e imposibilitado por culpa del servicio. Por tanto, ya tenemos a los dos elementos principales para esclarecer los hechos.

La autora nos explica muy bien el modo en que todos parecen desear que se cierre un caso que les resulta incómodo y hasta grotesco. Aparentemente ha sido un suicidio, pero paso a paso veremos que no es tan simple y que muchas personas (sobre todo las afectadas por las pesquisas de delitos internos de la policía), tienen motivos más que sobrados para desear la desaparición de Andy.

Los personajes de esta novela se enfrentan no sólo a la oposición a sus investigaciones, sino a sus propios miedos personales. Su desarrollo durante la acción es un poco complicado pero consigue atraparte. Son honrados, persistentes, capaces, intuitivos y, sobre todo, atrevidos. Tanto el uno como el otro, es el común entre ambos protagonistas.

El modo en que está planteado el argumento hace pensar que no vamos a encontrar romance entre Sam y Nikki. Da más la impresión de que cada uno prefiere investigar por su lado.

Para las lectoras a las que las intrigas policíacas no les entusiasmen demasiado, decir que es una narrativa veraz y hasta dura. Perolas que amen este género se lo van a pasar estupendamente porque investigarán al mismo tiempo que los protagonistas y buscarán las pistas que la autora nos va poniendo en el camino.

¿Que la escritora hubiera podido plantear la historia de otro modo? Pues sí. ¿Que podría haber existido más comunicación entre los protagonistas? Pues también. Todo es mejorable y cada lectora prefiere un tipo de dirección cuando está con una novela. Por mi parte, me ha parecido muy bueno el planteamiento, la investigación y el resultado.

Lo que más puntuaría, sin pensarlo, es la personalidad de los dos policías, una muestra clara de que aún existen personas honradas deseosas de que la verdad salga a la palestra.

Teresa


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