Un romance precioso con muchos elementos que me encantan: mitología, paisajes idílicos, trama sobrenatural.❤️
La historia nos sitúa en Irlanda, y Nieves tiene esa capacidad de hacernos casi respirar el aire del lugar con su manera de describir. He vuelto a viajar por esas carreteras con campos alfombrados de verde y he recorrido el camino que serpentea por los acantilados de Moher; he visto los pueblos, los castillos, el cementerio, y me he sentido dentro de ese monasterio donde todo ocurre.
La trama nos pone en relación con la historia precedente: la de Dargo y Cristina (Lo que dure la eternidad), a los que me ha encantado ver de nuevo. Si Dargo murió en el siglo XVI, no fue porque Derry, su mejor guerrero y amigo, no hiciese lo posible por salvarlo con sus poderes druidas, lo que le acarreó una maldición. Ya en el siglo XXI, su único deseo es poder deshacerla para llevar una vida normal, para poder amar sin miedo a perder al ser amado.
La novela (que me habría gustado que tuviera muchas más páginas🥹) se centra en esa ruptura de la maldición, pero, sobre todo, en el romance entre Alba y Derry.
Alba, española y amiga de Cristina, es decoradora de interiores, un alma libre y despreocupada, con ganas de vivir la vida. Ama su trabajo y a sus amigos. Cuando está visitando a Cristina y Dargo en Irlanda, aparece Derry, un irlandés atractivo pero que desprende un aura de misterio y peligro. Algo que no impide que sienta fascinación por él. Por eso, cuando Derry le pide que le ayude a convertir su mansión, un antiguo monasterio, en un hogar, acepta de inmediato.
Alba me ha gustado, porque no es una joven alocada e irresponsable. La forma en la que ha decidido vivir la vida responde a esas heridas del pasado que, quizá, no ha sabido gestionar bien. Tampoco se lanza a lo loco sobre Derry, es cautelosa, a pesar de que le atrae, y prefiere ir conociéndolo poco a poco, hasta que el deseo vence a la precaución. También me ha gustado que, a pesar de no ser una persona cerrada, el miedo se apodera de ella cuando conoce la realidad, reaccionando como lo haría una persona normal ante un hecho sobrenatural.
Derry es un hombre atormentado y puede ser dual, comportándose a veces con frialdad y desapego, y otras con ternura y afecto. Una dualidad que refleja muy bien su pertenencia a dos mundos: el de los vivos y el de los muertos. Desde luego, no entra en sus planes enamorarse, pero cuando lo hace, el miedo a perder a Alba empequeñece su deseo de acabar con la maldición.
La relación entre ellos va poco a poco creciendo, y la conocemos a través de los pensamientos de ambos, en los que se plasma el deseo que experimentan y lo que el otro les hace sentir. Sus encuentros son explosivos y a veces dulces. Hay mucha química entre ellos y encajan a la perfección. Juntos tendrán que vencer la maldición, confiando en el amor que sienten el uno por el otro, y luchar contra los obstáculos que encontrarán en el camino, porque la codicia y la traición siempre están al acecho.
Nada puedo añadir sobre el estilo de Nieves, porque es impecable y me encanta cómo escribe, esa facilidad que tiene para hacer que la historia te absorba y se te pase le tiempo sin darte cuenta. Una novela muy recomendable.
Marta Luján
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