Me encanta la manera en que esta autora te sitúa en el lugar en el que transcurre la historia sin apenas describirte nada. No es fácil hacer eso, pero ella lo consigue siempre con un par de frases.
De nuevo ha conseguido atraparme en las páginas de su novela. Es una historia preciosa que transcurre con calma, como es habitual de ella. Sin prisas, dejando correr el tiempo, descubriendo poco a poco los sentimientos de los dos protagonistas. Sobre todo, los de Warren que, debido a su anterior matrimonio, no quiere una mujer joven e inexperta como esposa y madre de su bebé. Cathy los tiene claros mucho antes que él, aunque no quiere hacerse ilusiones porque ha dejado sentado que no es la mujer adecuada para él. ¡¡Pobre iluso!!
El tiempo que transcurre hasta que llegue el tren a Dodge City es para Cathy, a la vez, una delicia y un calvario, porque no solo se enamora del padre, sino de la pequeña y de los vecinos del ranchero.
Me ha gustado el carácter de Cathy, dulce pero con tesón, sabiendo hacer frente cuando la ocasión lo requiere. Y el de Warren, aunque dan ganas de sacudirlo para que reaccione; aunque se está enamorando de la chica insiste en decirse que no es la adecuada. Ni qué decir de su amigo, la mujer de este y su joven hijo, tres personajes divertidos y geniales. Y me he enamorado de la pequeña, que alegra a todos con sus gorgoritos.
¡Qué tiernas y bonitas son las novelas de Ana F Malory! No debéis perdéroslas. Ninguna.
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