Cada vez que Ronald Kinnon levante su espada en el campo de batalla, se adiestre con sus hombres o haga el amor con una mujer, no podrá ocultar la marca de la vergüenza. La responsable es Edora, la joven señora del clan McKenzie, decidida a convertirse en líder de su clan tras la muerte de su padre. Edora ha grabado sus iniciales en el pecho del Highlander luego de derrotarlo tras un enfrentamiento. Quizás no debería haber humillado de aquel modo a uno de los hombres más poderosos y orgullosos de Escocia... Ahora, la venganza no se hará esperar. El rey también lo sabe, por lo que toma una decisión que enfurecerá a ambos jóvenes pero salvará a sus clanes de la destrucción.
Partiendo de dos protagonista fuertes pertenecientes a dos clanes distintos y con un matrimonio entre ambos ordenado por el rey, la autora de esta historia desarrolla una novela intensa, adictiva y deliciosa cuya esencia es "una novela romántica de las de toda la vida".
No hay nada más maravilloso en un libro que sentirte atrapada desde que lees el primer párrafo, y esta novela, desde que inicias su lectura, te hace sentir así. Lo mejor de todo es que no puedes soltarla hasta el final porque tanto la trama como los personajes principales y los secundarios, te agarran de tal manera que sólo quieres saber lo que va a acontecer después.
La autora no "innova" para salirse de tópicos y desvirtuar (como desgraciadamente se lleva tanto ahora) lo que siempre ha sido una novela de este género. Por tanto, no es una historia novedosa, ni sus protagonistas destacan por su originalidad, pero la creadora de este libro sabe muy bien lo que es una novela romántica y con esas pautas ha creado una preciosa historia de amor ambientada en una guerra entre clanes, con un matrimonio forzado entre dos seres que se odian y en la que nos deleita con aventuras, pasión, celos y un dulce y tierno final.
Los dos protagonistas son personajes de carácter fuerte, fieles y leales a sus gentes. Ambos orgullosos y acostumbrados a mandar, sus voluntades están en continua batalla. Sin embargo, la atracción mutua es poderosa y aun cuando creen que eso es lo único que les une, tienen demasiadas cosas en común como para que no acaben admirándose y valorándose mutuamente.
Guerras dialécticas, robos de ganado, incendios de granjas, proscritos que viven en el bosque, un malo malísimo, mazmorras, luchas con espadas, malentendidos... La tensión está servida a lo largo de toda la novela.
Y por si todo esto no fuera suficiente, cuenta con unos estupendos personajes secundarios, un par de ellos, espero y deseo, protagonistas de entregas posteriores que, todo sea dicho de paso, te deja con unas ganas inmensas de leer sus historias.
La marca del guerrero creo que es un libro que puede hacer las delicias de todas aquellas que aman y añoran las novelas románticas de siempre.
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