¿En quién podemos confiar cuando todo parece derrumbarse a nuestro alrededor? ¿Es posible volver a amar cuando tu primer gran amor te traiciona de manera inesperada?
Corre el año 1754 y Brice Kinross, hundido tras la traición de su hermano y de su prometida, necesita empezar de nuevo y olvidar. Por eso, cuando le proponen dejar Suecia e instalarse en las Tierras Altas escocesas para ocuparse de la hacienda familiar, acepta sin dudarlo. Pero los problemas le esperan en la propiedad de sus antepasados: Seton, el hombre bajo cuya responsabilidad su padre dejó Rosyth ocho años antes, se ha dedicado todo ese tiempo a expoliar la finca. Brice solo encuentra en Rosyth una aliada, Marsaili Buchanan, y junto a ella tratará de desenmascarar a Seton. Sin embargo, ¿puede Brice confiar en una mujer cuando hace tan poco ha sido engañado por aquella a quien amaba? Marsaili es una joven independiente que trabaja con ahínco para procurarse una vida mejor y no depender de ningún hombre, empezando por el el capataz de la finca, Seton, que la acosa y que esconde oscuros secretos. Sin embargo, Marsaili se siente irresistiblemente atraída por el nuevo líder del clan, Brice, a pesar de que él ha dejado claro que no quiere atarse a nadie. La venganza de Seton al sentirse rechazado en beneficio de Brice pondrá en peligro la vida de todos ellos de una forma brutal.
Antes de comentar la novela, quiero destacar y agradecer a la editorial la cuidada presentación del libro, porque me ha gustado mucho. Aunque me gustaría señalar que durante su lectura he encontrado algún que otro error (alguna palabra repetida o que sobra), pero muchos menos de los que encontramos de modo habitual últimamente.
Brice acaba de regresar de su viaje a China donde ha ido a incrementar su fortuna para, a su vuelta y con los objetivos logrados, proponer matrimonio a su novia. Sin embargo, se encuentra con que ésta se ha casado con su hermano. Hundido en la desesperación por la traición de ambos, lleva una semana ahogando sus penas en alcohol. Harto de esta situación, su padre decide que ya es hora de tomar cartas en el asunto. Por tanto, le propone que se haga cargo de su herencia en las Tierras Altas de Escocia.
Brice, sin otro aliciente u objetivo a la vista, con el deseo de poner tierra de por medio y con los recuerdos de la infancia feliz que pasó allí, acepta. Al fin y al cabo, puede ser toda una aventura, sobre todo cuando, además, tiene por delante averiguar qué está pasando allí, pues su padre sospecha que el administrador que nombró, puede estar quedándose con las rentas y haciéndoselo pasar muy mal a las gentes que allí viven.
Marsali es el ama de llaves de Rosyth. Es muy joven para el cargo, pero Ailsa, la tía de Brice, accedió a darle ese puesto cuando ella pidió trabajar para ganarse el sustento. Es hija ilegítima del difunto marido de Ailsa, y siempre ha sido tratada muy bien por esta y por sus hermanastras.
Seton, es el administrador nombrado por el padre de Brice desde que este tuvo que salir corriendo a Suecia, la tierra de su esposa, por ser acusado de jacobita. Ha ido apropiándose del dinero que generaba la propiedad y dejando que esta se fuera cayendo a pedazos, aprovechando que ni Ailsa ni nadie puede pararle los pies ni controlar lo que hace. Su objetivo es recuperar sus propias tierras, arrasadas por los ingleses hace años. Su intención, cuando consiga sus tierras, es que Marsali sea suya y, por supuesto, doblegar su carácter rebelde e independiente.
Pero cuando Brice se presenta en Rosyth, ve cómo todos sus planes empiezan a irse al garete.
Estos son los personajes principales de esta novela.
Los protagonistas son los que se espera de ellos: Brice apuesto, carismático, cariñoso, simpático... En seguida se da cuenta de que lo que sentía por su antigua novia no era más que una obsesión y que Marsali es todo lo que la otra no era. Marsali por su parte, es una protagonista con fuerza, coraje y personalidad. Trabaja como la que más, es buena, honrada y, además, es una mujer bandera a quien todos los hombres desean. No tiene intención de entregar su corazón a nadie.
Seton es el villano de la historia, y es malo hasta decir basta.
La tía, la cocinera, las hermanastras, el perro de Marsali, el hijo de Seton, un niño encantador que es el sobrino de la cocinera, otro malo (este por parte de los ingleses) y algunos otros secundarios más, son el resto del plantel de actores que tienen un papel relevante en la trama y que contribuyen a confeccionar la historia completa.
Una historia muy sencilla y previsible que aunque cuenta con muchas emociones y aventuras, estas son flojitas y nada sorprendentes, para mi gusto son bastante descafeinadas. Sin embargo, la novela resulta aceptable, se lee deprisa y es amena.
La documentación que ha aportado la escritora es interesante y además lo hace de tal modo que no carga ni agobia: es la suficiente para situarte y enseñarte algo sin resultar una lección sesuda. La forma de narrar de la autora es muy buena, no se hace en absoluto pesada y en conjunto puedo decir que es una novela agradable. Si bien no sorprende, no levanta emociones ni tampoco será una novela para el recuerdo, pues como ya he comentado, todo lo que sucede lo ves venir. Pero es una novela romántica a la antigua usanza, y eso es algo que agradezco enormemente en estos tiempos donde lo que se lleva son las lecturas subidas de tono.
Resumiendo: Una novela sencilla para pasar una tarde entretenida y poco más.
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