Tanto escuchar hablar de lo bueno que era este libro, no me quedó otra opción que leerlo para verlo por mí misma.
No tengo remedio, soy la lectora de romántica más rara del planeta. Y es que a mí no me ha parecido que este libro sea tan fantástico y maravilloso como se dice. Es más, si no llega a ser por las ciento y pico últimas páginas, ahora mismo estaría despotricando sobre él como si estuviera poseída.
Ese último cuarto de libro ha conseguido salvarme una novela que confieso haber acabado por pura cabezonería, por poder opinar sobre el libro y por ver si era capaz de adivinar qué tiene esta historia para levantar tantas pasiones.
Pero dado que voy a ser la voz que va a contracorriente, voy a ir por partes para que quede clara y se entienda mi opinión. Y que nadie se me enfade, por favor.
Llevaba casi 100 páginas y era incapaz de engancharme a la novela. A esas alturas del libro, tuve la tentación de dejarlo un buen montón de veces y de verdad que he hecho verdaderos esfuerzos para seguir. Lo cierto es que por la ligereza de la forma en la que está narrado (me parece el diario de una veinteañera y no la narración de un libro), por el nulo avance de la historia, por la personalidad de la protagonista y sobre todo y por encima de todo, por el prepotente y mandón protagonista, malditas las ganas que tenía de seguir leyendo.
Cuando al iniciar la lectura te encuentras con la tragedia personal de Joss, imaginas que de inmediato sintonizarás con ella, pero a mí me ha resultado imposible debido a las incoherencias de su carácter. Lo siento pero creo que está muy lejos de estar bien desarrollada su personalidad. Al menos a mí no me ha convencido para nada. ¿Qué hace alguien que quiere estar sola con sus historias, que no se quiere encariñar con nadie, buscando un piso para compartir? Si es que a mí estas incongruencias me enferman, y es que, en esta chica, no cuadra nada de lo que dice con lo que hace y viceversa.
Y luego está esa faceta suya en cuanto a su relación con Braden: ese quiero y no puedo, ese sí pero no, ese no me des órdenes pero pierdo el culo si dices que vaya... y esas bragas empapadas que han superado todas las veces que estaba dispuesta a leer eso en mi vida. ¿Cuántas veces se dice esto en el libro? ¿Cincuenta? ¿Cien? ¿Doscientas? ¿De verdad es necesario leer esto taaaaantas veces? ¿Para qué?
Y el prota. Un tipo imponente, rico, encantador con su hermanita, mandón y posesivo, ordeno y mando, capaz de procurar los orgasmos más fantásticos y con ese "nena" en la boca que me ha puesto del estómago a lo largo de todo el libro. El muchacho ha decidido que quiere a Joss y tenaz que es, la consigue, vaya si la consigue. Poco importa que ella tenga un trauma, que no esté por la labor, o que, ya puestos, le diga claramente que no, no y no. Él ha dicho que sí y punto pelota. Y si para convencerla le tiene que decir que solo van a ser follamigos, pues se lo dice y así comienza la relación.
Yo es que lo siento, pero no puedo con las novelas que tienen como hilo conductor el sexo. O al menos no puedo con páginas y páginas de cama en las que no veo por ningún otro medio que se consolide una historia. Sí, ya sé que esto no es más que ficción, pero esta novela tiene demasiados pegas como para que consiga enamorarme.
Creo que es una novela actual más, con más morbo que muchas y con un cuarto de libro final en el que está toda la sustancia de la historia. Fue cuando llegué a ese punto, cuando empezaron a pasar cosas además del folleteo, cuando la novela me enganchó y la leí entretenida hasta el final sin cerrar ni una sola vez el libro.
Y ya no me voy a meter con la pésima traducción y/o corrección de estilo (que es para cortarse las venas) porque entonces me vuelvo a cabrear y se me olvida lo entretenida que he estado con el final de la novela.
Resumiendo, que entiendo que haya gustado tanto y a tanta gente este libro porque está muy en la línea de las trilogías que se han puesto de moda, con ese tipo de protagonistas (que yo odio) que parece que gustan tanto, y pasados o incidentes traumáticos de alguno de los miembros de la pareja con los que hay que bregar y que se solucionan con una maratón de sexo que acaba en un amor profundo y con las taras psicológicas resueltas.
Pero a mí no me gustan estas historias. Y mucho menos con según qué tipo de lenguaje.
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