Johanna trabaja en un bar y siempre se ha ocupado de su
familia, sobre todo de Cole, su hermano pequeño. Con un padre ausente y una
madre incapaz de cuidarles, ha estado tomando decisiones basándose en lo mejor
para Cole. Incluso elige los hombres con que sale en función de lo que pueden
aportarles a su hermano y a ella. Enamorarse es un lujo que no se puede
permitir. Pero con el nuevo barman, Cameron MacCabe, la atracción es innegable.
Cada vez que mira a su compañero de trabajo se le hace un nudo en el estómago.
Y, por una vez, siente la tentación de poner sus necesidades por delante. Cam
está igualmente interesado en conocerla mejor, pero la dura coraza de Johanna
le impide intentarlo siquiera... hasta que Cam se muda al piso de abajo del de
ella y los secretos empiezan a salir a la luz.
Opinión:
Sin duda alguna Samantha Young constituye para mí la autora
revelación de este año. Calle Dublín me sorprendió y estimuló mi apetito por
volver a tener la oportunidad de hincarle el diente a otra de sus obras, Calles
de Edimburgo consiguió arrancarme un trocito de mi corazón y en cuanto a Calle
Londres, me ha cautivado de principio a fin.
A veces, como ahora, cuando disfruto tanto con una novela
apenas encuentro palabras con las que poder transmitir el placer que me ha
provocado su lectura. A mi mente acuden en cascada un torrente de imágenes a
las que no puedo ni quiero poner freno y el recuerdo de las emociones que me
provocaron hace que vuelva a sentir ese misterioso y visceral latido del que me
declaro adicta.
Calle Londres es una sucesión de escenas inolvidables. Sus
diálogos son estimulantes, precisos, naturales y están llenos de vida. La
definición de los personajes se desarrolla través de ellos, por lo que nos
procura una lectura sencilla y con un ritmo estupendo. La historia de amor que
narra se nos antoja real, cercana, humana...
Sí, Calle Londres es una novela vital donde podemos hallar
unos protagonistas con sus aristas, sus luces y sus sombras, y sobre todo, con
alma. El resultado de tan cuidada construcción -de la que también dan muestra
los personajes secundarios- es un carrusel de maravillosos momentos que vamos
descubriendo según avanzamos en su lectura.
Momentos que nos robarán el aliento y otros que sabrán
arrancarnos esa sonrisa llena de complicidad. No faltarán los que nos sumerjan
en el desconcierto, aviven nuestra rabia o nos insten a revolvernos; los que
nos den oportunidad de revivir recuerdos de juventud, los que dejen paso a la
ternura y, claro está, los que estimulen y alimenten nuestra sensualidad.
Sin duda Calle Londres incluye escenas sexuales:
descriptivas, directas, lujuriosas. En ellas el lenguaje de la piel toma la
palabra, pero constituyen una expresión más del amor. Desde el primer encuentro
la tensión sexual entre sus protagonistas es patente y adictiva en extremo. La
descripción de un mínimo detalle: un roce, un cruce de miradas, un susurro...
nos catapulta a otra dimensión, embriagadas de placer y ansiosamente
expectantes.
Reconozco que, para una fría tarde de invierno, una novela
donde pasión y amor van de la mano resulta de lo más apetecible. Pero si es
Samantha Young la que la firma la obra pasa a ser altamente recomendable en
cualquier estación del año.
Algún día volveré a perderme entre sus páginas, a disfrutar
con sus dudas y certezas. Oh, sí, no cabe duda, volveré a pasear por Calle
Londres ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.