viernes, 30 de mayo de 2014

Amanecer a la luz de la luna - Jude Deveraux

Primera novela de una nueva trilogía ambientada en el idílico pueblo de Edilean (Virginia), que tanto éxito ha tenido.

Entre Jecca Layton y el doctor Tristan Aldredge saltan chispas. A instancias de su gran amiga Kim, Jecca deja a un lado el mundo del arte de Nueva York para pasar el verano entregada a la que es su pasión, la pintura, mientras disfruta de la unida comunidad artística de Edilean.

El primo de Kim, Tris —el atractivo y entregado médico del pueblo— lleva años sintiendo una profunda atracción por la «hermana» universitaria de su prima, aunque hasta entonces sólo la ha visto una vez en su vida; ahora, Jecca queda cautivada por los encantos de este hombre fuerte y sensible en un verano de placer sensual.

Pero cuando los negros nubarrones anuncian el regreso de Jecca a la «vida real» y la gran ciudad, los amantes deben tomar una decisión: ¿podrán sobrevivir a la separación? Y ¿cuál de los dos sacrificara parte de sus anhelos para seguir juntos?


Hacía mucho tiempo que no leía una novela de Jude Deveraux. No es esta autora una de mis "top ten", pero sí he leído un buen número de sus novelas y muchas de ellas las he disfrutado bastante, además, uno de mis libros de novela romántica favoritos es de esta escritora: Dulces mentiras.

Bueno, pues, cuando leí la opinión que sobre esta novela hizo alguien con quien comparto casi siempre criterio, decidí aventurarme con su lectura. Estaba convencida de que me iba a gustar y ciertamente así ha sido. La novela es muy bonita, cuenta una preciosa historia de amor que se inicia de manera muy sensual, y os la recomiendo de corazón, sobre todo a quienes añoráis las novelas románticas "de toda la vida", sin artificios, inventos varios, innovaciones, bichos o sexo a troche y moche.

Dicho esto, me niego a callarme el pecado mortal que se ha hecho con la traducción, revisión o lo que quiera que se tenga que hacer con un libro una vez traducido. Es que se me ha puesto una mala leche leyendo...

Sólo unos ejemplitos que me han dejado ojiplática (ya, ya sé que esta palabra no existe, pero si el traductor y la editorial se permiten "licencias", yo no voy a ser menos, ¿no?):

- Dabuten, para decir estupendo. ¡Alucino!
- Agur, para despedirse. Vamos, que Jude Deveraux domina el vasco. ¡Yo flipo!
- Gañir y gañido. Ni que decir tiene que me fui como loca al diccionario a leer las acepciones que gañir tiene. Vamos, ni haciendo un esfuerzo de imaginación, en el contexto de las frases en las que están dichas, tienen sentido estas dos palabras.
- Ay, y este último es mi favorito. Yo lo llamo "antilibido total": Él le acarició el cuello con los morros. ¿¡¡¡Con los morros!!!? ¿¡¡¡Con los morros!!!? ¿¡¡¡Con los morroooooos!!!?

Hay más, muchas más cosas, pero no he tomado nota. De todas formas, con estas perlas os hacéis, supongo, una idea.

Ya había leído algún otro libro traducido por Martín Rodriguez-Courel (creo recordar que Primera dama, de SEP, también está traducida por este señor) y quedé verdaderamente "sorprendida" por su utilización de los sinónimos.

En fin, que mejor dejo de escribir y no digo nada más porque me estoy calentando y me doy hasta miedo.

 

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