miércoles, 10 de septiembre de 2014

Edenbrooke, de Julianne Donaldson

La vida de Marianne Daventry cambió en el mismo momento en el que, víctima de un accidente, falleció su madre. Su afligido padre se marchó a Francia, Cecily, su hermana gemela, acabó viviendo en Londres con su tía, y ella fue enviada a Bath con su abuela. Allí debería recuperar el ánimo y hacer vida social, sin embargo, Marianne suspira por volver a su casa en el campo y dejar de recibir las atenciones de un pretendiente mucho mayor que ella que le desagrada en modo sumo.

Cuando Marianne recibe la invitación de su hermana para pasar un verano en la finca Edenbrooke, propiedad del heredero al que su hermana tiene en el ojo de mira con la intención de convertirse en su esposa, acepta de inmediato. Así que tras recibir la aprobación de su abuela y prometer cumplir sus estrictas normas, entre ellas, aprovechar para aprender la etiqueta adecuada, parte ilusionada hacia allí. Pero hasta el mejor de los planes puede no salir como uno espera: en su viaje es asaltada por un bandolero y en la posada en la que tras el incidente hace noche, conoce a un misterioso y seductor caballero. Lo que iba a ser una estancia en el campo llena de paz y sosiego se convierte en toda una aventura de amor, intriga y misterio.

Bueno, es que no sé ni por dónde empezar, tan sólo decir que esta noche apenas he dormido cuatro horas porque fui incapaz de cerrar el libro hasta llegar al final. ¡Qué novela más bonita! Desde el momento que vi la portada y la sinopsis, ya supe que este iba a ser un libro que me iba a entusiasmar, y así ha sido.

Creo que las fans de Jane Austen estarán encantadas con el debut de esta autora, pues su obra tiene el aroma de sus libros, aunque sin duda posee su estilo propio y personal. Y es que Julianne Donaldson escribe que es una gozada y además nos relata una historia a la antigua, pero con un casi inapreciable toque de frescura de nuestros días que hace de Edenbrooke una lectura deliciosa.

Marianne es una protagonista sencilla, dulce e inocente, leal, amable y noble que siempre ha vivido a la sombra de su hermana y no sabe de flirteos ni de dobles sentidos. Es un espíritu libre que a menudo se ve metida en algún que otro problema. Así que cuando el guapísimo, misterioso, pícaro y seductor Phillip inicia su coqueteo, imagina, al menos al principio, que es una broma, una forma de hacerla sonrojarse y tomarla el pelo mientras poco a poco se van haciendo amigos. Phillip por su parte, sabe que la muchacha es muy joven, y como él es todo un caballero, en ningún momento traspasa los límites de lo ético y moralmente aceptable. A medida que va conociendo a Marianne queda irremediablemente cautivado por ella. Él lo tiene claro muy pronto, pero ella aún deberá descubrir que se ha enamorado.

Edenbrooke es una novela blanca, sin una sola escena de sexo, tan sólo galanteo, cortejo, diálogos sutiles y comedidos, miradas ardientes y anhelantes, roces respetuosos y la historia de cómo se va fraguando un amor dulce y romántico. Una historia en la que, a medida que pasas las páginas, vas notando cómo el héroe va cayendo rendido y la heroína se enamora despacito y le revolotean mariposas en el estómago. Sí, sí, chicas, sí, tensión al máximo sin necesidad de explicitar nada. ¿Creéis que, para variar un poco, podría ponerse esto en auge? Jeje.

Está escrita en primera persona, algo que yo he adorado siempre y que, últimamente, como se ha puesto de moda, me tenía muy, pero que muy enfadada. El problema es que la mayoría de las novelas románticas que de un tiempo a esta parte están escritas así, parecen diarios (malos y cutres) y en muchos casos, diarios de adolescentes que sólo conocen mil palabras y con esas está escrito el libro. Si hay algo que me gusta de la primera persona es la cercanía y la intimidad que ofrece la lectura de un relato escrito así. Siempre me llegan mucho más los libros escritos de esta forma. Bueno, que me enrollo, lo que quiero decir es que Julianne Donaldson no ha escrito un diario, ha escrito una novela muy buena mimando y cuidando su prosa y me ha deleitado con ella, ¡qué placer leerla!
Aprovecho, ya que estoy en este punto, para felicitar a la editorial por el cuidado que ha puesto en la edición del libro y la estupenda traducción. Un 10 para Libros de seda.

En cuanto a la ambientación, sólo puedo decir que a lo largo de toda la novela me he sentido transportada a la Inglaterra de la Regencia, y eso ha sido gracias a la descripción del entorno, de los bellos jardines de la finca, al comportamiento de los personajes, a los detalles, a las formas y a la manera en la que la autora ha cuidado al máximo el escenario, sin exagerar ni agobiar, de manera sutil pero latente en todo momento.

Yo recomiendo totalmente esta preciosa novela que, como podréis comprender, es apta para todos los públicos. Qué bonita, de verdad.

NOTA: Una cosita para aquellas que creen que le puede faltar un poco de picante: ¿recordáis la emoción y la sensación del anhelado y deseadísimo beso de Richard Armitage en la peli de la BBC (no el libro, claro, porque además en la novela, obviamente, no estaba Richard) Norte y Sur? Pues cuando llega el beso en Edenbrooke, la sensación es la misma, ¡qué emoción!


 

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