martes, 23 de septiembre de 2014

Ligar es como montar en bici, de Brandy Manhattan

Lunes de agosto. Siete de la mañana: bronca monumental con mi chico; ocho y cuarto: me despiden; nueve y media: sorprendo al muy desgraciado con otra. ¿Qué haríais vosotras, eh? A lo mejor sois más valientes y hubierais cogido el toro por los cuernos... pero como allí los únicos cuernos me los habían puesto a mí lo que cogí fue mi maleta de Prada. ¿Que por qué me largué a Londres? Porque tengo la doble nacionalidad y un piso compartido.
Pero no esperaba encontrarme a dos compañeras convencidas de que el amor es para locas, débiles o cobardes... ni a un vecino médico que conseguía que mis braguitas se revolucionaran solo con verlo... ni hacerme amiga de Maria, un ejemplo de superación..., ni a su primo, que resultó ser mi actor favorito y que estaba más bueno que comer con los dedos.
Ni descubrir que dejar los problemas en España no significaba superarlos. O que la autoestima no se reinventaba. O que no tenía ni idea de cómo funcionaban los rollos de una noche.
¿Queréis que nos tomemos una copa y os lo cuento con más calma? Id llamando al camarero y pedid una botella de vino: invito yo. Ah, por cierto: me llamo Victoria Adams. No es broma.

Ayyyyyyyyyy, pues con esta sinopsis, ya me diréis qué clase de historia pensará cualquiera que encontrará entre las páginas de este libro. Chick lit, claro que sí... Pues va a ser que no. Puede empezar queriendo ser eso, pero a medida que avanza... vamos, NI-DE-CO-ÑA. En esta novela hay muchas cosas pero, por encima de todo, una PRE-CIO-SA-HIS-TO-RIA-DE-A-MOR.

Y un protagonista divino de la muerte.

Y unas amigas y compañeras de piso que son fantásticas.

Y un protagonista divino de la muerte.

Y unas anotaciones (notas de la autora) con las que te tronchas de risa. Qué buenas, de verdad.

Y un protagonista divino de la muerte.

Y una forma de contar la historia que te engancha, te lía, te atrapa, te embriaga... vamos que cualquiera se resiste a no saber qué va a pasar después. Me han dado las tres de la madrugada y esta mañana a las ocho estaba ya leyendo.

Y un protagonista divino de la muerte.

Y una heroína, Victoria, claro, con la que te tronchas, te emocionas, te identificas (en algunos momentos quisieras ser ella, joooooo), te alías, la apoyas y jaleas, la aplaudes y al final eres tan inmensamente feliz como ella.

Y un protagonista divino de la muerte.

Y unas escenitas hot que... ufff... que... ahhh... que... vamos que... o sea... uffffffff... Venga, que somos mayores: muy, muy subiditas, pero mucho, ¿eh?. Peeeeeeeero, la forma en la que la novela está escrita, la manera en la que la protagonista te cuenta la historia (porque te la está contando a ti, porque es tu amiga, porque te hace cómplice y partícipe... bueno, partícipe del todo no, porque los buenos ratos con Ashley se los queda ella, la muy...), el tipo de relación que relata y, en fin, las características de la pareja y la personalidad de los protas, piden que las cosas sean como son. Y ¿sabéis qué? Pues que a mí me han chiflado y no me he saltado ni una coma. Y es que cuando "lo exige el guión", cuando de verdad viene a cuento, las escenitas de marras no sobran y están perfectas.

Y un protagonista divino de la muerte.

Y las frases de las camisetas, GE-NIA-LES. ¡Qué buenas! ¡Qué risa!

Y un protagonista divino de la muerte.

Y una escritura fluida, amena, divertida, fácil, cercana... No sé cuánto le habrá costado crear este libro que nos presenta una novela ligera, sencilla e hilarante la mayoría de las veces (por la forma de contarla, principalmente), pero desde luego si su idea era que la lectora (porque, eso sí, es una historia para chicas) se sintiera como si le hablara una amiga, conmigo lo ha conseguido desde el inicio. Vamos, que me tomo una copita de vino con ella cuando y donde quiera. Vale, vale, en la terraza no, que es espacio exclusivo de la parejita. Ufff...

Y como estoy tan emocionada con el libro, no sé si me habré dejado algo en el tintero, pero os aseguro que "Ligar es como montar en bici" me ha encantado.

No sé si ha quedado claro... ¿he dicho ya que tiene un protagonista divino de la muerte? Pues eso.

 

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