miércoles, 8 de julio de 2020

Un vodka para Vero y que la ayude el del tercero, de Ana Álvarez

Ebrias de amor 1

Conozco la obra de la autora desde que publicó su primera novela, Miscelánea, que tan buenos ratos me hizo pasar. Siempre consigue arrancarme una sonrisa y, más de una vez, una carcajada. Porque su narrativa es ligera, muy fácil de seguir, y sus personajes suelen llegar al corazón.

Pero si es una maestra en algo es en crear escenas de enredo. La lía de tal modo que no puedes sino preguntarte cómo lo hace. Además, se ve que no le cuesta trabajo poner a los protagonistas en una situación surrealista que atrapa al lector de inmediato. Y esta novela en concreto hay que leerla con el pañuelo en la mano para limpiarte las lágrimas.

Ya al principio, cuando se conocen las amigas una noche de Halloween, me arrancó las carcajadas. Me imaginaba la escena y no podía dejar de reír. Luego fui avanzando en la lectura, pensando que sí, que ese capítulo del parque era muy bueno pero que no todo iba a ser igual de divertido que era imposible seguir el mismo ritmo. ¡Pequé de inocente! No sé si me ha durado tres horas, pero no he parado de reírme hasta que la he terminado. ¡Menudas situaciones! Claro que, si vives en un edificio en el que se escucha todo, absolutamente todo… No puedo desvelar mucho de la novela porque cada capítulo es una sorpresa, pero ya os adelanto que acabaréis pidiendo entrar en el grupo que se reúne a tomar chupitos los jueves. Y hasta os vais a apuntar al karaoke, si es preciso.

Lo de Vero es muy fuerte. He conocido personajes raros, pero esta mujer los supera a todos. Entre sus trabajos, su problema con los hombres y los desmadres cuando se junta con sus amigas…

Ahora bien, el que en realidad lía todo no es Vero, sino Óscar. Y luego dicen que la imaginación de los hombres no es mucha. Pues este tiene imaginación para dar, tomar y hasta sortear. ¡Madre mía la que monta! Y encima se lo cuenta todo a su mejor amigo, Ismael. Otro que tal baila y del que estoy deseando conocer su historia, porque va a traer tela, seguro.

Las conversaciones entre las chicas y las que se traen Óscar e Ismael son directas, sin medias tintas. Se llama a las cosas por su nombre. Es como si estuvieses metida en una charla animada entre mujeres ―que todas sabemos cómo somos cuando nos lanzamos―, o un cambio de pareceres entre dos hombres ―que también sabemos el idioma que se gastan cuando están en confianza y solos―.

Esta serie promete y mucho. Si queréis pasar un rato divertidísimo, no dejéis de leerla, os va a encantar. ¡Brindo por las ebrias de amor!

Nieves


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.