viernes, 9 de octubre de 2020

El bello desconocido, Julia London

Libro 3 de la Serie Regent Street

La muerte de Phillip en un duelo ha roto para siempre la alegría del grupo de amigos que todos conocían en Londres como “Los libertinos de Regent Street”. Uno de ellos, el atractivo y jovial Arthur, no puede evitar sentirse responsable por no haber evitado una tragedia tan absurda. Lo menos que puede hacer es viajar a Escocia y poner en orden los asuntos del difunto, especialmente la expropiación de unas tierras cuyo pago no se ha cumplido. En esa tierra agreste y hermosa conoce a Kerry McKinnon, una joven e independiente viuda de la cual pronto queda perdidamente enamorado. Pero una terrible sombra se cierne sobre este recién nacido amor, cuando Arthur descubre que Kerry es, precisamente, la persona a la que debe dejar sin tierra ni hogar.

¿Quién no ha disfrutado ya de alguna novela de esta autora? Tratar de explicar ahora una de ellas no es tarea fácil, pero me gustaría intentarlo.

Arthur, uno de los conocidos libertinos de Regent Street, me ha parecido un personaje muy bueno, porque me ha llegado aunque ya hemos leídos muchos protagonistas arrogantes y libertinos –el mundo de la romántica está lleno de ellos-. A pesar de ser un consumado calavera, Julia London nos hace ver que tiene corazón, que sufre por la muerte de su amigo y, además, que se siente culpable por no haber parado la tragedia que ha llevado a Phillip a la tumba. Ha sido un duelo estúpido, él nada podía hacer, pero aun así se inculpa.

Ese estado de ansiedad le lleva a tomar una decisión que cambiará su vida. Al enterarse por el padre del fallecido Phillip, que parece culparle también de su muerte, de que existen problemas con unos terrenos y ganado en Escocia, se ofrece para ir a solventar el asunto, decidido a, por lo menos, quitar ese peso de encima a la familia de su amigo. Phillip era también un bala perdida, pero él debe hacer lo que sea para acallar su conciencia.

Kerry McKinnon, la heroína de la historia, ha tenido noticias de un religioso que de inmediato nos cae mal porque la condena sin motivos. Pero no es ese el asunto que más le preocupa, sino una carta del Banco de Escocia en la que se le comunica que van a desalojarla de su casa. El motivo: que tiene una deuda enorme que no puede pagar.

Kerry no es una jovencita indefensa, sino una viuda que ha tenido que bregar con la lamentable situación en que la dejó su esposo, Fraser. Él enfermó y murió y ahora ella debe hacer frente a todos los problemas y no sabe cómo solucionarlos. Hasta la muerte de su esposo, no había sabido la extrema gravedad de la situación. Fraser no le contaba nada de sus asuntos, ni con quién iba, ni con quién hacía negocios, ni a quién debía dinero… Casualmente, una de esas personas con las que tenía tratos era con Phillip Rothembow, el amigo de Arthur.

Lo cierto es que se sufre con la protagonista cuando le llega la orden de irse de su propiedad. Está hundida, pero así y todo va a hacer lo posible por salir del atolladero. Si una cosa es esta muchacha es terca como buena escocesa. Pide ayuda a su vecino, pero él en nada puede socorrerla y se da cuenta de que está sola; nadie que ella conozca puede ayudarla en pagar la enorme deuda. Nole queda más que una alternativa: ir al banco e intentar una prórroga, lo que sea con tal de no verse en la calle.

En esta novela, tanto la personalidad de los protagonistas como sus circunstancias personales les llevan a situaciones comprometidas. Primero, porque ella no tiene ni idea de que es Arthur el que ha mandado desalojar la propiedad. Segunda, porque él no sabe que es esa mujer por la que se ha sentido fascinado, la que vive en los terrenos que van a recuperar. El intento por parte de Arthur de parar el desalojo no da resultado, ya es muy tarde y todo está en marcha.

Hay escenas muy divertidas en la historia, de las que te arrancan una sonrisa y disipan un poco la angustia en la que se encuentra Kerry. Los malentendidos resultan graciosos. Y la autora os lo lía más cuando Arthur toma de decisión de llevarse a la chica a Inglaterra para protegerla, pero sin decir una palabra a nadie de quién es.

Lo que me ha hecho pasar mejor rato es el arduo intento del protagonista de meter de lleno a la muchacha en la sociedad de Londres. Ella no encaja entre tanta pompa, vestido bonito y joyas, ella es una mujer sencilla que nada tiene que ver con la hipocresía de la alta sociedad. Kerry tampoco lo pasa bien en este tramo de la historia, tiene dudas, empieza a pensar que tal vez él no la ame realmente.

Es una novela de buen ritmo y desde luego nada aburrida sino todo lo contrario. Los diálogos me han gustado y sus enfrentamientos más aun. No lo he dicho, pero la primera vez que se ven ella le suelta un tiro.

Los restantes libertinos de Regent Street juegan un papel importante en esta historia, porque se acaba una dando cuenta de que no son tan calaveras como parecen, aunque sí les guste aparentarlo. Alguna escena entre ellos llega a emocionar.

Después de leer esta parte de la saga, no pienso perderme la historia de los restantes libertinos. ¿Qué le voy a hacer? Las novelas de calaveras me entusiasman y Julia London me embruja con su forma de escribir.

Mailo


Romántica

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