¿Nunca te has parado a pensar que hay momentos o decisiones que pueden marcar el curso de tu vida? Ésta es un poco, a grandes rasgos, la idea sobre la que gira la novela Después de besarte. Margaret Esterly es una mujer de origen humilde cuyo destino queda marcado la noche que un incendio acaba con su hogar, la librería que regenta y la vida de su marido. Lo única posesión que logra salvar de entre las cenizas es una caja de seguridad, en cuyo interior encuentra tres libros: los diarios de Agustín X. El contenido altamente erótico de éstos la sorprende, así como descubrir en su interior una lista de posibles clientes. Sin embargo, atraída por los diarios los guarda.
Dos años más tarde, Margaret ha rehecho su vida en una pequeña aldea rural, alejada del bullicioso Londres. Su precaria situación económica la lleva a intentar la venta de los libros salvados en el incendio. Con ese fin viaja a Londres para encontrarse con un posible cliente. Esa noche su vida cambia. Una vez finiquitada la venta del primer ejemplar, se deja seducir por la melodiosa música del baile de disfraces que se está celebrando en la mansión. Casi sin pensarlo, su pasos la conducen a la terraza, donde cómo si de la propia cenicienta se tratara, se oculta en las sombras. No obstante, no se encuentra sola, sino que tropieza con un noble, un atractivo conde con el que inicia una casual conversación donde fluye la complicidad, la atracción y una chispa de algo más. Pese a que están a punto de compartir un beso, Margaret se marcha dejando allí al misterioso hombre.
Éste que no es otro que Michael Hawthorne, conde de Montraine, un hombre prudente, comedido con una vida milimétricamente planificada y estudiada. No en vano es un erudito, cuyo mayor interés es descifrar códigos secretos, así como trabajar en un instrumento matemático que le tiene totalmente absorto. Pese a ser un noble no le gusta codearse con los de su clase, prefiere la soledad y el estudio. Incluso su mejor amigo ni tan siquiera pertenece a la nobleza. La única razón por la que se encuentra en el baile del conde de Babidge es la imperiosa necesidad de encontrar una esposa, una heredera. La precaria situación financiera de las propiedades de su familia, le obliga a contraer matrimonio con una mujer adinerada. Su madre, la condesa viuda de Montraine, le presiona a ello para lograr casar bien a sus tres hermanas menores.
La necesidad de volver a ver a la hermosa mujer que “disfrazada” de campesina se presentara en la fiesta, le aguijonea, y no ceja hasta lograrlo. Tan sólo desea lograr aquel beso negado, algo en lo que ambos han anhelado durante días. Pero un beso conduce a otro y de ahí a una tarde de pasión entre la pareja. Y aunque Michael propone a Margaret se convierta en su amante, ya que la necesidad de casarse con una heredera sigue estando latente, ésta se niega. Sin embargo, los acontecimientos posteriores vuelven a entrecruzar sus caminos y, a cambio de una sola una semana juntos, Margaret accede a los deseos de Montraine. Después de todo piensa que los recuerdos compartidos deberán bastarle para llenar el resto de su vida.
Nuevamente suceden acontecimientos que cambian el curso de estos planes: una sorprendente noticia y la oscura presencia de alguien que amenaza sus vidas para recuperar los dos diarios restantes. De modo que las hasta entonces apacibles y organizadas vidas de cada uno, sufren un vuelco repentino, obligándoles a reconocer los verdaderos sentimientos que los unen y tratar de hallar una forma de cruzar el abismo que los separa.
Después de besarte es una novela que, a través de personajes sencillos y situaciones que no se alejan de lo usual, teje una historia intensa que te cautiva con facilidad, en la que abundan la sensualidad y la dulzura. A través de sus páginas asistimos al sutil cambio de Michael y Margaret, dos personas que se suponía no estaban destinadas a estar juntas, pero que los caprichos de la providencia parece pensar de otro modo.
La evolución de los personajes es lenta y paulatina. Poco a poco, a través de los encuentros que se producen entre ambos y la convivencia, somos testigos de cómo cada uno va desprendiéndose de las encorsetadas normas que los oprimían e impedían demostrar su verdadera cara. Michael es un hombre estricto, austero y distante. La difícil infancia vivida le ha convertido en un hombre que huye de las emociones. Prefiere la lógica y racionalidad de los números y los códigos. Los sentimientos no son tan fáciles de desentrañar. Margaret es un mujer sencilla, huérfana desde muy temprana edad. Pese a ello siempre se ha sentido protegida y cuidada, primero por su abuelo y luego por su marido, pero la pasión es totalmente nueva para ella. Algo que descubre en los brazos de Michael.
En realidad la trama de la novela no es especialmente novedosa. Nos encontramos ante dos personas que pertenecen a mundos opuestos, donde ninguno tiene cabida en el del otro, pero las circunstancias o el destino parecen decidir otra cosa. El interrogante se encuentra en saber cómo harán para eliminar ese obstáculo, ya que no lo olvidemos la historia transcurre en torno a 1820, donde la sociedad no era como la hoy conocemos. De fondo subyace toda una trama que gira en torno a los misteriosos diarios, y aunque desde un principio sabemos quién los persigue -de modo que no hay ningún misterio- sí que se permanece a la espera de cuándo y por qué acechará este personaje.
Mientras esto sucede, la autora nos deleita con una historia de amor que te mantiene en vilo, entrelazando diálogos ingeniosos, sensuales y una complicidad entre sus protagonistas que traspasa fácilmente las páginas. Una historia que en ocasiones tiene ciertos toques a cuento de hadas, a mi parecer. En cierto modo la escena del baile es un poco parecida a la de la cenicienta y el príncipe, y las hermanas de Michael, a mí personalmente me recuerdan un poco las hermanastras de ésta. Creo que la escritora ha logrado escribir una novela profunda, sencilla y con mucha sensualidad, una historia dulcemente romántica que te garantiza una muy agradable lectura.
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