Arden Mansfield, heredero de una gran fortuna, es un hombre reservado que guarda en secreto sus pasiones y sus miedos. Obstinado e inquieto, intenta colmar su sed de aventura y, sobre todo, de libertad con sus expediciones a lugares exóticos. Ha llegado a Oriente Próximo en pos de una leyenda y aceptando un reto, y allí descubre, bajo el disfraz de un beduino, a una joven enigmática que cambiará su vida. Zenia es hija ilegítima de una intrépida dama victoriana, Lady Hester Stanhope. Su mayor anhelo es viajar al país de sus padres, Inglaterra, para llevar una vida normal y dejar atrás ese desierto abrasador, lleno de peligros pese a su hechizo. Arden es el único que puede ayudarla a conseguirlo… aunque los sueños y destinos de ambos parezcan irreconciliables.
Arden, vizconde de Winter, ha huido siempre de la opresión de su familia, y para eso, nada mejor que viajar a países lejanos. Cuando su padre, una vez más, frustra la expedición a la Antártida que había proyectado, accede, empujado por sus amigos, ir a Arabia en busca de una yegua llamada La Perla de Oriente. Una vez allí, va a visitar a su amiga Lady Hester, a quien los habitantes del desierto llaman la reina de los ingleses. Pero se encuentra que Lady Hester ha muerto, su casa está siendo saqueada y en un rincón oye llos sollozos de Zenia, la hija de su amiga. Él piensa que es un chico, Selim, y le promete que si le ayuda a encontrar a la yegua, la llevará a Londres porque es lo que ella quiere.
Viajan por el desierto en una dura travesía y Lord Winter va tomando cariño al joven Selim. Admira su fuerza, su valor y su abnegación. Sólo cuando son apresados, se da cuenta de que su cachorro de lobo, como él la llama, es una mujer. Consiguen huir, Arden cae herido y se separan.
Zenia llega a Londres, con el dinero que le había dado Arden, diciendo que es su esposa, pero cuando éste vuelve todo cambia. No es igual una relación en medio de la pobreza y las penurias del desierto que en el clima superficial, sofisticado y opresivo de Londres. Winter quiere hablar en árabe, pero ella se niega, no quiere recordar su vida pasada. Quiere que la vea como una mujer nueva. Él, que en Arabia era un hombre fuerte, valiente y libre, aquí es un hombre distinto, no le gusta relacionarse con sus semejantes, no se adapta, prefiere vivir en el mundo de sus viajes y como echa de menos a su cachorro de lobo decide conquistarla. Chocan sus sueños y sus voluntades y ninguno de los dos sabe cómo llegar al otro en este nuevo ambiente.
Me ha encantado esta nueva novela de Laura Kinsale, nunca me decepciona. Es un libro intenso y sin embargo sencillo. Los personajes de esta autora nunca son perfectos, sucumben a sus miedos, a sus debilidades y a sus dudas. Comprendo a Zenia cuando se resiste a Arden, quiere estar segura de que ella es lo él busca, que no solo quiere el recuerdo de sus aventuras en Arabia. Y comprendo a Arden cuando se impacienta y deja que su mal carácter o su inconsciencia le meta en apuros con ella, porque los personajes de Kinsale son humanos.
Laura Kinsale no cabe duda de que sabe escribir, tiene una prosa tan poética, que a veces me sorprendo leyendo en alto, poniendo la misma entonación que si estuviera recitando un soneto. Me ha tenido enganchada desde la primera página, pese a lo complicado del principio, con los nombres de las distintas tribus del desierto.
A esta autora no podría puntuarla con el mismo baremo que a otras más ligeras, para mí, está un paso por delante.
¡Preciosísima novela!
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