Sinopsis:
Ella era una exquisita heredera escocesa y el matrimonio sería la única forma de hallar seguridad: debía protegerse de la maldad de un primo y la ambición de cuanto cazador de fortunas codiciaba su belleza pelirroja y su enorme patrimonio. El representaba todo aquello contra lo cual la habían prevenido: era un aventurero inglés, avasallador y apuesto, cuyos ojos azules prometían toda clase de placeres. Ella quería atreverse a amarlo... creer en sus promesas apasionadas... ir en pos del sueño encantado...
He disfrutado muchísimo releyendo esta novela. Hace unos cuantos años me recomendaron conocer a Johanna Lindsey con este libro y me agradó enormemente su manera de escribir. La novela me cautivó tanto que comencé a leerme la saga entera de los Malory. Hoy día, no sé si será que yo he cambiado con los años, leer de nuevo “Tierna y rebelde” me ha emocionado aún más que la primera vez.
El libro se lee de una tirada: la narrativa es ágil y muy amena. Pero lo que le da valor al libro es la intensa historia de amor que nos narra la Lindsey. Nos cuenta que una joven escocesa, Roslynn Chadwick, se encuentra en una situación tan complicada que sólo ve como salida la búsqueda inmediata de un marido. Tal es su desesperación que no considera la opción de esperar amar a su prometido, sino que se lanza a una desesperada búsqueda de candidatos “aptos” para contraer matrimonio. “Apto” quedará definido por todo aquel hombre que no se conozca en la sociedad por su recurrente propensión al libertinaje. Y, como se puede imaginar, mientras que Roslynn lleva a cabo la ardua tarea de encontrar un marido apropiado, la pobre escocesa va a topar con uno de los mayores libertinos de Londres, Anthony Malory.
En cuanto a la ambientación, la novela no destaca por una buena descripción del contexto ni del entorno. Se limita a situarnos en la época, pero no se detiene en la explicación de detalles que nos faciliten crearnos una imagen del ambiente en el que se encuentran los protagonistas.
Lógicamente, el personaje que más me ha llamado la atención ha sido Anthony Malory. Con sus 35 años, es considerado por las féminas londinenses como un auténtico libertino que va de cama en cama sin ninguna intención aparente de sentar cabeza con ninguna de sus conquistas. Anthony es un joven guapo y muy encantador que disfruta enormemente de la compañía que le ofrecen las mujeres. No las necesita, sólo las toma por un rato. Pero, cuando menos se lo espera se encuentra con una bellísima escocesa que va a conseguir que todo su mundo se trastoque. Anthony se convierte, repentinamente, de cazador en cazado. Nos deja ver un conquistador que empieza a sentir celos, cierta posesividad y un creciente enamoramiento por una única mujer. Una mujer que no quiere que salga nunca más de su cama y, comprensiblemente, una mujer que no quiere que sea tocada por ningún otro hombre que no sea él. Anthony destaca no sólo por su afortunada apariencia física, sino por un sentido del humor increíble. Mantiene unos diálogos durante toda la novela que consiguen que el lector se ría en varias ocasiones. Además, he de destacar su autocontrol, su valentía y su persistencia. He de confesar que me había olvidado del personaje de Anthony Malory durante estos años, pero después de releerlo se ha convertido en uno de mis protagonistas masculinos preferidos.
La escena que más me ha impactado o la que quiero destacar es la escena del jardín. Ese momento en el que Roslynn sale del salón de baile agobiada por sus pretendientes y necesitada de aire fresco y un poco de tranquilidad. Es ahí cuando Anthony Malory, descansando en un banco, la ve y queda impresionado por la belleza de la joven. Después de una breve conversación entre ambos, Anthony nota que algo ha cambiado en su interior, algo que aunque todavía no sepa de que se trata, va a terminar por convertir al mayor libertino de Londres en un marido completamente enamorado.
Y para finalizar voy a destacar este párrafo: "Sigues siendo la única mujer que deseo desde que te conocí, cuando te vi espiando hacia el salón de baile de los Crandal y mostrándome tu dulce trasero. [...] Fuiste mía esa primera noche en que viniste hacia mí bajo la luz de la luna. Me hechizaste."
Valoración: Muy buena.
Ella era una exquisita heredera escocesa y el matrimonio sería la única forma de hallar seguridad: debía protegerse de la maldad de un primo y la ambición de cuanto cazador de fortunas codiciaba su belleza pelirroja y su enorme patrimonio. El representaba todo aquello contra lo cual la habían prevenido: era un aventurero inglés, avasallador y apuesto, cuyos ojos azules prometían toda clase de placeres. Ella quería atreverse a amarlo... creer en sus promesas apasionadas... ir en pos del sueño encantado...
He disfrutado muchísimo releyendo esta novela. Hace unos cuantos años me recomendaron conocer a Johanna Lindsey con este libro y me agradó enormemente su manera de escribir. La novela me cautivó tanto que comencé a leerme la saga entera de los Malory. Hoy día, no sé si será que yo he cambiado con los años, leer de nuevo “Tierna y rebelde” me ha emocionado aún más que la primera vez.
El libro se lee de una tirada: la narrativa es ágil y muy amena. Pero lo que le da valor al libro es la intensa historia de amor que nos narra la Lindsey. Nos cuenta que una joven escocesa, Roslynn Chadwick, se encuentra en una situación tan complicada que sólo ve como salida la búsqueda inmediata de un marido. Tal es su desesperación que no considera la opción de esperar amar a su prometido, sino que se lanza a una desesperada búsqueda de candidatos “aptos” para contraer matrimonio. “Apto” quedará definido por todo aquel hombre que no se conozca en la sociedad por su recurrente propensión al libertinaje. Y, como se puede imaginar, mientras que Roslynn lleva a cabo la ardua tarea de encontrar un marido apropiado, la pobre escocesa va a topar con uno de los mayores libertinos de Londres, Anthony Malory.
En cuanto a la ambientación, la novela no destaca por una buena descripción del contexto ni del entorno. Se limita a situarnos en la época, pero no se detiene en la explicación de detalles que nos faciliten crearnos una imagen del ambiente en el que se encuentran los protagonistas.
Lógicamente, el personaje que más me ha llamado la atención ha sido Anthony Malory. Con sus 35 años, es considerado por las féminas londinenses como un auténtico libertino que va de cama en cama sin ninguna intención aparente de sentar cabeza con ninguna de sus conquistas. Anthony es un joven guapo y muy encantador que disfruta enormemente de la compañía que le ofrecen las mujeres. No las necesita, sólo las toma por un rato. Pero, cuando menos se lo espera se encuentra con una bellísima escocesa que va a conseguir que todo su mundo se trastoque. Anthony se convierte, repentinamente, de cazador en cazado. Nos deja ver un conquistador que empieza a sentir celos, cierta posesividad y un creciente enamoramiento por una única mujer. Una mujer que no quiere que salga nunca más de su cama y, comprensiblemente, una mujer que no quiere que sea tocada por ningún otro hombre que no sea él. Anthony destaca no sólo por su afortunada apariencia física, sino por un sentido del humor increíble. Mantiene unos diálogos durante toda la novela que consiguen que el lector se ría en varias ocasiones. Además, he de destacar su autocontrol, su valentía y su persistencia. He de confesar que me había olvidado del personaje de Anthony Malory durante estos años, pero después de releerlo se ha convertido en uno de mis protagonistas masculinos preferidos.
La escena que más me ha impactado o la que quiero destacar es la escena del jardín. Ese momento en el que Roslynn sale del salón de baile agobiada por sus pretendientes y necesitada de aire fresco y un poco de tranquilidad. Es ahí cuando Anthony Malory, descansando en un banco, la ve y queda impresionado por la belleza de la joven. Después de una breve conversación entre ambos, Anthony nota que algo ha cambiado en su interior, algo que aunque todavía no sepa de que se trata, va a terminar por convertir al mayor libertino de Londres en un marido completamente enamorado.
Y para finalizar voy a destacar este párrafo: "Sigues siendo la única mujer que deseo desde que te conocí, cuando te vi espiando hacia el salón de baile de los Crandal y mostrándome tu dulce trasero. [...] Fuiste mía esa primera noche en que viniste hacia mí bajo la luz de la luna. Me hechizaste."
Valoración: Muy buena.
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