Perreault es un pequeño país, ubicado cerca de Francia y Mónaco, gobernado por el príncipe Bertrand, padre de las princesas Juliana e Isabelle.
Isabelle, la menor de las dos hermanas, es una joven ávida de amar y ser amada, soñadora y un tanto solitaria, pero acostumbrada a una vida de lujos y caprichos. Se cree enamorada de Eric Malraux, hijo de uno de los aliados y amigos de su padre. Aunque el príncipe Bertrand nunca le ha demostrado demasiado cariño, volcándose en su hermana mayor y heredera al trono, incluso apartándola de su lado y enviándola a escuelas e internados, Isabelle es feliz gracias a Eric y al descubrimiento del primer amor.
Sin embargo, de la noche a la mañana el sueño romántico que como un cuento de hadas ha creado en torno a Eric se convierte en pesadilla, pues éste pide en matrimonio a su hermana Juliana. Tras celebrarse los esponsales y tras la muerte del príncipe Bertrand, la propia Juliana obliga a Isabelle a abandonar el palacio y Perrault.
Sin más posesiones que sus vestidos, pues incluso le privan de sus cuentas económicas, Isabelle viaja a Nueva York junto a Maxine, la mujer que ha sido su niñera e institutriz desde que nació, la misma que ha velado por ella y Juliana desde la muerte de la madre de ambas.
En Nueva York Isabelle se reencuentra con Daniel Bronson, un americano al que conoció meses atrás en Perreault, en la celebración del trigenésimo aniversario.
Aunque su familia goza de una buena posición económica, Daniel es un luchador que ha trabajado sin descanso para ganarse un puesto dentro de Bron-Co,la compañía familiar.
Daniel es el ejemplo de hombre de éxito que ha logrado alcanzar una posición social y económica, gracias a su trabajo mientras que Isabelle es la joven a la que todos los lujos le han sido dados desde la cuna.
El reencuentro entre la joven princesa y el empresario neoyorquino es una repetición de aquellos días en Perreault. La animadversión entre ellos parece mutua y evidente, pero las chispas saltan y todos a su alrededor se percatan, atribuyéndolo a una atracción sexual y sentimental.
A pesar de ser tan diferentes -o por precisamente por ello- Isabelle y Daniel no tardan en iniciar una relación a la que inicialmente ninguno le ve demasiado futuro, a causa del carácter explosivo de ambos y lo incompatibles que son en tantos aspectos. Pero la vida de Isabelle, poco a poco, toma un rumbo diferente y empieza a sentirse cómoda entre los neoyorquinos, con una vida más corriente, encariñándose con los ruidosos y cariñosos Bronson y junto a un hombre que no está dispuesto a soportar sus ínfulas de princesa pero que le hace sentir como nunca antes. Mientras el amor vuelve a su vida, peligros procedentes de Perreault irrumpen en su vida en Nueva York amenazándola de nuevo...
Con una trama sencilla y amena, pienso que Amores de princesa ofrece una lectura refrescante y un tanto diferente al tipo de novelas románticas contemporáneas que, al menos yo, he leído. Sin duda una de las características que me llevan a pensar así, ha sido que la novela está protagonizada por una princesa de un reino imaginario que por avatares de la vida, pierde su estatus y debe ganarse la vida por sí misma, como cualquier persona corriente.
Sin embargo, Isabelle parece tener una estrella que brilla por ella pues las oportunidades no escasean y, a la vez, le abren las puertas a una vida diferente.
Para mí uno de los mayores atractivos de la novela es el protagonista masculino, Daniel Bronson. Un hombre que se ha hecho a sí mismo, orgulloso, fuerte, tenaz y, sobre todo, encantador y con un gran sentido del humor. Daniel no se doblega ante Isabelle ni le rinde pleitesía, lo que es un golpe para el orgullo de la princesa, acostumbrada a recibir alabanzas y reverencias desde su cuna.
Eso hace que la historia de amor de Daniel e Isabelle esté caracterizada por las diferencias entre uno y otro, lo que da lugar a encuentros y desencuentros, tiras y aflojas y, también, una carga sensual muy notable.
Además de ser testigos de cómo la pareja protagonista se enamora, acepta sus sentimientos y trata de hacer funcionar su relación, vemos cómo Isabelle madura, se adapta a su nueva vida y se convierte en alguien un tanto diferente, aunque sin perder sus rasgos más característicos.
Evidentemente, la novela cuenta con otros ingredientes como peligros, acción e intriga que tienen origen en Perreault y un turbia red de secretos y mentiras que la rodean. Desde mi punto de vista eso hace de ésta una historia con muchos matices. A mí, particularmente, me parece que el final aunque como novela romántica es muy bonito, es un poco apresurado y demasiado fantástico (en el sentido de irreal y de película de acción) pero la historia de Isabelle y Daniel me parece preciosa y muy emotiva que, con un deje a cuento de hadas pero a la vez bastante real, me ha hecho terminar la lectura con una agradable sensación.
Amores de princesa es la primera novela que leo de Barbara Bretton, me ha despertado la curiosidad por leer y conocer más de sus libros. Creo que es una novela divertida, emotiva, con emoción y un toque de suspense que hacen de ella diferente; la trama es cuanto menos ingeniosa y amena con la que me he llevado una agradable sorpresa.
La verdad es que leí esta novela por recomendación de una amiga. Creo que de no ser así probablemente no la habría leído pues aunque me atraía el argumento, tampoco veía nada en él que me incitara a leerlo. Y a día de hoy pienso que habría sido un error, pues he disfrutado de una buena lectura, una novela divertida y tierna.
Isabelle, la menor de las dos hermanas, es una joven ávida de amar y ser amada, soñadora y un tanto solitaria, pero acostumbrada a una vida de lujos y caprichos. Se cree enamorada de Eric Malraux, hijo de uno de los aliados y amigos de su padre. Aunque el príncipe Bertrand nunca le ha demostrado demasiado cariño, volcándose en su hermana mayor y heredera al trono, incluso apartándola de su lado y enviándola a escuelas e internados, Isabelle es feliz gracias a Eric y al descubrimiento del primer amor.
Sin embargo, de la noche a la mañana el sueño romántico que como un cuento de hadas ha creado en torno a Eric se convierte en pesadilla, pues éste pide en matrimonio a su hermana Juliana. Tras celebrarse los esponsales y tras la muerte del príncipe Bertrand, la propia Juliana obliga a Isabelle a abandonar el palacio y Perrault.
Sin más posesiones que sus vestidos, pues incluso le privan de sus cuentas económicas, Isabelle viaja a Nueva York junto a Maxine, la mujer que ha sido su niñera e institutriz desde que nació, la misma que ha velado por ella y Juliana desde la muerte de la madre de ambas.
En Nueva York Isabelle se reencuentra con Daniel Bronson, un americano al que conoció meses atrás en Perreault, en la celebración del trigenésimo aniversario.
Aunque su familia goza de una buena posición económica, Daniel es un luchador que ha trabajado sin descanso para ganarse un puesto dentro de Bron-Co,la compañía familiar.
Daniel es el ejemplo de hombre de éxito que ha logrado alcanzar una posición social y económica, gracias a su trabajo mientras que Isabelle es la joven a la que todos los lujos le han sido dados desde la cuna.
El reencuentro entre la joven princesa y el empresario neoyorquino es una repetición de aquellos días en Perreault. La animadversión entre ellos parece mutua y evidente, pero las chispas saltan y todos a su alrededor se percatan, atribuyéndolo a una atracción sexual y sentimental.
A pesar de ser tan diferentes -o por precisamente por ello- Isabelle y Daniel no tardan en iniciar una relación a la que inicialmente ninguno le ve demasiado futuro, a causa del carácter explosivo de ambos y lo incompatibles que son en tantos aspectos. Pero la vida de Isabelle, poco a poco, toma un rumbo diferente y empieza a sentirse cómoda entre los neoyorquinos, con una vida más corriente, encariñándose con los ruidosos y cariñosos Bronson y junto a un hombre que no está dispuesto a soportar sus ínfulas de princesa pero que le hace sentir como nunca antes. Mientras el amor vuelve a su vida, peligros procedentes de Perreault irrumpen en su vida en Nueva York amenazándola de nuevo...
Con una trama sencilla y amena, pienso que Amores de princesa ofrece una lectura refrescante y un tanto diferente al tipo de novelas románticas contemporáneas que, al menos yo, he leído. Sin duda una de las características que me llevan a pensar así, ha sido que la novela está protagonizada por una princesa de un reino imaginario que por avatares de la vida, pierde su estatus y debe ganarse la vida por sí misma, como cualquier persona corriente.
Sin embargo, Isabelle parece tener una estrella que brilla por ella pues las oportunidades no escasean y, a la vez, le abren las puertas a una vida diferente.
Para mí uno de los mayores atractivos de la novela es el protagonista masculino, Daniel Bronson. Un hombre que se ha hecho a sí mismo, orgulloso, fuerte, tenaz y, sobre todo, encantador y con un gran sentido del humor. Daniel no se doblega ante Isabelle ni le rinde pleitesía, lo que es un golpe para el orgullo de la princesa, acostumbrada a recibir alabanzas y reverencias desde su cuna.
Eso hace que la historia de amor de Daniel e Isabelle esté caracterizada por las diferencias entre uno y otro, lo que da lugar a encuentros y desencuentros, tiras y aflojas y, también, una carga sensual muy notable.
Además de ser testigos de cómo la pareja protagonista se enamora, acepta sus sentimientos y trata de hacer funcionar su relación, vemos cómo Isabelle madura, se adapta a su nueva vida y se convierte en alguien un tanto diferente, aunque sin perder sus rasgos más característicos.
Evidentemente, la novela cuenta con otros ingredientes como peligros, acción e intriga que tienen origen en Perreault y un turbia red de secretos y mentiras que la rodean. Desde mi punto de vista eso hace de ésta una historia con muchos matices. A mí, particularmente, me parece que el final aunque como novela romántica es muy bonito, es un poco apresurado y demasiado fantástico (en el sentido de irreal y de película de acción) pero la historia de Isabelle y Daniel me parece preciosa y muy emotiva que, con un deje a cuento de hadas pero a la vez bastante real, me ha hecho terminar la lectura con una agradable sensación.
Amores de princesa es la primera novela que leo de Barbara Bretton, me ha despertado la curiosidad por leer y conocer más de sus libros. Creo que es una novela divertida, emotiva, con emoción y un toque de suspense que hacen de ella diferente; la trama es cuanto menos ingeniosa y amena con la que me he llevado una agradable sorpresa.
La verdad es que leí esta novela por recomendación de una amiga. Creo que de no ser así probablemente no la habría leído pues aunque me atraía el argumento, tampoco veía nada en él que me incitara a leerlo. Y a día de hoy pienso que habría sido un error, pues he disfrutado de una buena lectura, una novela divertida y tierna.
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