Brage Norwald nunca ha perdido una batalla, y cuando decide invadir la costa sajona no espera otra cosa que celebrar una victoria. En cambio, sufre una aplastante derrota. Gravemente herido, es tomado prisionero. Cuando está al borde de la muerte, una acérrima enemiga acude en su ayuda, despertando en él una atracción que lo dejará indefenso…Dynna está prometida al cruel y calculador príncipe Edmund, y ve la oportunidad de huir junto a Brage. Ambos emprenden camino a través de la campiña sajona, y pronto deberán enfrentarse a una pasión mutua que podría proporcionarles más de lo que jamás osaron soñar… o destruir sus vidas para siempre.
Opinión:
¡Por fin! Sí, por fin una novela histórica con la fuerza y el océano de aventuras que siempre prometía la lectura de una novela romántica. Por fin, unos personajes con coraje: un héroe fiero que termina rindiéndose al amor y una heroína con temple, belleza, inteligencia y bondad. Por fin, unos secundarios que acompañan, enriquecen y estimulan la lectura. Por fin, una ambientación, que sin perderse en demasiadas descripciones, nos permite transportarnos a otros años, otras gentes, otros credos, otra vida. Por fin una historia de amor que no necesita la descripción, en todas sus variantes, del acto sexual, para mantenernos presas en su trama. Sí, ¡¡¡¡POR FIN!!!!
Son muchas las lectoras de romántica, que mes tras mes, piden a gritos nuevas autoras y nuevas historias que contengan los elementos que en su día hicieron de ellas defensoras a ultranza de este género. Cierto es que el número de obras publicadas aparenta ser cada vez mayor, y sin embargo, poco a poco, parece que las obras que nos presentan de romántica se alejan más de las que en su día nos enamoraron. Por eso, encontrarme con una novela como El vikingo hace que no pueda por menos que exclamar, una y mil veces, ¡Por fin!
La trama es de lo más entretenida y viene cargadita de aventuras. La expectación no decrece ni un ápice desde la primera página hasta su punto final. Bien se ha encargado su autora de ir conduciendo nuestra curiosidad de un punto a otro de interés sin desviarnos por ello de la trama principal, y sin ponerse a rellenar a base de maniobras sexuales a tutiplén, como desgraciadamente parece que se ha convertido en un hábito en muchas otras.
Los protagonistas tienen sabor, color, olor, tienen vida. Brage Norwald es el retrato de un guerrero orgulloso, fiero, decidido y como no, sumamente atractivo. Dynna es belleza, resistencia, generosidad. Una mujer resuelta que no quiere doblegarse al triste destino que intentan imponerle, sin luchar.
Los secundarios son tantos y tan variados como para hacer las delicias de cualquiera. Entre ellos encontraremos el que encarna la lealtad y el que da vida a la avaricia. El que se viste de traidor y el que posee el más noble corazón... Sea cual sea su papel, la autora consigue dejar su carácter perfectamente definido y arropar de forma brillante las evoluciones de los protagonistas.
El vikingo es una novela sencilla, hermosa y sumamente entretenida. Es una novela para disfrutar del placer de la lectura y para perderse en la misteriosa y apasionante vida de otro tiempo. Un tiempo donde el terror y la injusticia campaban a sus anchas, pero donde queremos creer que el honor, la lealtad y el amor también tenían cabida. No hay misterios insondables de la naturaleza, no hay sexo a troche y moche, no hay humor en clave de hoy, no hay lecciones de historia como para aburrir. No. Solo hay aventura, sentimientos, amor, entretenimiento y evasión. El vikingo es una novela romántica medieval¡Por fin!
Son muchas las lectoras de romántica, que mes tras mes, piden a gritos nuevas autoras y nuevas historias que contengan los elementos que en su día hicieron de ellas defensoras a ultranza de este género. Cierto es que el número de obras publicadas aparenta ser cada vez mayor, y sin embargo, poco a poco, parece que las obras que nos presentan de romántica se alejan más de las que en su día nos enamoraron. Por eso, encontrarme con una novela como El vikingo hace que no pueda por menos que exclamar, una y mil veces, ¡Por fin!
La trama es de lo más entretenida y viene cargadita de aventuras. La expectación no decrece ni un ápice desde la primera página hasta su punto final. Bien se ha encargado su autora de ir conduciendo nuestra curiosidad de un punto a otro de interés sin desviarnos por ello de la trama principal, y sin ponerse a rellenar a base de maniobras sexuales a tutiplén, como desgraciadamente parece que se ha convertido en un hábito en muchas otras.
Los protagonistas tienen sabor, color, olor, tienen vida. Brage Norwald es el retrato de un guerrero orgulloso, fiero, decidido y como no, sumamente atractivo. Dynna es belleza, resistencia, generosidad. Una mujer resuelta que no quiere doblegarse al triste destino que intentan imponerle, sin luchar.
Los secundarios son tantos y tan variados como para hacer las delicias de cualquiera. Entre ellos encontraremos el que encarna la lealtad y el que da vida a la avaricia. El que se viste de traidor y el que posee el más noble corazón... Sea cual sea su papel, la autora consigue dejar su carácter perfectamente definido y arropar de forma brillante las evoluciones de los protagonistas.
El vikingo es una novela sencilla, hermosa y sumamente entretenida. Es una novela para disfrutar del placer de la lectura y para perderse en la misteriosa y apasionante vida de otro tiempo. Un tiempo donde el terror y la injusticia campaban a sus anchas, pero donde queremos creer que el honor, la lealtad y el amor también tenían cabida. No hay misterios insondables de la naturaleza, no hay sexo a troche y moche, no hay humor en clave de hoy, no hay lecciones de historia como para aburrir. No. Solo hay aventura, sentimientos, amor, entretenimiento y evasión. El vikingo es una novela romántica medieval¡Por fin!
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