Donde la vida va despacio, de Sarah Kate Lynch

Joseph Corrigan y Joseph Feehan se hacen mayores y necesitan que alguien continúe su profesión de elaborar los mejores quesos irlandeses.

La presencia de Abby, la nieta de Corrigan y la del apuesto Kit, alegran sus vidas. Ambos, junto a los queseros, podrán retomar el rumbo de sus vidas y pensar en el futuro.

Corrigan y Feehan, o Corrie y Fee, como se les llama en la novela, se están haciendo mayores. Ellos se dedican a fabricar queso, posiblemente uno de los mejores quesos de Irlanda, y no quieren que su trabajo quede en el olvido, sino que alguien lo continúe.

Donde la vida va despacio es una novela contemporánea, que nos cuenta la vida de dos hombres mayores, de la nieta de uno de ellos y de un corredor de bolsa angustiado por los problemas y el trabajo, que se dan cita en un lugar tranquilo donde, efectivamente, la vida va despacio como indica el título.

La autora sabe de lo que habla cuando nos va mostrando los lugares (Nueva York, Irlanda o Australia). Se nota que conoce esos lugares. Sus descripciones son extensas, casi puedes ver los sitios, como si estuvieran paseando por ellos. La elaboración de los quesos tampoco le es extraña y se extiende en contarnos el proceso.

Los personajes están bien definidos. Todos y cada uno de ellos, Fee y Corrie, Kit y Abby, ponen su grano de arena en la historia haciéndola creíble. Muy bien puede ser la historia de unas personas cercanas con las que te cruzas a diario. Sobre todo, los personajes tienen encanto y sensibilidad.

No vamos a encontrar aquí grandes intrigas o una consecución de hechos tensos. Tampoco vamos a encontrar aventura. No es un libro de acción, sino una novela de sentimientos, dudas, deseos y esperanzas. La forma de escribir de esta autora no es rápida, sino lenta, se toma su tiempo describiendo los sitios y lo que sienten los protagonistas. Es la vida en una granja irlandesa y todos los problemas en los que se ve inmersa la sociedad, tanto alcoholismo como divorcios, pasando por traiciones o drogas.

Lo que menos me ha gustado es que uno tarda en encontrar a los protagonistas, para mí se ha extendido demasiado al inicio de la novela. Tiene su motivo, desde luego, y es ponernos en el lugar donde se va a desarrollar la historia.

Poco diálogo y mucha narrativa puede que la conviertan en una novela cansina para muchas lectoras, pero los temas que salen a la palestra son interesantes.

Totalmente predecible el final, pero con el suficiente encanto como para que resulte un libro entretenido al que se le puede dar una oportunidad. Si no esperáis grandes aventuras, os podría gustar.