Es una novela que está escrita con el perfil histórico de la ciudad de Santander durante el siglo XIX. El lector se encuentra con amplios detalles y es capaz de posicionarse en el entorno, sobre todo si conocer la actual ciudad, gracias al trazado urbano y costero de la época en la que se ubica la historia. Esto es siempre de agradecer porque, de ese modo, se puede uno adentrar mejor en los sucesos.
Los personajes son seres que combinan el espíritu vivencial de la época, presos entre los quehaceres diarios, duros y no siempre con salida, y las ilusiones perseguidas que, en ocasiones, no pueden materializarse. La autora ha conseguido dotarlos de una buena dosis de emoción, recelo, intriga y esperanza, que los hace cercanos.
La narrativa es viva, sin decaer en ningún momento, haciendo que los personajes principales lo sean sin desmerecer a unos secundarios estupendos. La novela es amena desde el principio hasta el final y se disfruta. Para quienes conozcan el estilo de escritura de esta autora, no estoy diciendo nada nuevo.
El amor es la baza a la que los protagonistas no son ajenos, a pesar del origen de ambos, que no deja de ser un muro que deben sortear. La fuerza, la determinación y la mutua atracción que sienten consiguen derribarlo.
Las escenas románticas son, como suele hacerlo Elena Bargues, de una sutileza extraordinaria; sensaciones, deseos, lujuria y gozo, descrito todo de un modo especial y perfecto, en el que el lector se encuentra atrapado.
Muy recomendable.
Nieves
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