En la presente historia, nos traslada a Grecia, permitiéndonos pasear por Miconos y Santorini como si fuésemos de vacaciones, viendo su mar y disfrutando de la brisa. Porque la protagonista, Marta, es hija de española y griego. Aunque sus padres pueden darle todo lo que quiera, su carácter la obliga a intentar conseguir las cosas por sí misma, y eso hace que se cuele de incognito en un curso de cocina en uno de los hoteles de su padre.
Al mismo tiempo, Fabio necesita echar de su cabeza su reciente separación y, sobre todo, la rabia de saberse un cornudo. Cuando conoce a Marta, por casualidad, tampoco él se presenta como el famoso tenista griego. Y ahí comienza el follón, porque se acaban enamorando pero las pequeñas mentirijillas tienen luego un coste.
Fabio es un amor de personaje, detallista, guapo y sensato (a pesar de haber tomado parte en un engaño de cara a los paparazzi). Marta es una mezcla explosiva, una mujer que sabe lo que quiere y que, a pesar de las dudas, tiene las ideas claras… al menos hasta que se enamora de un rubio, cuando a ella los rubios no le gustan.
El padre de Marta me ha gustado un montón, es una pieza clave. El hermano de Fabio espero que tenga su propia historia, porque es muy atrayente. Y las dos criadas son personajes importantes en la historia.
Las constantes frases chistosas amenizan la historia obligándote a sonreír desde que la empieza hasta que la terminas. A mí me parece dificilísimo escribir este tipo de comedias románticas, la verdad, y me lo paso en grande leyendo a Sandra porque me ayuda a olvidarme de todo.
Nieves
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