La protagonista, Luisa, se nos muestra como una mujer con decisión. Ha deseado desde siempre ser joyera, confeccionar sus propias creaciones y lo consigue. Pero en aquellos tiempos una mujer no solo debía ser creativa, sino guardar casi el secreto y ser representada dentro del gremio por un hombre. Sin intención de casarse, cae en la trampa que le pone su clienta y amiga, Catalina, una dama de la influente familia de los Velasco. Y es que lía de tal modo que, pensando que se trata de otra cosa, accede a casarse con un comediante famoso en los escenarios y en la Corte.
Álvaro Villanueva quiere tener su propia compañía de teatro y para ello necesita dinero. Atendiendo a los consejos de su amiga, que no es otra que la de Luisa, acuerda casarse con la joyera y representarla, a cambio de la bolsa suficiente para llevar a cabo sus planes.
A partir de ahí disfrutamos de conversaciones inteligentes, escenas románticas por parte de Alvaro que Luisa corta de raíz. Y el pobrecito va de mal en peor, de no querer enamorarse a estar loco por esa mujer que le rechaza y pone distancia entre ellos.
Intrigas, la desaparición de una perla maldita conocida como La Peregrina, traiciones… Todo eso mezclado con una gran dosis de humor que hacen la lectura deliciosa.
Los secundarios, de lujo, como siempre, metiéndose en la vida de los protagonistas y consiguiendo escenas de los más divertido. Cristóbal, el criado a Álvaro, se sale. Y la amiga de ambos, Catalina, me a encantado. Deseando ya leer su propia historia, La diosa de mi tormento.
Nieves
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