Amor prohibido no es la primera novela que leo que tiene cierto toque al patito feo, y, como suele pasarme con muchas novelas románticas que tienen visos de cuento o me recuerda a alguno, me ha encantado. No puede decirse que la idea de la parte sea excesivamente original, pero aun así, la novela me parece refrescante, tierna y muy romántica. Además, tiene elementos que hacen de ella una novela diferente y nueva.
Daphne Wade, la protagonista, es una joven que trabaja restaurando antigüedades. Tras la muerte de su padre y tras quedar completamente sola y sin nadie a quien recurrir, ve que la única salida que le queda es trabajar y no sabe hacer otra cosa que restaurar antigüedades, así que traza un plan.
Consigue que Anthony Courtland, el duque de Tremore, un apasionado de las antigüedades que está realizando una excavación en sus tierras, la contrate pese a ser mujer. Pronto le demuestra su valía y se hace indispensable para él. Pero pronto también se enamora de él y cada vez que está delante del Conde es incapaz de no sonrojarse ni tartamudear como una tonta.
A primera vista Daphne es una joven poco atractiva, demasiado simple y anodina y sin nada que resalte, salvo unos preciosos ojos que sus enormes gafas no dejan ver demasiado.
Como es bastante habitual, Anthony no ve en Daphne otra cosa que una restauradora eficiente y muy necesaria para su excavación. Está próximo a abrir un museo y las reliquias halladas en sus tierras son de vital importancia.
Como Conde y heredero de su familia, Anthony sabe que debe casarse y tras mucho meditarlo, cree que ha llegado el momento. No le importa demasiado quién sea la elegida, ya que él no busca un matrimonio por amor. El trágico matrimonio de sus padres no le dejó con demasiada fe en el amor.
Como digo en un principio no repara en Daphne como mujer, pero cuando ésta repentinamente le comunica que desea abandonar su trabajo para trasladarse a Londres y buscar marido, empieza a verla con otros ojos y a ver la verdadera mujer que se esconde detrás de los horribles delantales y los moños tirantes. El repentino deseo de la joven de abandonar su trabajo, le hace plantearse cualquier cosa por impedir su marcha porque la necesita para su excavación… y porque cada vez le atrae más.
En realidad no asistimos a una transformación asombrosa de Daphne y eso es algo que me gusta mucho porque Daphne no deja de ser ella misma en todo momento. Los cambios son más sutiles, son más producto de ver detrás del muro que ha creado a su alrededor, son más lentos y paulatinos. Con la ayuda de Violeta, la hermana de Anthony, que se convierte en amiga y confidente de Daphne, ésta halla el valor de mostrarse tal cual es y a ganar confianza y seguridad en sí misma.
Había leído muy buenas críticas de Amor prohibido, razón por la que cogí el libro con cierto reparo, temiendo decepcionarme, pero ya había leído otra novela de Laura Lee Guhrke que me gustó muchísimo y me animé.
Amor prohibido me ha parecido una novela ágil, amena, muy entretenida y tierna.
Sin duda el personaje de Daphne es el que más me ha sorprendido porque no es la típica protagonista poco agraciada que casi por arte de magia se transforma en un bellezón, sino que va experimentando pequeños cambios, sobre todo de manera de ser, encarando su realidad y no se resigna ante las dificultades, sino que les planta cara. Por el contrario, lucha por hacerse respetar y sobre todo se respeta a sí misma.
De Anthony me ha encantado como una vez repara en Daphne, no se rinde en su empeño por conquistarla. Y cuando repara en ella no es tanto por su físico, sino por un conjunto de características que la hacen verla de otra manera, lo que, en mi opinión, resulta más creíble y más romántico.
Otro de los puntos que hacen de ésta una novela diferente es que no se centra tanto en los bailes ni reuniones de salón. Lógicamente el trabajo en la excavación hace que la historia gire mucho alrededor de ésta.
Me gusta que pese a que al final se “solucionan” las diferencias de clase que muchas veces parecen obstáculos tan insalvables, la autora no se saca de la manga ese arreglo, ya que desde el principio no oculta el origen de Daphne y que no es la simple muchacha que parece a ojos de Anthony, sin familia ni recursos.
De todos modos a mí no me habría importado que ese hecho no quedara resuelto, no creo que todo tenga que quedar tan perfecto, pero esa parte de la trama tiene su razón de ser, es lógica, coherente y está justificada.
Como secundarios destacaría sobre todo a Violeta, la hermana de Anthony, protagonista de la tercera novela de esta saga, y a Dylan Moore, el amigo músico de Anthony, protagonista de Todos sus besos.
En definitiva, Amor prohibido es una novela que me ha sorprendido muy gratamente y que me ha reafirmado en mi intención de seguir leyendo las novelas de Laura Lee Guhrke, una autora que me ha sorprendido muy gratamente y a la que tengo en mi lista de autoras preferidas.
Me ha parecido una novela sencilla, emotiva, amena y, lo más importante, me ha mantenido en vilo de principio a fin.
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