Durante siglos Cratus fue el brazo ejecutor de los dioses del Olimpo aniquilando a todo aquel que se le ordenase, hasta que llegó el día en que, en un acto se misericordia, se negó a asesinar a un bebé recién nacido. Eso le valió ganarse la ira de Zeus que lo desterró y le robó sus poderes, condenándolo a una vida solitaria y llena de torturas.
Desde entonces, con el rostro surcado por una cicatriz, vive entre los humanos pero solo y silencioso, sin establecer vínculo con ninguno. Cada noche es torturado y asesinado por los dioses para luego ser devuelto a la vida y prolongar así su agonía.
Cuando el panteón de los dioses del Olimpo, y la humanidad al completo, se ven amenazados por el peligro que entrañan Noir y Azura, se dan cuenta que Cratus -ahora conocido como Jericho- es su última esperanza para derrotarlos. Al ser uno de los pocos dioses que pueden obtener poderes de “La Fuente“, lo necesitan de nuevo en sus filas.
Zeus encarga a Delphine, una dream-hunter que consiga que Cratus acepte luchar junto a los dioses del Olimpo de nuevo. Nike, la hermana de Cratus le aconseja que lo seduzca. Sin embargo, antes de tener la oportunidad de acercarse a Jericho y explicarle la situación, éste decide aliarse son Noir y Azura que le ofrecen la oportunidad de vengarse de Zeus y del resto del Olimpo. Para sellar la alianza le entregan a Delphine, a la han capturado prisionera, como esclava.
De nuevo provisto de sus poderes, Jericho está decidido a vengarse del panteón de dioses del Olimpo, a pesar de las advertencias de Delphine sobre cuál será el destino no sólo de los dioses, sino también de la humanidad si mantiene su alianza con éstos. Tras seis mil años de castigo, viviendo solo y torturado, Jericho no tarda en descubrir cuál fue el destino de aquel bebé que salvó y que le costó un precio tan alto, lo que supone un gran impacto para él y le conduce a otra existencia más allá de la soledad y la tortura, donde emociones nuevas le aguardan.
Pero pese al pacto con Noir y Azura, su vida no está a salvo, sino que por el contrario está tan en peligro como la de la humanidad, Delphine o los mismos dioses…
En Dream warrior, Sherrilyn Kenyon nos adentra una vez en el mundo de los dream-hunters, la que es la menos conocida de las tres ramas de cazadores.
Con el libro anterior, el de Stryker y Zephira, nos adentró un poco más en el bando de los daimons, formando nuevas alianzas y presentándonos a nuevos personajes que hacen más compleja la saga, aunque también esclarecen (a su modo) otros puntos.
Pero Dream warrior introduce grandes novedades y giros muy importantes en el destino de los dream-hunters, quienes hasta la fecha habían sido desprovistos de sus emociones a causa de una maldición.
Si bien los últimos libros, con excepción del de Acheron y el de Stryker, no habían logrado captar mi interés, con la historia de Jericho y Delphine no ha sucedido así. La novela me ha enganchado de principio a fin, tanto por los personajes protagonistas y secundarios, como por el desarrollo de la trama que, en mi opinión, no decae en ningún momento.
Como novela romántica me ha gustado la historia de amor de Jericho y Delphine, cuyas vidas han estado unidas desde miles de años atrás sin que ninguno de los dos lo sepa. Me ha gustado mucho la atracción instantánea entre la pareja, y me ha gustado el modo en que Jericho va descubriendo nuevas emociones.
En el caso de Delphine, al ser una dream-hunter, es menos evidente cómo le afectan los sentimientos, aunque al ser medio humana, se ve afectada por ellas.
A pesar que me parece que Jericho se rinde a sus sentimientos con un poco de rapidez, me ha parecido bonito cómo se enamoran.
Dejando de lado la historia de amor, para mí la gran incógnita se centra en Jaren y Jared por un lado, y Nick y Madoc por otro. Tal como se descubrió en One silent night, el personaje de Nick ha adquirido un papel y un protagonismo que es uno de los pilares de estos libros.
La reaparición de antiguos conocidos como Acheron, Zarek, Astrid o Tory, al menos a mí, me han alegrado mucho la lectura, ya que una de las cosas que menos me han gustado de los últimos libros ha sido la poca participación de éstos.
El mundo de los dioses tiene más peso en la trama, lo que da pie a nuevas intrigas y maquinaciones y a un ritmo trepidante y con más interrogantes.
Uno de los puntos que más me han gustado de Dream warrior es la historia de amor. Aunque las subtramas que envuelven el libro me han parecido muy interesantes, me ha gustado sobre todo la relación de Jericho y Delphine, así como la identidad de los padres de Delphine, que da pie a unas escenas muy emotivas.
A estas alturas de la saga, es interesante el giro que las novelas van tomando y aunque, en mi opinión, hay libros que no me aportan nada, los hay que me atrapan. Dream warrior es uno de ellos. No lo considero uno de mis preferidos, pero sí original y sorprendente por el curso que toman muchos personajes y las intrigas que va abriendo.
Para las fans acérrimas de esta saga me parece una novela indispensable, para el resto una novela original y con un ritmo trepidante.
Desde entonces, con el rostro surcado por una cicatriz, vive entre los humanos pero solo y silencioso, sin establecer vínculo con ninguno. Cada noche es torturado y asesinado por los dioses para luego ser devuelto a la vida y prolongar así su agonía.
Cuando el panteón de los dioses del Olimpo, y la humanidad al completo, se ven amenazados por el peligro que entrañan Noir y Azura, se dan cuenta que Cratus -ahora conocido como Jericho- es su última esperanza para derrotarlos. Al ser uno de los pocos dioses que pueden obtener poderes de “La Fuente“, lo necesitan de nuevo en sus filas.
Zeus encarga a Delphine, una dream-hunter que consiga que Cratus acepte luchar junto a los dioses del Olimpo de nuevo. Nike, la hermana de Cratus le aconseja que lo seduzca. Sin embargo, antes de tener la oportunidad de acercarse a Jericho y explicarle la situación, éste decide aliarse son Noir y Azura que le ofrecen la oportunidad de vengarse de Zeus y del resto del Olimpo. Para sellar la alianza le entregan a Delphine, a la han capturado prisionera, como esclava.
De nuevo provisto de sus poderes, Jericho está decidido a vengarse del panteón de dioses del Olimpo, a pesar de las advertencias de Delphine sobre cuál será el destino no sólo de los dioses, sino también de la humanidad si mantiene su alianza con éstos. Tras seis mil años de castigo, viviendo solo y torturado, Jericho no tarda en descubrir cuál fue el destino de aquel bebé que salvó y que le costó un precio tan alto, lo que supone un gran impacto para él y le conduce a otra existencia más allá de la soledad y la tortura, donde emociones nuevas le aguardan.
Pero pese al pacto con Noir y Azura, su vida no está a salvo, sino que por el contrario está tan en peligro como la de la humanidad, Delphine o los mismos dioses…
En Dream warrior, Sherrilyn Kenyon nos adentra una vez en el mundo de los dream-hunters, la que es la menos conocida de las tres ramas de cazadores.
Con el libro anterior, el de Stryker y Zephira, nos adentró un poco más en el bando de los daimons, formando nuevas alianzas y presentándonos a nuevos personajes que hacen más compleja la saga, aunque también esclarecen (a su modo) otros puntos.
Pero Dream warrior introduce grandes novedades y giros muy importantes en el destino de los dream-hunters, quienes hasta la fecha habían sido desprovistos de sus emociones a causa de una maldición.
Si bien los últimos libros, con excepción del de Acheron y el de Stryker, no habían logrado captar mi interés, con la historia de Jericho y Delphine no ha sucedido así. La novela me ha enganchado de principio a fin, tanto por los personajes protagonistas y secundarios, como por el desarrollo de la trama que, en mi opinión, no decae en ningún momento.
Como novela romántica me ha gustado la historia de amor de Jericho y Delphine, cuyas vidas han estado unidas desde miles de años atrás sin que ninguno de los dos lo sepa. Me ha gustado mucho la atracción instantánea entre la pareja, y me ha gustado el modo en que Jericho va descubriendo nuevas emociones.
En el caso de Delphine, al ser una dream-hunter, es menos evidente cómo le afectan los sentimientos, aunque al ser medio humana, se ve afectada por ellas.
A pesar que me parece que Jericho se rinde a sus sentimientos con un poco de rapidez, me ha parecido bonito cómo se enamoran.
Dejando de lado la historia de amor, para mí la gran incógnita se centra en Jaren y Jared por un lado, y Nick y Madoc por otro. Tal como se descubrió en One silent night, el personaje de Nick ha adquirido un papel y un protagonismo que es uno de los pilares de estos libros.
La reaparición de antiguos conocidos como Acheron, Zarek, Astrid o Tory, al menos a mí, me han alegrado mucho la lectura, ya que una de las cosas que menos me han gustado de los últimos libros ha sido la poca participación de éstos.
El mundo de los dioses tiene más peso en la trama, lo que da pie a nuevas intrigas y maquinaciones y a un ritmo trepidante y con más interrogantes.
Uno de los puntos que más me han gustado de Dream warrior es la historia de amor. Aunque las subtramas que envuelven el libro me han parecido muy interesantes, me ha gustado sobre todo la relación de Jericho y Delphine, así como la identidad de los padres de Delphine, que da pie a unas escenas muy emotivas.
A estas alturas de la saga, es interesante el giro que las novelas van tomando y aunque, en mi opinión, hay libros que no me aportan nada, los hay que me atrapan. Dream warrior es uno de ellos. No lo considero uno de mis preferidos, pero sí original y sorprendente por el curso que toman muchos personajes y las intrigas que va abriendo.
Para las fans acérrimas de esta saga me parece una novela indispensable, para el resto una novela original y con un ritmo trepidante.
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