Roman Draganesti es apuesto, encantador, millonario y leal, un hombre digno de confianza, pero también es un vampiro y no cualquiera, sino el jefe o señor del aquelarre de los llamados Nuevos Vampiros Modernos.
Entre las filas de los vampiros, se distinguen dos bandos o clases: los Nuevos Vampiros Modernos y los que se hacen llamar los “Malcontents”, la fracción insatisfecha con las directrices y normas de vida (o no vida, según se mire) que rigen el nuevo mundo vampiro.
Roman, como señor de su aquelarre, aboga por una vida pacífica entre humanos y vampiros: una existencia en armonía que no ponga en peligro ni la vida de unos ni de otros. Por ello, años atrás inventó la sangre sintética con el fin de que los vampiros se alimentaran de esa sangre sin tener que morder a los humanos para nutrir sus organismos. De ese modo, la raza vampiro podría seguir existiendo sin poner en peligro su continuidad y que la población humana tampoco se viera mermada.
Pero existe una fracción dentro del mundo vampiro que no está satisfecha con tal filosofía. Es el aquelarre dirigido por Ivan Petrovsky, bajo el que en sus filas militan varios vampiros de origen ruso. Petrovsky odia desde siglos atrás a Roman Draganesti ya que fue él quien derrotó a Casimir, un sanguinario y cruel vampiro.
Los últimos descubrimientos de Roman consisten en idear la fórmula para que un vampiro pueda caminar bajo la luz del sol, y la creación de una muñeca, VANNA, una muñeca creada con un mecanismo que permite morder y beber la sangre de su vena, como si de una mujer humana se tratase.
Cuando Roman “prueba” el invento, pierde uno de sus colmillos en el proceso. ¿Y qué hace un vampiro digno de preciarse con un solo colmillo? Rápidamente dilucidan que necesitan un dentista que fije ese colmillo. El problema es que no existe ninguno dentro de la sociedad vampiro y si el colmillo no es fijado antes de que amanezca, así permanecerá por toda la eternidad. ¿Qué sería de Roman con un solo colmillo? Evidentemente el hazmerreír de los vampiros.
La solución más rápida y obvia consiste en buscar un dentista de urgencias a media noche, uno al que pueden inducir mentalmente para que efectúe el trabajo y después borrar sus memorias respecto a tal acción.
Shanna Whelan es la dentista que encuentran, una mujer que arrastra sus propios y angustiosos problemas. Objeto de un intento de asesinato, se encuentra bajo el programa de protección de testigos, ya que presenció el crimen perpetrado contra su amiga Karen. Con una nueva identidad, Jane Wilson, y un nuevo trabajo trata de pasar lo más desapercibida posible. O eso intenta.
La aparición en la consulta dental de Roman Draganesti no hace sino iniciar una serie de acontecimientos que vuelven a poner su vida patas arriba. Primero cuando el hombre no acepta su negativa a implantarle un colmillo “animal”. Shanna, inmune al control mental de Roman, no acepta realizar tal trabajo. Si el hombre es un tipo excéntrico y raro, que acuda a otro dentista, dictamina.
Pero mientras se encuentra inmersa en una discusión con ese atractivo extraño, es víctima de un intento de secuestro y asesinato por parte de un grupo de mafiosos rusos.
Roman rápidamente se percata que estos hombres trabajan para Ivan Petrovsky, el que es su mortal enemigo. Por lo que decide intermediar. Si éste trata de atentar contra Shanna, él la protegerá. ¿Quién mejor para defenderla de un vampiro que otro igualmente poderoso? Así que sin muchos miramientos la lleva al complejo industrial de Romatech, donde se encuentra la sede de su compañía y su residencia.
En él conviven los miembros de su aquelarre, un grupo de humanos a su servicio y su harem de mujeres vampiro o no muertas, como todo señor de un aquelarre que se precie.
La aparición de Shanna provoca un giro de ciento ochenta grados en su organizada y estricta vida. Por un lado debe convivir con una mujer mortal y humana, que no debe bajo ningún concepto descubrir su auténtica naturaleza, por otro debe protegerla de esa horda de vampiros y seguidores de Ivan, y trata, en el proceso, de descubrir las causas por las que quieren su muerte. Y por último debe lidiar con la enorme atracción que siente hacia la joven. Ya años atrás se juró no volver a enamorarse de una mujer humana. A esto se une que debe controlar al grupo de once mujeres vampiro o no muertas que forman su harem, ofendidas con él por no recurrir a ellas.
Todos estos elementos se conjugan para crear una situación excéntrica, rocambolesca y un tanto ridícula, donde el humor y las sorpresas no dejan de estar presentes.
Los personajes de How to marry a millionaire vampire no se parecen en nada a los que típicos protagonistas de una novela de vampiros. Para empezar, Roman fue un monje en su vida mortal. Pese a que ese momento de conversión fue traumático y desgarrador para él -después de todo le ocasionó la muerte humana y la entrada a otra vida- la autora no se recrea en su dolor y tormento. De fondo siempre subyace esos sentimientos negativos hacia sí mismo, en quien ve una criatura del demonio.
También es atípico en el sentido de que su objetivo en la vida es investigar y descubrir todo cuanto sea posible para “normalizar” la existencia de los vampiros. El primer paso fue la sangre sintética, el próximo puede ser la fórmula que les permita caminar bajo la luz del sol.
Shanna es una joven que posee una habilidad mental de la que ella no es consciente. Puede establecer un vínculo mental con Roman y posee tal capacidad psíquica que es inmune a los intentos denodados de éste por controlar su mente. De hecho debe someterse a hipnosis para realizar el implante del colmillo porque no consigue “convencerla” de buenos modos.
Shanna ha tenido una vida un tanto solitaria. Alejada de su familia por causas que no entiende, ha estudiado y se ha convertido en una dentista, aunque tampoco queda claro que exista una evidente vocación tras tal decisión.
Además, tras la brutal muerte de su amiga Karen, es incapaz de soportar la visión de la sangre, lo que no hace sino dificultar su trabajo, y algo que su contacto con el mundo vampiro termina por hacerle superar, evidentemente.
A priori la trama promete ser divertida, pero paulatinamente fui perdiendo la atención. Aunque el hilo argumental versa más en torno a las situaciones de enredo y malos entendidos entre ambos, la lectura es ágil y amena, aunque en mi opinión según la trama avanza pierde fuelle, volviéndose un tanto confusa cuando aparece la CIA en escena y por la resolución de los acontecimientos, además de que deja cabos sueltos que, al menos yo, considero importantes y vitales para la trama y el futuro para una humana y un vampiro.
Con lo que How to marry a millionaire vampire me parece una novela amena de leer durante la primera mitad del libro, pero según surgen más elementos como es la aparición de la CIA o se descubre más sobre el pasado de Shanna, adquiere un tono diferente. Por otra parte, como he dicho antes, hay elementos que a priori son considerados como un handicap en la relación entre Shanna y Roman -una mujer y un vampiro- y que quedan sin resolver, algo que a mí me parece que hace que la novela sea un poco incongruente.
En cualquier caso es una novela paranormal diferente, entretenida pero, en mi opinión, sin más pretensiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.