Luke Turner es el chico malo del pueblo, conflictivo, mujeriego y por si fuera poco acaba de salir de la cárcel después de ser condenado por violación. Por razones obvias no es un hombre apropiado para Sarah MacGowan, bien educada y perteneciente a una familia decente. Pero la vida aparentemente feliz que lleva Sarah no es tal: está enamorada en secreto de su cuñado desde hace años y sufre en silencio por los celos que siente hacia su hermana.
Cuando Sarah encuentra en la puerta de su casa a Luke, que viene buscando trabajo, todos sus instintos de protección se ponen en alerta. A pesar de su temor inicial por él pero sin creer totalmente todo lo que cuentan en el pueblo sobre sus correrías, algo se despierta dentro de ella y decide darle una oportunidad.
A veces no es necesario que los protagonistas de una novela vayan de acá para allá y corran mil aventuras, a veces es suficiente con que te cuenten una historia sobre dos personas, sobre cómo superan sus miedos iniciales y las barreras que les impone la sociedad y cómo se conocen el uno al otro para terminar descubriendo el amor verdadero. Tan sencillo como eso pero a la vez tan complicado.
La vida en Texas a principios del siglo XX es muy dura y Luke y Sarah tendrán que pasar por muchas dificultades hasta conseguir ser felices. Con un estilo que recuerda a Spencer, aunque no tan costumbrista, Lisa Gregory deja entrever cómo tuvo que ser la vida en aquellas condiciones centrándose sobre todo en los sentimientos de los protagonistas.
La novela me ha encantado, sobre todo porque a pesar de que puede ser bastante dura en algunas ocasiones, lo que queda al final es el triunfo de la bondad y la generosidad frente a la maldad y los prejuicios. Quizá resulte un poco ingenua y previsible a veces pero el regusto que se te queda cuando cierras el libro es muy bueno, y ya por eso merece la pena leerlo, de hecho últimamente no encuentro muchos libros que me dejen este buen sabor de boca. Es una novela preciosa, con ese toque "clásico" que sé que muchas de las lectoras agradecerán.
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