Una atractiva muchacha cumple condena por el asesinato de su esposo. Al salir en libertad condicional, Rachel es apresada de nuevo por vagancia, pero esta vez el vizconde D’Aubrey uno de los magistrados que la juzgan, le ofrece la oportunidad de redimirse trabajando como ama de llaves para él. Rachel sospecha las perversas intenciones del vizconde, un joven libertino y apuesto, pero nada puede ser peor que la cárcel, o al menos eso cree ella.
La mujer cautiva es una de esas novelas que no dejan indiferente a nadie. Una historia que por la parte del pasado, tristemente bien podría basarse en hechos reales. Con lo que conociendo la crudeza de esos tiempos, no nos ha de extrañar que no sea de fácil digestión. Esta será pues, una de las razones por las que muchas la destierren y por el contrario, otras no nos cansemos de ensalzarla.
La trama es relativamente sencilla y leyendo la sinopsis es fácil hacerse una idea, aunque como es de rigor, alguna situación nueva tiene que introducir para culminar el desenlace. ¿Qué es entonces lo que la destaca? Espero que si seguís leyendo sea capaz de conseguir transmitirlo.
Rachel es apenas el esbozo de una mujer. Hace tiempo que perdió las riendas de su vida, si es que alguna vez llego a tenerlas. En su valle de lágrimas, ha perdido familia, honor, fuerza, juventud y sobretodo esperanza. Es una sombra gris invisible a los ojos del mundo que se desliza dejando una estela de derrota a su paso. No vive, sobrevive. No cuestiona, obedece. Ni siquiera se atreve a levantar su mirada. Ver su transformación asombra y conmueve.
Sebastian es duro pero hasta decir basta, se nos presenta con una frialdad y decisión, que te hace temblar las canillas. Parece como que los sentimientos no hubieran formado nunca parte de él y sin embargo a lo largo de la novela, vas descubriendo que ahí estaban, esperando ser reconocidos. Siendo el propio protagonista, el mayor sorprendido en el proceso, eso si, mantiene su cinismo hasta el final.
El inicio de su relación sexual es lujuriosa, dominante, injusta y hasta sucia. Llena de egoísmo y prepotencia. Nada de orgasmo que esclaviza a la dulce doncella, nada de he descubierto el paraíso, nada de ahora te has convertido en el amor de mi vida. Aquí el planteamiento va mas a "Yo mando, domino y exijo" menos mal que poco a poco descubres al amante generoso, que te abre los ojos a una realidad, que ni él mismo se permite reconocer: El amor.
Ese amor que no conoce pasados, ni traumas, ni conveniencias. Ese sentimiento que no se puede explicar, pero que se convierte en la razón de nuestra vida y nos lleva a intentar superarnos. Ese amor que nos aparta del egoísmo y nos impulsa a desear luchar por ser mejores.
Esta es una novela para las que, como yo, creen que el amor tiene mil caras. Unas son dulces y otras, quizá mas amargas. Hay veces que solo requiere un cruce de miradas y otras, en las que hay que luchar, entregar, perdonar y sentir. Pero venga adornado de bellas palabras o nazca en el silencio, sean jóvenes o viejos, cínicos o caballeros, damas o putas cuando te toca, a todos nos iguala.
Que fácil es enamorarse de un principe azul, pero que sobrecogedor es ver, que el amor puede nacer entre las piedras, con personas que perdiendo su conciencia, redescubren el alma y la entregan. En la mujer cautiva encontraras muestra de todo ello permite que encuentre un hueco en tu recuerdo.
La mujer cautiva es una de esas novelas que no dejan indiferente a nadie. Una historia que por la parte del pasado, tristemente bien podría basarse en hechos reales. Con lo que conociendo la crudeza de esos tiempos, no nos ha de extrañar que no sea de fácil digestión. Esta será pues, una de las razones por las que muchas la destierren y por el contrario, otras no nos cansemos de ensalzarla.
La trama es relativamente sencilla y leyendo la sinopsis es fácil hacerse una idea, aunque como es de rigor, alguna situación nueva tiene que introducir para culminar el desenlace. ¿Qué es entonces lo que la destaca? Espero que si seguís leyendo sea capaz de conseguir transmitirlo.
Rachel es apenas el esbozo de una mujer. Hace tiempo que perdió las riendas de su vida, si es que alguna vez llego a tenerlas. En su valle de lágrimas, ha perdido familia, honor, fuerza, juventud y sobretodo esperanza. Es una sombra gris invisible a los ojos del mundo que se desliza dejando una estela de derrota a su paso. No vive, sobrevive. No cuestiona, obedece. Ni siquiera se atreve a levantar su mirada. Ver su transformación asombra y conmueve.
Sebastian es duro pero hasta decir basta, se nos presenta con una frialdad y decisión, que te hace temblar las canillas. Parece como que los sentimientos no hubieran formado nunca parte de él y sin embargo a lo largo de la novela, vas descubriendo que ahí estaban, esperando ser reconocidos. Siendo el propio protagonista, el mayor sorprendido en el proceso, eso si, mantiene su cinismo hasta el final.
El inicio de su relación sexual es lujuriosa, dominante, injusta y hasta sucia. Llena de egoísmo y prepotencia. Nada de orgasmo que esclaviza a la dulce doncella, nada de he descubierto el paraíso, nada de ahora te has convertido en el amor de mi vida. Aquí el planteamiento va mas a "Yo mando, domino y exijo" menos mal que poco a poco descubres al amante generoso, que te abre los ojos a una realidad, que ni él mismo se permite reconocer: El amor.
Ese amor que no conoce pasados, ni traumas, ni conveniencias. Ese sentimiento que no se puede explicar, pero que se convierte en la razón de nuestra vida y nos lleva a intentar superarnos. Ese amor que nos aparta del egoísmo y nos impulsa a desear luchar por ser mejores.
Esta es una novela para las que, como yo, creen que el amor tiene mil caras. Unas son dulces y otras, quizá mas amargas. Hay veces que solo requiere un cruce de miradas y otras, en las que hay que luchar, entregar, perdonar y sentir. Pero venga adornado de bellas palabras o nazca en el silencio, sean jóvenes o viejos, cínicos o caballeros, damas o putas cuando te toca, a todos nos iguala.
Que fácil es enamorarse de un principe azul, pero que sobrecogedor es ver, que el amor puede nacer entre las piedras, con personas que perdiendo su conciencia, redescubren el alma y la entregan. En la mujer cautiva encontraras muestra de todo ello permite que encuentre un hueco en tu recuerdo.
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