Rachel es la pequeña de la familia Lear. Siempre está escondida detrás de una novela romántica, adora el yoga y la astrología, y considera a Ben y Jerry uno de sus más íntimos amigos. Cuando su padre deja de mantenerla tratando de lanzarla al mundo real, Rachel se ve obligada a idear un plan que incluye perder unos cuantos kilos, buscar un empleo… y, con la ayuda de su mejor amiga, una bruja, atrapar a un caballero andante con acento inglés y aspecto a lo James Bond.
De repente, Flynn Oliver aparece en la vida de Rachel. Flynn es atractivo y encantador, como los héroes de las novelas románticas que siempre ha leído. Rachel no puede creer en su suerte. Flynn es como un sueño hecho realidad… hasta que una serie de crímenes muestran al auténtico Flynn Oliver y despiertan a Rachel de su sueño de «y fueron felices para siempre»….
Después de Adicta al trabajo, que para mí fue la revelación de Julia London como una estupenda autora en actual, y Más que una cara bonita, que mantuvo mis expectativas, debo reconocer que La soñadora resultó un chasco. No es que la novela en si, sea para echarla a la pira de los infumables, aunque en su lectura nos pueda asaltar esa idea, sólo, que al ser demasiado previsible para mi gusto, y con toques de humor algo gastados made in USA, me ha resultado decepcionante y cansina.
Rachel es del tipo: “de buena soy tonta” (que ya es delito con 31 tacos) y como tontita que soy, ¿Qué puedo hacer? Pues está claro: el TONTO. No si su padre lleva más razón que un santo, y por mucho que la quiera, anda que no ve de que pie cojea. Entre lo de los embrujos, la amiga que está como una chota, el ex novio aprovechado y ella aguantando marea, la forma en que se plantea afrontar sus problemas y esquivar al vecino, sin olvidarnos de la panda de tarados que tiene por alumnos, todavía no me explico como Flynn (vaya con el nombrecito y no voy a entrar a que me recuerda, solo que era verde, de patas largas y chistera) se enamora de ella.
Claro que aunque sea atractivo a rabiar, y de lo mas amable y servicial, con acento británico incluido (que por lo visto debe de ser afrodisíaco), este también venía con defecto de fábrica. Porque pásmate con su entorno más cercano: La madre…. ¡¿Eso es una madre?! U otra descerebrada con ganas de aires de grandeza, el padre que parece que no da mucho de si, y la susodicha Irish, que otra cosa no, pero cara dura hasta aburrir, si conseguimos tranquilizarnos un poco y nos paramos a pensar, sin dejarnos llevar por nuestros instintos primarios, Rachel es sin duda su mejor opción. Por lo menos es buena, tonta pero buena, y bien dispuesta, ya es algo ¿No? Ya se sabe que en el país de los ciegos la tuerta es la reina, y mas para este, que por lo visto va de “listo”.
En fin, como una peli de Pajares y Esteso pero a la americana. A la que no le falta su toque de ternura y romanticismo, y alguna escena bonita o divertida que nos ayude a no corear “A la hoguera con ella”
De repente, Flynn Oliver aparece en la vida de Rachel. Flynn es atractivo y encantador, como los héroes de las novelas románticas que siempre ha leído. Rachel no puede creer en su suerte. Flynn es como un sueño hecho realidad… hasta que una serie de crímenes muestran al auténtico Flynn Oliver y despiertan a Rachel de su sueño de «y fueron felices para siempre»….
Después de Adicta al trabajo, que para mí fue la revelación de Julia London como una estupenda autora en actual, y Más que una cara bonita, que mantuvo mis expectativas, debo reconocer que La soñadora resultó un chasco. No es que la novela en si, sea para echarla a la pira de los infumables, aunque en su lectura nos pueda asaltar esa idea, sólo, que al ser demasiado previsible para mi gusto, y con toques de humor algo gastados made in USA, me ha resultado decepcionante y cansina.
Rachel es del tipo: “de buena soy tonta” (que ya es delito con 31 tacos) y como tontita que soy, ¿Qué puedo hacer? Pues está claro: el TONTO. No si su padre lleva más razón que un santo, y por mucho que la quiera, anda que no ve de que pie cojea. Entre lo de los embrujos, la amiga que está como una chota, el ex novio aprovechado y ella aguantando marea, la forma en que se plantea afrontar sus problemas y esquivar al vecino, sin olvidarnos de la panda de tarados que tiene por alumnos, todavía no me explico como Flynn (vaya con el nombrecito y no voy a entrar a que me recuerda, solo que era verde, de patas largas y chistera) se enamora de ella.
Claro que aunque sea atractivo a rabiar, y de lo mas amable y servicial, con acento británico incluido (que por lo visto debe de ser afrodisíaco), este también venía con defecto de fábrica. Porque pásmate con su entorno más cercano: La madre…. ¡¿Eso es una madre?! U otra descerebrada con ganas de aires de grandeza, el padre que parece que no da mucho de si, y la susodicha Irish, que otra cosa no, pero cara dura hasta aburrir, si conseguimos tranquilizarnos un poco y nos paramos a pensar, sin dejarnos llevar por nuestros instintos primarios, Rachel es sin duda su mejor opción. Por lo menos es buena, tonta pero buena, y bien dispuesta, ya es algo ¿No? Ya se sabe que en el país de los ciegos la tuerta es la reina, y mas para este, que por lo visto va de “listo”.
En fin, como una peli de Pajares y Esteso pero a la americana. A la que no le falta su toque de ternura y romanticismo, y alguna escena bonita o divertida que nos ayude a no corear “A la hoguera con ella”
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