Jason Mitchel ha logrado su sueño, ingresar en el equipo de hockey profesional de los Blades de Nueva York. Es joven, rico y está encantado de haberse trasladado a la Gran Manzana. Sólo hay un pequeño problema, su perro, un terranova llamado Stanley está demasiado acostumbrado a corretear a sus anchas al aire libre.
Afortunadamente para ambos aparece Delilah Gould, una encantadora entrenadora de perros que no puede evitar entrometerse y enseñarla a aquel perro bonachón a levantar las patas y a caminar junto a su amo. Pero a aquien de verdad le gustaría enseñar algunos trucos es al atractivo dueño del animal. Lástima que ella sea demasiado tímido y él sea de esa clase de hombres que no se deja domar…
Cuando el encantador deportista le da muestras de interés, Delilah está tan emocionada que no se lo puede creer. Sin embargo, con la liga en su momento álgido, Jason se da cuenta de que no sólo va a tener que hacer un gran esfuerzo para ganar la copa Stanley, sino que también para ganarse el amor de la jujer que ha sabido domesticar a su perro y conquistar su corazón.
Convivo con 3 perras, hasta hace unos días con 4, se acaba de morir una. En esta casa hay "cultura perril", siempre tengo 4. Son ya viejecitas y por las mañanas reparto pastillas como si de un geriátrico se tratara. La del estómago para Fina y Gala porque están operadas de lo mismo que operan al perro del protagonista de la novela, el antiinflamatorio para Gala porque tiene artrosis, las gotitas para los ojos de Tula y vitaminas para las 3, además de alimentación especial que me cuesta un riñón. Se suben a los sofás hasta el punto de que a veces me siento en el suelo para no molestarlas. Y por supuesto las quiero un montón. Ahora mismo están aquí las 3 conmigo.
Ayer pasamos el día en mi piscina 7 adultos, 4 niños y 5 perros, dos más porque mi hijo trajo a Toxo y mi cuñada a Rita. Nos bañamos todos juntos, adultos, niños y perros, ni os imagináis cómo estaba esta mañana el agua cuando he ido a limpiarla, turbia y llena de pelos.
Todo este rollo es para decir que aunque no me disgusten los perros en las novelas, en ésta me han molestado. La protagonista antepone los perros al amor y me ha dado hasta asco, con la descripción de tanto pelo y tanta baba. No quiero ni pensar cómo olería la casa de la chica. Y Jason, de bueno y paciente, tonto.
Para mí los perros son perros y nunca estarán por delante de las personas, por mucho que se les quiera.
La novela no me ha gustado nada aunque me guste la autora. Es verdad que hasta ahora sus libros estaban casi en la misma categoría de los de SEP y Gibson, pero éste no. Éste al paredón. Espero que publiquen otro de ella para devolverla a su lugar.
Cuando hice este comentario no había salido todavía Penalty, el siguiente de esta serie, y definitivamente Deirdre Martin no ha vuelto a su lugar ni a la categoría del primero de sus libros editado aquí: Contacto
Afortunadamente para ambos aparece Delilah Gould, una encantadora entrenadora de perros que no puede evitar entrometerse y enseñarla a aquel perro bonachón a levantar las patas y a caminar junto a su amo. Pero a aquien de verdad le gustaría enseñar algunos trucos es al atractivo dueño del animal. Lástima que ella sea demasiado tímido y él sea de esa clase de hombres que no se deja domar…
Cuando el encantador deportista le da muestras de interés, Delilah está tan emocionada que no se lo puede creer. Sin embargo, con la liga en su momento álgido, Jason se da cuenta de que no sólo va a tener que hacer un gran esfuerzo para ganar la copa Stanley, sino que también para ganarse el amor de la jujer que ha sabido domesticar a su perro y conquistar su corazón.
Convivo con 3 perras, hasta hace unos días con 4, se acaba de morir una. En esta casa hay "cultura perril", siempre tengo 4. Son ya viejecitas y por las mañanas reparto pastillas como si de un geriátrico se tratara. La del estómago para Fina y Gala porque están operadas de lo mismo que operan al perro del protagonista de la novela, el antiinflamatorio para Gala porque tiene artrosis, las gotitas para los ojos de Tula y vitaminas para las 3, además de alimentación especial que me cuesta un riñón. Se suben a los sofás hasta el punto de que a veces me siento en el suelo para no molestarlas. Y por supuesto las quiero un montón. Ahora mismo están aquí las 3 conmigo.
Ayer pasamos el día en mi piscina 7 adultos, 4 niños y 5 perros, dos más porque mi hijo trajo a Toxo y mi cuñada a Rita. Nos bañamos todos juntos, adultos, niños y perros, ni os imagináis cómo estaba esta mañana el agua cuando he ido a limpiarla, turbia y llena de pelos.
Todo este rollo es para decir que aunque no me disgusten los perros en las novelas, en ésta me han molestado. La protagonista antepone los perros al amor y me ha dado hasta asco, con la descripción de tanto pelo y tanta baba. No quiero ni pensar cómo olería la casa de la chica. Y Jason, de bueno y paciente, tonto.
Para mí los perros son perros y nunca estarán por delante de las personas, por mucho que se les quiera.
La novela no me ha gustado nada aunque me guste la autora. Es verdad que hasta ahora sus libros estaban casi en la misma categoría de los de SEP y Gibson, pero éste no. Éste al paredón. Espero que publiquen otro de ella para devolverla a su lugar.
Cuando hice este comentario no había salido todavía Penalty, el siguiente de esta serie, y definitivamente Deirdre Martin no ha vuelto a su lugar ni a la categoría del primero de sus libros editado aquí: Contacto
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