La vida de Vivien Thorne sufre un vuelco repentino el día que aparecen ante ella los Pimpollos de rosa -tres ancianas y distinguidas damas- para revelarle la verdad sobre su nacimiento. Según las tres damas, Vivien no es la hija de una pareja de ancianos gitanos que la han criado, sino de Harriet Althorpe, la que fuera empleada de Lady Stokeford, quien al descubrir la existencia de Vivien decide tomarla bajo su protección, dándole una educación y una posición social que le permitan hacer un buen matrimonio.
Vivien no desea abandonar a los que siempre ha considerado sus padres, pero ante la tentadora oferta de las damas y ante la precaria situación en que viven, trama y plan y acepta.
Michael Kenyon, el marqués de Stokeford y nieto mayor de Lucy, Lady Stokeford, considera a Vivien una estafadora que, aprovechándose de la bondad de la anciana, trata de sacarle dinero. La primera vez que ve a la joven ésta lee la palma de la mano de su abuela, lo que no hace sino incrementar sus sospechas contra la taimada y engatusadora gitana. Está convenido que no es sino una impostora, pero ni aún así logra ignorar la fuerte atracción y deseo que Vivien despierta en él.
Nace así una lucha de voluntades: la de Vivien, determinada a no sucumbir a las artes seductoras del marqués de Stokeford, la de Michael decidido a seducir y desenmascarar a la gitana impostora.
Un fuego en el corazón es una novela con el inconfundible sello de una historia de amor y odio de las de antes, donde el hilo conductor de la trama es la desconfianza y los acercamientos entre Michael y Vivien.
En general es una novela que me ha gustado. No pasará a ser una de mis preferidas, pero sí ha conseguido devolverme a aquellas sensaciones que despertaban en mí las primeras novelas que leí, ya que es una novela repleta de incertidumbres, tiras y aflojas, seducciones y rendiciones y, en definitiva, lo que es el resultado de una serie de malentendidos y engaños perpetrados años atrás.
A diferencia de novelas más recientes, creo que los protagonistas tienen un carácter más marcado y más visceral. Quizá esta sensación que tengo se deba a las últimas novelas que he leído ambientadas en La Regencia, que son más actuales, no me han transmitido lo que ésta que es más antigua.
Del personaje de Vivien me ha atraído su desconfianza, su modo altivo y decidido de actuar, el hecho de que no es una mujer débil y sumisa, y sobre todo sus raíces: el tratarse de una gitana (o al menos así es como se ha criado), esto confiere a la novela de un matiz distinto que me ha atrapado porque la autora refleja las dos vidas de Vivien de un modo que entiendes el porqué de sus sentimientos divididos entre dos culturas, dos formas de vida.
De Michael Kenyon me ha atraído el hecho de que se trata del típico calavera, desconfiado hacia las mujeres a causa de un secreto de su pasado que no desea que vea la luz. Es arrogante, taimado y un seductor nato cuyo principal interés es seducir a Vivien y desenmascararla como la impostora que cree que es.
El resto de personajes secundarios, del primero al último, me parece que están bien desarrollados y que su peso en la novela está bien justificado.
Por un lado destacaría a las Pimpollos de rosa, las tres ancianas damas que actúan como las hadas madrinas de Vivien, decididas a darle una educación y ayudarla a encontrar un marido. En realidad, desde el principio sus planes son bastante evidentes, en su intención de acercar a Vivien y Michael. Las tres ancianas me han parecido bastante entrañables y divertidas por su modo de pensar y de actuar, y por la visión tan particular que tienen de los hechos y de salirse con la suya.
Por otro lado hay dos personajes que me han gustado mucho y con los que me he quedado muy intrigada: Charlotte y Brand Villiers. Me ha alegrado mucho descubrir que este libro es parte de una saga y que estos dos personajes tienen un libro propio. La pena es que no ha sido traducido, al menos hasta la fecha. Pero tras leer esta novela, creo que la de ellos debe ser muy atractiva.
Por otra parte, los padres adoptivos de Vivien, Reyna y Pulika, el resto de gitanos dotan a la novela de una ambientación exótica, diferente y muy racial. Características que me gustan mucho porque se alejan un poco de los tan trillados estereotipos. Me ha recordado un poquitín a La Gitana de Shirlee Busbee por la ambientación y el aura misteriosa de los gitanos.
A grandes rasgos, diría que Un fuego en el corazón es una novela que quizá es un poco predecible pero sin que eso resulte aburrido o le quite chispa, sino que es de esas novelas en que según lees puedes ir intuyendo qué sucederá a continuación. Aun y todo eso te mantiene en vilo. De todos modos, el final es un poco sorprendente, no por lo que sucede sino por la manera que tiene la autora de concluir y resolver los problemas que existen entre la pareja.
Tanto los personajes como el modo de desarrollar la historia tiene la esencia inconfundible de las novelas un poco más clásicas (me refiero a las publicadas hace algunos años), donde priman las relaciones de desconfianza, amor y odio; donde ellos son calaveras sin posibilidad de reforma y ellas jóvenes con carácter decididas a no caer rendidas a sus intentos de seducción.
Hacía tiempo que no me apetecía leer una novela así, o tal vez es que hace tiempo que no encuentro nuevas que me cautiven. Un fuego en el corazón, sin que como digo antes pasará a convertirse en una de mis novelas preferidas, sí que me ha mantenido enganchada y me ha hecho recordar mis primeras novelas leídas. En fin, que la historia de amor de Vivien y Michael me ha gustado tanto por cómo está desarrollada como, sobre todo, ambientada.
Vivien no desea abandonar a los que siempre ha considerado sus padres, pero ante la tentadora oferta de las damas y ante la precaria situación en que viven, trama y plan y acepta.
Michael Kenyon, el marqués de Stokeford y nieto mayor de Lucy, Lady Stokeford, considera a Vivien una estafadora que, aprovechándose de la bondad de la anciana, trata de sacarle dinero. La primera vez que ve a la joven ésta lee la palma de la mano de su abuela, lo que no hace sino incrementar sus sospechas contra la taimada y engatusadora gitana. Está convenido que no es sino una impostora, pero ni aún así logra ignorar la fuerte atracción y deseo que Vivien despierta en él.
Nace así una lucha de voluntades: la de Vivien, determinada a no sucumbir a las artes seductoras del marqués de Stokeford, la de Michael decidido a seducir y desenmascarar a la gitana impostora.
Un fuego en el corazón es una novela con el inconfundible sello de una historia de amor y odio de las de antes, donde el hilo conductor de la trama es la desconfianza y los acercamientos entre Michael y Vivien.
En general es una novela que me ha gustado. No pasará a ser una de mis preferidas, pero sí ha conseguido devolverme a aquellas sensaciones que despertaban en mí las primeras novelas que leí, ya que es una novela repleta de incertidumbres, tiras y aflojas, seducciones y rendiciones y, en definitiva, lo que es el resultado de una serie de malentendidos y engaños perpetrados años atrás.
A diferencia de novelas más recientes, creo que los protagonistas tienen un carácter más marcado y más visceral. Quizá esta sensación que tengo se deba a las últimas novelas que he leído ambientadas en La Regencia, que son más actuales, no me han transmitido lo que ésta que es más antigua.
Del personaje de Vivien me ha atraído su desconfianza, su modo altivo y decidido de actuar, el hecho de que no es una mujer débil y sumisa, y sobre todo sus raíces: el tratarse de una gitana (o al menos así es como se ha criado), esto confiere a la novela de un matiz distinto que me ha atrapado porque la autora refleja las dos vidas de Vivien de un modo que entiendes el porqué de sus sentimientos divididos entre dos culturas, dos formas de vida.
De Michael Kenyon me ha atraído el hecho de que se trata del típico calavera, desconfiado hacia las mujeres a causa de un secreto de su pasado que no desea que vea la luz. Es arrogante, taimado y un seductor nato cuyo principal interés es seducir a Vivien y desenmascararla como la impostora que cree que es.
El resto de personajes secundarios, del primero al último, me parece que están bien desarrollados y que su peso en la novela está bien justificado.
Por un lado destacaría a las Pimpollos de rosa, las tres ancianas damas que actúan como las hadas madrinas de Vivien, decididas a darle una educación y ayudarla a encontrar un marido. En realidad, desde el principio sus planes son bastante evidentes, en su intención de acercar a Vivien y Michael. Las tres ancianas me han parecido bastante entrañables y divertidas por su modo de pensar y de actuar, y por la visión tan particular que tienen de los hechos y de salirse con la suya.
Por otro lado hay dos personajes que me han gustado mucho y con los que me he quedado muy intrigada: Charlotte y Brand Villiers. Me ha alegrado mucho descubrir que este libro es parte de una saga y que estos dos personajes tienen un libro propio. La pena es que no ha sido traducido, al menos hasta la fecha. Pero tras leer esta novela, creo que la de ellos debe ser muy atractiva.
Por otra parte, los padres adoptivos de Vivien, Reyna y Pulika, el resto de gitanos dotan a la novela de una ambientación exótica, diferente y muy racial. Características que me gustan mucho porque se alejan un poco de los tan trillados estereotipos. Me ha recordado un poquitín a La Gitana de Shirlee Busbee por la ambientación y el aura misteriosa de los gitanos.
A grandes rasgos, diría que Un fuego en el corazón es una novela que quizá es un poco predecible pero sin que eso resulte aburrido o le quite chispa, sino que es de esas novelas en que según lees puedes ir intuyendo qué sucederá a continuación. Aun y todo eso te mantiene en vilo. De todos modos, el final es un poco sorprendente, no por lo que sucede sino por la manera que tiene la autora de concluir y resolver los problemas que existen entre la pareja.
Tanto los personajes como el modo de desarrollar la historia tiene la esencia inconfundible de las novelas un poco más clásicas (me refiero a las publicadas hace algunos años), donde priman las relaciones de desconfianza, amor y odio; donde ellos son calaveras sin posibilidad de reforma y ellas jóvenes con carácter decididas a no caer rendidas a sus intentos de seducción.
Hacía tiempo que no me apetecía leer una novela así, o tal vez es que hace tiempo que no encuentro nuevas que me cautiven. Un fuego en el corazón, sin que como digo antes pasará a convertirse en una de mis novelas preferidas, sí que me ha mantenido enganchada y me ha hecho recordar mis primeras novelas leídas. En fin, que la historia de amor de Vivien y Michael me ha gustado tanto por cómo está desarrollada como, sobre todo, ambientada.
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