Sinopsis:
Bess y Michael, divorciados desde hace años, han intentado rehacer sus vidas con nuevas parejas. No obstante, su hija Lisa se empeña en reunirlos de nuevo. Con motivo de su propia boda, Lisa hace un último intento.
Los sentimientos de Bess y Michael dan un vuelvo inesperado que les abre los ojos a una verdad que siempre había estado allí pero que ellos se obstinaban en no ver...
Opinión:
Desde hace casi siete años, Bess y Michael viven su vida por separado y su relación es nula. Su separación se originó -en teoría- porque Michael se marchó con otra mujer. Bess guarda un rencor y un dolor profundo por el daño que este hecho le originó y se lo ha trasmitido durante todo este tiempo a sus hijos. Lisa tiene sus propias ideas al respecto, sin embargo, Randy, el otro hijo de la pareja que contaba con 13 años cuando se pordujo la separación, no ha vuelto a tener relación con su padre y siente un profundo odio hacia él. Su vida, desde que se produjo el divorcio, es un auténtico desastre.
Con motivo de su boda, Lisa reune a sus padres y a partir de ahí, inevitablemente, Bess y Michael tienen que volverse a hablar. Michael acaba de separarse de la mujer por la que abandonó a su esposa y Bess mantiene una "cómoda" relación con otro hombre en la que nunca se vio implicado su corazón. Bess y Michael de 40 y 43 años respectivamente, nunca llegaron a hablar civilizadamente sobre lo que les pasó... ahora, casi siete años después, ha llegado la hora.
Es un libro lleno de sentimientos y los sentimientos no son fáciles de explicar para nadie... salvo para Lavyrle Spencer que con una maravillosa prosa (como siempre), te pone la piel de gallina y te hace vivir sensaciones y comprender que la vida, muchas veces, nos la destrozamos nosotros mismos.
No es este un libro que yo recomentdaría a las jóvenes lectoras de romántica, pues hay que tener unos cuantos años y un buen montón de experiencias de vida acumuladas para comprender y sacar todo el jugo de determinadas situaciones. Es un libro que se ve y se comprende muy bien desde la madurez. Explica momentos de pareja sólo (creo) comprensibles para aquellas que han pasado de la pasión inicial de una relación, a la placentera comodidad. Del descubrimiento y las risas de los primeros pasos del amor, al saberlo todo y los problemas cotidianos.
Bess y Michael se reencuentran y hablan, asumen culpas y se perdonan. Cada uno ha madurado y ha comprendido, y como donde hubo fuego quedan rescoldos, esas brasas se encienden y se vuelven a enamorar.
Me ha encantado ver como se origina ese proceso, pero sobre todo me ha emocionado especialmente la escena en la que hacen el amor, con esa sensación (sin ausencia, por supuesto, de pasión) del conocimiento mutuo, del cariño y la ternura por encima de todo, de miles de sentimientos que da el tiempo... De lo dulce y maravillosos que resulta amar y ser amado por esa persona a la que conoces tan bien.
Es la historia de toda una vida en común, con sus alegrías y sus penas, que te hace recordar por qué elegimos a quien elegimos y lo fácil que es prescindir (¡qué error!) de los pequeños y adorables detalles del principio de una relación, que son la sal y la pimienta de la vida.
En fin, me ha parecido un libro muy bonito.
Bess y Michael, divorciados desde hace años, han intentado rehacer sus vidas con nuevas parejas. No obstante, su hija Lisa se empeña en reunirlos de nuevo. Con motivo de su propia boda, Lisa hace un último intento.
Los sentimientos de Bess y Michael dan un vuelvo inesperado que les abre los ojos a una verdad que siempre había estado allí pero que ellos se obstinaban en no ver...
Opinión:
Desde hace casi siete años, Bess y Michael viven su vida por separado y su relación es nula. Su separación se originó -en teoría- porque Michael se marchó con otra mujer. Bess guarda un rencor y un dolor profundo por el daño que este hecho le originó y se lo ha trasmitido durante todo este tiempo a sus hijos. Lisa tiene sus propias ideas al respecto, sin embargo, Randy, el otro hijo de la pareja que contaba con 13 años cuando se pordujo la separación, no ha vuelto a tener relación con su padre y siente un profundo odio hacia él. Su vida, desde que se produjo el divorcio, es un auténtico desastre.
Con motivo de su boda, Lisa reune a sus padres y a partir de ahí, inevitablemente, Bess y Michael tienen que volverse a hablar. Michael acaba de separarse de la mujer por la que abandonó a su esposa y Bess mantiene una "cómoda" relación con otro hombre en la que nunca se vio implicado su corazón. Bess y Michael de 40 y 43 años respectivamente, nunca llegaron a hablar civilizadamente sobre lo que les pasó... ahora, casi siete años después, ha llegado la hora.
Es un libro lleno de sentimientos y los sentimientos no son fáciles de explicar para nadie... salvo para Lavyrle Spencer que con una maravillosa prosa (como siempre), te pone la piel de gallina y te hace vivir sensaciones y comprender que la vida, muchas veces, nos la destrozamos nosotros mismos.
No es este un libro que yo recomentdaría a las jóvenes lectoras de romántica, pues hay que tener unos cuantos años y un buen montón de experiencias de vida acumuladas para comprender y sacar todo el jugo de determinadas situaciones. Es un libro que se ve y se comprende muy bien desde la madurez. Explica momentos de pareja sólo (creo) comprensibles para aquellas que han pasado de la pasión inicial de una relación, a la placentera comodidad. Del descubrimiento y las risas de los primeros pasos del amor, al saberlo todo y los problemas cotidianos.
Bess y Michael se reencuentran y hablan, asumen culpas y se perdonan. Cada uno ha madurado y ha comprendido, y como donde hubo fuego quedan rescoldos, esas brasas se encienden y se vuelven a enamorar.
Me ha encantado ver como se origina ese proceso, pero sobre todo me ha emocionado especialmente la escena en la que hacen el amor, con esa sensación (sin ausencia, por supuesto, de pasión) del conocimiento mutuo, del cariño y la ternura por encima de todo, de miles de sentimientos que da el tiempo... De lo dulce y maravillosos que resulta amar y ser amado por esa persona a la que conoces tan bien.
Es la historia de toda una vida en común, con sus alegrías y sus penas, que te hace recordar por qué elegimos a quien elegimos y lo fácil que es prescindir (¡qué error!) de los pequeños y adorables detalles del principio de una relación, que son la sal y la pimienta de la vida.
En fin, me ha parecido un libro muy bonito.
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