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viernes, 15 de mayo de 2009

Ligeramente peligroso de Mary Balogh




Sinopsis:
Son tan radicalmente distintos, se detestan hasta tal punto, ¡que están inevitablemente condenados a enamorarse!El inflexible y altivo Wulfric, duque de Bewcastle, se siente solo en su propiedad, convertida en una fortaleza inexpugnable donde solo tenían cabida los otros Bedwyn, sus queridos hermanos. Pero ahora ya están todos casados, y la casa está triste. Quizá por eso decide aceptar pasar unos días con unos conocidos, donde coincidirá con Christine Derrick, el reverso de su moneda: es desconcertante, irrespetuosa, plebeya, no se deja impresionar por él, ¡he incluso ha osado rechazarlo!
Opinión:
Vaya por delante que esta autora no goza con mi beneplácito, lo que no quiere decir que en este caso no haya acertado con mis gustos personales. Cuando comencé esta serie, al primer libro me planté, pero ese duque, monóculo en mano, me cautivó. Sabía que sería el último en llegar, y esperé pacientemente. Dicen que “ nunca es tarde si la dicha es buena”, y aquí se cumplió, porque vaya si mereció la pena la espera.
El argumento es tan sencillo, como los encuentros y desencuentros de una pareja. Hasta ahí podría parecer que estamos ante “otra más de Regencia”. Pero como en muchos casos ocurre, una “misma” sinopsis no tiene porque resumir el mismo libro. ¿ Y donde radica entonces la diferencia? En este caso, sin duda, en sus protagonistas.
Creo que si alguien puede representar, con todos los honores, al prototipo de noble de la época, es Wulfric Bedwyn, duque de Bewcastle. Tan estirado como para pensar que es de madera, tan despectivo como para desearle una urticaria severa, tan elitista, chulo, snob, prepotente y cínico, como para querer negar su existencia. Es un aristócrata odioso, con un físico atractivo, y con el único pensamiento de que si amanece cada día es gracias a él. No redime a nadie, no siente empatía, no sabe que es una emoción. El deber, la exasperación y el rechazo son sus máximas. Caso típico de “mirlo blanco” que a todas nos encantaría desplumar.
Pero ¿acaso no pensaba Lizzy Bennet lo mismito de su MR Darcy? Pues ahí está la piedra angular que me ha hecho devorar sus páginas. Salvando las distancias, Wulfric es Mr Darcy llevado al extremo, y saber que había de caer, me resultó tan adictivo como gratificante. En mi humilde opinión esta obra es un remake de Orgullo y prejuicio. En este caso lizzy atiende al nombre de Christine y carga con un pasado que solventar. Al igual que la Stra Bennet sabe buscar el bien en el mal que le pueda llegar, y esgrime las mismas armas: Fortaleza de espíritu, sencillez, risas, sinceridad y un corazón generoso. Reflexiva y convencida, nuestra protagonista también rechazará una proposición matrimonial, con un hombre que por mucho duque que sea, carece de sentimientos. Wulfric no le gusta, aunque sienta curiosidad y atracción por él: desprecia sus formas, sus ofertas y la forma en que las plantea.
No es que nuestro duque lo tenga mejor, por el contrario, está convencido de que Christine es totalmente inadecuada, por muchas y muy variadas razones. Pero, al igual que J. Austen, Mary Balogh se decanta por dejar en manos del protagonista masculino, la ardua labor de convencer a la reticente dama de la veracidad y el valor de sus sentimientos. Eso sí, en esta obra el duque es del tipo: “genio y figura hasta la sepultura”, con lo que no esperéis que se os descubra hasta los últimos capítulos. Y aun allí, se mantendrá fiel a su papel, ya que apenas desvela al ser humano que se esconde debajo de su impertinente monóculo, os advertirá que su personalidad ducal, forjada tras una estricta educación, no exenta de sacrificio y dolor, prevalecerá por siempre en él. Wulfric y el duque de Bewcastle son inseparables: lo tomas o lo dejas.
Ligeramente peligroso es una novela atípica en la concepción de su protagonista masculino y su compañera puede resultar, en algunos momentos, excesiva en sus descalabros. No encontrareis un torrente de pasión, aunque no le falta un puntito de arrebato, y las emociones hay que buscarlas en pensamientos enfrentados, que nos harán sentirnos complices de la verdad que esconden. Con todo, esta novela contiene el encanto de la conquista y rendición que a todos nos llega, la intriga de la caída y la creencia, que es el amor, la fuerza que ha movido el mundo desde el principio de los tiempos. Disfruté de su lectura y pienso que alguna vez volveré a visitar a este orgulloso duque, si me lo permite su ilustrísima, claro está..

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