Ni siquiera cuando su hermana Bella se casa con Zsadist, Revhenge deja de mantener las distancias con La Hermandad. Son muchos los secretos que oculta, secretos que en caso de ser desvelados, a él podría costarle la vida, pero para Bella y su madre supondría ser señaladas y rechazadas dentro de la raza vampiro. Con tal de protegerlas, tanto a ellas como a Xhex, la jefe de seguridad del ZeroSum, y una de las pocas que conocen sus secretos, soporta mes tras mes y año tras año el chantaje y la degradación que le impone la princesa de los sympath. Algo que va carcomiéndole poco a poco, aunque se crea que es un ser sin alma.
Revhenge es un sympath, en realidad es mestizo, es mitad sympath mitad vampiro, lo que lo coloca en una situación más peligrosa y delicada, pues ni es bien visto en la colonia de sympaths -colonia que está recluida y apartada de la sociedad vampiro, dado que son considerados un grupo de sociópatas- ni sería bien recibido, en caso de descubrirse su naturaleza, entre los vampiros. Por tanto, no encaja en el mundo de ninguno.
Para mantener a raya su lado sympath, que lo impulsa a ser antisocial, manipular la mente de quienes lo rodean, así como leer sus pensamientos y dejarse llevar por sus instintos, debe inyectarse periódicamente dosis de dopamina. Pero esto tiene efectos secundarios sobre él, uno de estos es que le provoca impotencia.
A causa de su constante necesidad de inyectarse dopamina, así como para combatir los efectos secundarios que los encuentros con la princesa le provocan, debe acudir con frecuencia a la clínica de Havers. Allí es donde conoce a Ehlena, una de las enfermeras que trabajan en ésta. Allí es donde descubre que hay alguien capaz de hacerle sentir diferente.
Ehlena le atrae desde mucho tiempo atrás. Aunque no es del dominio público su otra naturaleza, los vampiros civiles y la misma glymera le temen. Un aura peligrosa parece rodearlo, haciendo que nadie se sienta tranquilo a su lado. Las enfermeras casi echan a suerte quién será la que lo atienda cuando acude a la clínica. No obstante, la enfermera Ehlena no sólo no lo evita, sino que responde a sus duelos verbales y a pesar del miedo que le tiene, lo encara.
Ehlena es una vampiro que años atrás formaba parte del elitista grupo de la glymera, hasta que su familia se vio desprovista de su posición social y dinero, provocando la ruptura de su compromiso con un vampiro de la aristocracia, la muerte de su madre y la enfermedad de su padre. Durante los dos últimos años, Ehlena ha vivido junto a su padre llevando una vida muy humilde, luchando día a día por tener suficiente dinero para pagar el alquiler y una enfermera que lo cuide mientras ella trabaja. Su vida se centra única y exclusivamente en velar por su padre, enfermo de esquizofrenia.
Ha renunciado al amor y a sus sueños de formar una familia, pero eso no impide que dentro de ella, aún guarde un hilo de esperanza, ni que nazca una atracción muy intensa hacia Revhenge y el deseo de salvarlo de eso que parece ir destruyéndolo por dentro.
A pesar de lo que empieza a sentir, Revhenge no se siente digno de Ehlena, a quien ve casi como un ángel, bondadosa, compasiva, abnegada. Por dentro se siente sucio, degradado. No obstante, cada día le cuesta más luchar contra las emociones que logran traspasar los efectos de la dopamina, retando a su lado sympath y descubriéndole un mundo de sentimientos nuevos e indescriptibles.
Pero el amor que empieza a nacer entre Revhenge y Ehlena está rodeado de demasiados obstáculos y enemigos a vencer: los secretos que Revh esconde, su naturaleza sympath, las maquinaciones de la glymera contra Wrath, en las que Revhenge como leadhyre de ésta se ve envuelto, y la amenaza que la sociedad de restrictores supone para toda la raza vampiro.
Es innegable que desde Amante desatado, la novela de Vishous, la saga de La Hermandad de la daga negra ha tomado un giro en su línea argumental. No sólo por las revelaciones en las tramas, los asombrosos cambios introducidos para la raza vampiro, sino que las novelas no se centran únicamente en la historia de amor de la pareja protagonista en cuestión.
Son varias las subtramas las que se desarrollan en cada libro, a veces incluso eclipsando la historia de amor.
No obstante, a pesar de ello, en mi opinión la historia de Revhenge y Ehlena es sencillamente preciosa y tiene el peso suficiente para mantenerte en vilo. Sin embargo el resto de historias secundarias que se desarrollan son casi tan interesantes y adictivas como el destino de Revh y Ehlena.
Para mí hay un personaje que tiene un papel indiscutible en esta novela, y ése es Wrath. Empezando porque se convierte en el objeto de un complot para arrancarlo del trono, algo que al final es sólo una pincelada más en el cuadro que va pintando Ward en Amante vengado en una sucesión increíble de acontecimientos.
La vida de Wrath sufre cambios importantísimos y, al menos a mí, la subtrama que gira entorno a él y a Beth me ha atrapado de principio a fin, emocionándome en ocasiones, sufriendo en otras. Sinceramente me ha encantado porque nos permite conocer más de esta pareja, cuya historia de amor al ser la primera, no quedó tan desarrollada y al hacerlo nos deleita con escenas que llegan al alma.
Entre el resto de secundarios destacaría a John y Xhex. John por la evolución que sufre y porque día a día es un pilar más importante dentro de la Hermandad; Xhex porque un resquicio se abre en la coraza de la hierética jefa de seguridad.
De todos los personajes secundarios de Amante vengado, al margen de Wrath, Xhex es la que más me atraído. J.R. Ward da las dosis justas de información sobre ella para que la veamos bajo un nuevo prisma, mostrándonos un lado más vulnerable, secretos de su pasado, pero dejándonos con la miel en las labios y un desenlace que, al menos a mí, me ha dejado con el miedo en el cuerpo.
Poco a poco Tohr parece ir renaciendo, algo que me ha gustado muchísimo. El personaje de Lassiter, aún una gran incógnita, se afianza dentro de la vida de la Hermandad.
Por supuesto hay apariciones de todos o casi todos los demás hermanos y shellans, que siguen mostrándonos cómo son sus vidas.
Si bien hay ocasiones en que me llamaba más la atención las historias secundarias, confieso que es a causa de las tramas tan asombrosas de la novela, no porque la historia de Ehlena y Revhenge me parezca carente de atractivo. Al contrario, me parece una historia preciosa porque enseguida se ve que, en el fondo, tienen mucho más en común de lo que parece a primera vista. Él dirige un negocio que es una tapadera para vender drogas y sexo, ella una enfermera abnegada y de principios, pero más allá de las abismales diferencias que los separan, son dos seres que parecen irremediablemente destinados a enamorarse.
Amante vengado me parece una novela trepidante, con las dosis de suspense y amor necesarias para envolverte de principio a fin, con tramas atractivas, que no decaen, con sorprendentes descubrimientos, con momentos dulces y románticos, trágicos y desgarradores, con tantas y tantas cosas que podrían llenar páginas y páginas.
Creo que el personaje de Revhenge es una sorpresa porque a pesar de lo que hemos ido descubriendo sobre él y su pasado en libros anteriores, en esta novela se desvelan los secretos que esconde él y su familia. Al margen de la historia de amor con Ehlena, destacaría a Revhenge en su relación con Bella.
En definitiva, creo que quienes disfrutaron con las dos novelas anteriores aunque se entrelacen varias tramas, a veces en detrimento de la historia de amor, Amante vengado no será una decepción. Creo que merece la pena leerla, no sólo por la relación de Revhenge y Ehlena, sino por la infinidad de sorpresas que depara la saga.
De todos modos, a mí hay una escena que me ha gustado por encima de todas, por su romanticismo y lo que transmite, y que lógicamente no voy a desvelar, pero es entre Wrath y Beth que parecen importantísimos en esta novela.
Revhenge es un sympath, en realidad es mestizo, es mitad sympath mitad vampiro, lo que lo coloca en una situación más peligrosa y delicada, pues ni es bien visto en la colonia de sympaths -colonia que está recluida y apartada de la sociedad vampiro, dado que son considerados un grupo de sociópatas- ni sería bien recibido, en caso de descubrirse su naturaleza, entre los vampiros. Por tanto, no encaja en el mundo de ninguno.
Para mantener a raya su lado sympath, que lo impulsa a ser antisocial, manipular la mente de quienes lo rodean, así como leer sus pensamientos y dejarse llevar por sus instintos, debe inyectarse periódicamente dosis de dopamina. Pero esto tiene efectos secundarios sobre él, uno de estos es que le provoca impotencia.
A causa de su constante necesidad de inyectarse dopamina, así como para combatir los efectos secundarios que los encuentros con la princesa le provocan, debe acudir con frecuencia a la clínica de Havers. Allí es donde conoce a Ehlena, una de las enfermeras que trabajan en ésta. Allí es donde descubre que hay alguien capaz de hacerle sentir diferente.
Ehlena le atrae desde mucho tiempo atrás. Aunque no es del dominio público su otra naturaleza, los vampiros civiles y la misma glymera le temen. Un aura peligrosa parece rodearlo, haciendo que nadie se sienta tranquilo a su lado. Las enfermeras casi echan a suerte quién será la que lo atienda cuando acude a la clínica. No obstante, la enfermera Ehlena no sólo no lo evita, sino que responde a sus duelos verbales y a pesar del miedo que le tiene, lo encara.
Ehlena es una vampiro que años atrás formaba parte del elitista grupo de la glymera, hasta que su familia se vio desprovista de su posición social y dinero, provocando la ruptura de su compromiso con un vampiro de la aristocracia, la muerte de su madre y la enfermedad de su padre. Durante los dos últimos años, Ehlena ha vivido junto a su padre llevando una vida muy humilde, luchando día a día por tener suficiente dinero para pagar el alquiler y una enfermera que lo cuide mientras ella trabaja. Su vida se centra única y exclusivamente en velar por su padre, enfermo de esquizofrenia.
Ha renunciado al amor y a sus sueños de formar una familia, pero eso no impide que dentro de ella, aún guarde un hilo de esperanza, ni que nazca una atracción muy intensa hacia Revhenge y el deseo de salvarlo de eso que parece ir destruyéndolo por dentro.
A pesar de lo que empieza a sentir, Revhenge no se siente digno de Ehlena, a quien ve casi como un ángel, bondadosa, compasiva, abnegada. Por dentro se siente sucio, degradado. No obstante, cada día le cuesta más luchar contra las emociones que logran traspasar los efectos de la dopamina, retando a su lado sympath y descubriéndole un mundo de sentimientos nuevos e indescriptibles.
Pero el amor que empieza a nacer entre Revhenge y Ehlena está rodeado de demasiados obstáculos y enemigos a vencer: los secretos que Revh esconde, su naturaleza sympath, las maquinaciones de la glymera contra Wrath, en las que Revhenge como leadhyre de ésta se ve envuelto, y la amenaza que la sociedad de restrictores supone para toda la raza vampiro.
Es innegable que desde Amante desatado, la novela de Vishous, la saga de La Hermandad de la daga negra ha tomado un giro en su línea argumental. No sólo por las revelaciones en las tramas, los asombrosos cambios introducidos para la raza vampiro, sino que las novelas no se centran únicamente en la historia de amor de la pareja protagonista en cuestión.
Son varias las subtramas las que se desarrollan en cada libro, a veces incluso eclipsando la historia de amor.
No obstante, a pesar de ello, en mi opinión la historia de Revhenge y Ehlena es sencillamente preciosa y tiene el peso suficiente para mantenerte en vilo. Sin embargo el resto de historias secundarias que se desarrollan son casi tan interesantes y adictivas como el destino de Revh y Ehlena.
Para mí hay un personaje que tiene un papel indiscutible en esta novela, y ése es Wrath. Empezando porque se convierte en el objeto de un complot para arrancarlo del trono, algo que al final es sólo una pincelada más en el cuadro que va pintando Ward en Amante vengado en una sucesión increíble de acontecimientos.
La vida de Wrath sufre cambios importantísimos y, al menos a mí, la subtrama que gira entorno a él y a Beth me ha atrapado de principio a fin, emocionándome en ocasiones, sufriendo en otras. Sinceramente me ha encantado porque nos permite conocer más de esta pareja, cuya historia de amor al ser la primera, no quedó tan desarrollada y al hacerlo nos deleita con escenas que llegan al alma.
Entre el resto de secundarios destacaría a John y Xhex. John por la evolución que sufre y porque día a día es un pilar más importante dentro de la Hermandad; Xhex porque un resquicio se abre en la coraza de la hierética jefa de seguridad.
De todos los personajes secundarios de Amante vengado, al margen de Wrath, Xhex es la que más me atraído. J.R. Ward da las dosis justas de información sobre ella para que la veamos bajo un nuevo prisma, mostrándonos un lado más vulnerable, secretos de su pasado, pero dejándonos con la miel en las labios y un desenlace que, al menos a mí, me ha dejado con el miedo en el cuerpo.
Poco a poco Tohr parece ir renaciendo, algo que me ha gustado muchísimo. El personaje de Lassiter, aún una gran incógnita, se afianza dentro de la vida de la Hermandad.
Por supuesto hay apariciones de todos o casi todos los demás hermanos y shellans, que siguen mostrándonos cómo son sus vidas.
Si bien hay ocasiones en que me llamaba más la atención las historias secundarias, confieso que es a causa de las tramas tan asombrosas de la novela, no porque la historia de Ehlena y Revhenge me parezca carente de atractivo. Al contrario, me parece una historia preciosa porque enseguida se ve que, en el fondo, tienen mucho más en común de lo que parece a primera vista. Él dirige un negocio que es una tapadera para vender drogas y sexo, ella una enfermera abnegada y de principios, pero más allá de las abismales diferencias que los separan, son dos seres que parecen irremediablemente destinados a enamorarse.
Amante vengado me parece una novela trepidante, con las dosis de suspense y amor necesarias para envolverte de principio a fin, con tramas atractivas, que no decaen, con sorprendentes descubrimientos, con momentos dulces y románticos, trágicos y desgarradores, con tantas y tantas cosas que podrían llenar páginas y páginas.
Creo que el personaje de Revhenge es una sorpresa porque a pesar de lo que hemos ido descubriendo sobre él y su pasado en libros anteriores, en esta novela se desvelan los secretos que esconde él y su familia. Al margen de la historia de amor con Ehlena, destacaría a Revhenge en su relación con Bella.
En definitiva, creo que quienes disfrutaron con las dos novelas anteriores aunque se entrelacen varias tramas, a veces en detrimento de la historia de amor, Amante vengado no será una decepción. Creo que merece la pena leerla, no sólo por la relación de Revhenge y Ehlena, sino por la infinidad de sorpresas que depara la saga.
De todos modos, a mí hay una escena que me ha gustado por encima de todas, por su romanticismo y lo que transmite, y que lógicamente no voy a desvelar, pero es entre Wrath y Beth que parecen importantísimos en esta novela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.