Jackson, el menor de los hermanos Wulf, está determinado a romper la maldición que pesa sobre los varones de su familia. Tras el matrimonio de Armond con Rosalind, Jackson teme por el futuro de su hermano, sin saber que la maldición ya no recae sobre el mayor de los Wulf. Ignorante de este hecho, está determinado a salvarlo a él y a Gabriel del mismo destino que destruyó a su padre. Obviamente tiene un plan.
Jackson cree que si la maldición fue lanzada sobre una bruja, la muerte de otra de ellas debería romper el maleficio.
Siguiendo el rastro de una bruja llega a los bosques de Whit Hurch, donde su olfato le advierte que ésta se oculta. No obstante, al encontrar el refugio de la bruja en cuestión, descubre que la bruja es una joven a punto de dar a luz.
Sus instintos le gritan debería acabar con ella, pero ésta le suplica por la vida de su hijo y, casi sin percatarse de sus accciones, Jackson acaba ayudándola en el parto y salvando con ello la vida del recién nacido. La joven, Lucinda, le ofrece su vida a cambio de la de su bebé.
Jackson se encuentra dividido entre dos emociones: el odio hacia ésta, por el simple hecho de ser una bruja, y el inexplicable deseo de protegerla, a ella y al bebé.
Cuando los habitantes de la aldea, en persecución de Jackson, una vez descubierto su secreto, aparecen ante el refugio del bosque, se desatan todos los infiernos. Lucinda logra huir con su bebé, pero Jackson queda atrapado en el incendio de la cabaña y es dado por muerto.
Aferrada a la promesa que Jackson le hizo de que velaría por su hijo, Lucinda se persona en Londres ante la puerta de los Wulf. Armond y Rosalind se encuentran de luna de miel, así que llanamente miente y se presenta como la viuda de Jackson y la madre de su hijo.
Tres meses más tarde, Jackson regresa de “entre los muertos” y descubre, anonadado, que Lucinda ocupa el lugar de Lady Jackson Wulf y que Sebastian, el hijo de ésta, es para todos de Jackson. Su primera intención es desenmascararla pero a su pesar, Sebastian le enternece y tampoco logra aplacar el deseo de proteger a la bruja, aun cuando sabe debería acabar con ella. ¿Acaso no es la única forma de romper la maldición?
Lucinda y Jackson llegan a un acuerdo: ella tratará de romper la maldición y él, a cambio, criará a Sebastian como a su hijo, dándole todo lo que ella nunca podrá darle.
Pero la viuda Duquesa de Brayberry interviene instándolos a un auténtico matrimonio y, a su vez, reaparece en la vida de Lucinda, Lord Cantley, un hombre dispuesta a acabar con su vida y la de Sebastian.
The untamed one es el segundo libro de la trilogía de los hermanos Wulf, donde es el turno de que Jackson para romper la maldición que recae sobre él.
En mi opinión, la novela es más pausada que la anterior porque los acontecimientos de describen y suceden de un modo más lento, además se pierde presencia en los bailes y salones de La Regencia, pero, en contrapartida, gana en toques de magia.
La novela gira en torno a la destrucción de la maldición, en este caso Jackson toma las riendas y no actúa de un modo tan pasivo como lo hizo Armond, quien parecía resignado a ese destino.
Jackson tiene la idea de que si fue una bruja la que desencadenó la maldición, una de ellas debe ponerle fin, aunque quizá no de la forma que él cree. Y Lucinda es una bruja…
Lucinda es una bruja, igual que lo fue su madre, pero ella sólo conoce la magia blanca. No tiene ni idea de cómo romper la maldición, no obstante está determinada a hacerlo a cambio del futuro de su hijo y si es necesario de entregar su propia vida a cambio.
Con lo que, el más joven de los hermanos - hombres lobos y la bruja acaban envueltos en un matrimonio de conveniencia, mientras tratan de desentramar la maldición y hallar el modo de romperla.
Basándome únicamente en la sinopsis esperaba encontrarme con una novela mucho más trágica, sobre todo a causa del personaje femenino. Lucinda es una joven que siempre ha sido repudiada a causa de ser una bruja, incluso temida, y la concepción de su hijo se produjo en circunstancias muy sórdidas.
No obstante, al leer el libro descubrí una protagonista con carácter y determinada a proteger la vida de su hijo por encima de todas las cosas. No me pareció en absoluto la mujer débil que se intuía.
Y si bien la relación con Jackson se desarrolla de un modo lento, poco a poco va ganando peso en la trama y dando paso a una historia bonita.
Si el personaje de Lucinda me ha sorprendido, el de Jackson no se queda a la zaga, ya que hasta ese libro se nos describía como un hombre que, despertada su maldición, ha descubierto que ésta le permite seducir a cuanta mujer desee y es con éstas y con alcohol como ahoga el sufrimiento de saberse maldito.
No obstante, descubre que ese efecto que ejerce sobre el sexo opuesto a Lucinda no parece afectarle demasiado. Eso lo descorazona al principio, pero con el paso del tiempo entiende que desea algo diferente de ella: desea que sus sentimientos hacia él sean auténticos sin que intervenga magia o maldición alguna.
Creo que son las peculiaridades de Lucinda y Jackson lo que confieren a The untamed one de un barniz diferente comparándolo con El Oscuro.
Ni ella ni él representan el estereotipo de héroes o heroínas de la Regencia: ella es una bruja, de origen humildísimo, con un hijo, fruto de una violación; y él un hombre cuya vida ha girado en torno al alcohol y cualquier mujer dispuesta y complaciente.
No obstante, Lucinda es más fuerte de lo que parece a primera vista y Jackson esconde más humanidad de lo que pudiera parecer, tal como se descubre cuando el pasado de ambos reaparece y pone en peligro su matrimonio y la vida de ambos.
En líneas generales, The untamed one me parece una novela que narra una historia de amor bonita e incluso tierna, sin dejar de lado la maldición que recae sobre los hermanos Wulf. La trama se encruza con El Oscuro, de hecho al iniciarse esta novela, nos percatamos de que Jackson no sabe que la maldición de Armond ya no existe. En ese sentido, los diferentes libros van solapándose, de tal modo, que los hermanos no saben con certeza qué sucede ni cómo a los otros dos. Cada uno debe hallar el modo de romper su maldición, maldición que como ya hemos ido descubriendo, fue desencadenada por una mujer pero sólo otra puede romper…
Sin ser una novela inolvidable, me ha parecido una lectura entretenida, amena y, en definitiva, una buena historia.
Jackson cree que si la maldición fue lanzada sobre una bruja, la muerte de otra de ellas debería romper el maleficio.
Siguiendo el rastro de una bruja llega a los bosques de Whit Hurch, donde su olfato le advierte que ésta se oculta. No obstante, al encontrar el refugio de la bruja en cuestión, descubre que la bruja es una joven a punto de dar a luz.
Sus instintos le gritan debería acabar con ella, pero ésta le suplica por la vida de su hijo y, casi sin percatarse de sus accciones, Jackson acaba ayudándola en el parto y salvando con ello la vida del recién nacido. La joven, Lucinda, le ofrece su vida a cambio de la de su bebé.
Jackson se encuentra dividido entre dos emociones: el odio hacia ésta, por el simple hecho de ser una bruja, y el inexplicable deseo de protegerla, a ella y al bebé.
Cuando los habitantes de la aldea, en persecución de Jackson, una vez descubierto su secreto, aparecen ante el refugio del bosque, se desatan todos los infiernos. Lucinda logra huir con su bebé, pero Jackson queda atrapado en el incendio de la cabaña y es dado por muerto.
Aferrada a la promesa que Jackson le hizo de que velaría por su hijo, Lucinda se persona en Londres ante la puerta de los Wulf. Armond y Rosalind se encuentran de luna de miel, así que llanamente miente y se presenta como la viuda de Jackson y la madre de su hijo.
Tres meses más tarde, Jackson regresa de “entre los muertos” y descubre, anonadado, que Lucinda ocupa el lugar de Lady Jackson Wulf y que Sebastian, el hijo de ésta, es para todos de Jackson. Su primera intención es desenmascararla pero a su pesar, Sebastian le enternece y tampoco logra aplacar el deseo de proteger a la bruja, aun cuando sabe debería acabar con ella. ¿Acaso no es la única forma de romper la maldición?
Lucinda y Jackson llegan a un acuerdo: ella tratará de romper la maldición y él, a cambio, criará a Sebastian como a su hijo, dándole todo lo que ella nunca podrá darle.
Pero la viuda Duquesa de Brayberry interviene instándolos a un auténtico matrimonio y, a su vez, reaparece en la vida de Lucinda, Lord Cantley, un hombre dispuesta a acabar con su vida y la de Sebastian.
The untamed one es el segundo libro de la trilogía de los hermanos Wulf, donde es el turno de que Jackson para romper la maldición que recae sobre él.
En mi opinión, la novela es más pausada que la anterior porque los acontecimientos de describen y suceden de un modo más lento, además se pierde presencia en los bailes y salones de La Regencia, pero, en contrapartida, gana en toques de magia.
La novela gira en torno a la destrucción de la maldición, en este caso Jackson toma las riendas y no actúa de un modo tan pasivo como lo hizo Armond, quien parecía resignado a ese destino.
Jackson tiene la idea de que si fue una bruja la que desencadenó la maldición, una de ellas debe ponerle fin, aunque quizá no de la forma que él cree. Y Lucinda es una bruja…
Lucinda es una bruja, igual que lo fue su madre, pero ella sólo conoce la magia blanca. No tiene ni idea de cómo romper la maldición, no obstante está determinada a hacerlo a cambio del futuro de su hijo y si es necesario de entregar su propia vida a cambio.
Con lo que, el más joven de los hermanos - hombres lobos y la bruja acaban envueltos en un matrimonio de conveniencia, mientras tratan de desentramar la maldición y hallar el modo de romperla.
Basándome únicamente en la sinopsis esperaba encontrarme con una novela mucho más trágica, sobre todo a causa del personaje femenino. Lucinda es una joven que siempre ha sido repudiada a causa de ser una bruja, incluso temida, y la concepción de su hijo se produjo en circunstancias muy sórdidas.
No obstante, al leer el libro descubrí una protagonista con carácter y determinada a proteger la vida de su hijo por encima de todas las cosas. No me pareció en absoluto la mujer débil que se intuía.
Y si bien la relación con Jackson se desarrolla de un modo lento, poco a poco va ganando peso en la trama y dando paso a una historia bonita.
Si el personaje de Lucinda me ha sorprendido, el de Jackson no se queda a la zaga, ya que hasta ese libro se nos describía como un hombre que, despertada su maldición, ha descubierto que ésta le permite seducir a cuanta mujer desee y es con éstas y con alcohol como ahoga el sufrimiento de saberse maldito.
No obstante, descubre que ese efecto que ejerce sobre el sexo opuesto a Lucinda no parece afectarle demasiado. Eso lo descorazona al principio, pero con el paso del tiempo entiende que desea algo diferente de ella: desea que sus sentimientos hacia él sean auténticos sin que intervenga magia o maldición alguna.
Creo que son las peculiaridades de Lucinda y Jackson lo que confieren a The untamed one de un barniz diferente comparándolo con El Oscuro.
Ni ella ni él representan el estereotipo de héroes o heroínas de la Regencia: ella es una bruja, de origen humildísimo, con un hijo, fruto de una violación; y él un hombre cuya vida ha girado en torno al alcohol y cualquier mujer dispuesta y complaciente.
No obstante, Lucinda es más fuerte de lo que parece a primera vista y Jackson esconde más humanidad de lo que pudiera parecer, tal como se descubre cuando el pasado de ambos reaparece y pone en peligro su matrimonio y la vida de ambos.
En líneas generales, The untamed one me parece una novela que narra una historia de amor bonita e incluso tierna, sin dejar de lado la maldición que recae sobre los hermanos Wulf. La trama se encruza con El Oscuro, de hecho al iniciarse esta novela, nos percatamos de que Jackson no sabe que la maldición de Armond ya no existe. En ese sentido, los diferentes libros van solapándose, de tal modo, que los hermanos no saben con certeza qué sucede ni cómo a los otros dos. Cada uno debe hallar el modo de romper su maldición, maldición que como ya hemos ido descubriendo, fue desencadenada por una mujer pero sólo otra puede romper…
Sin ser una novela inolvidable, me ha parecido una lectura entretenida, amena y, en definitiva, una buena historia.
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