
El argumento resulta atractivo desde el principio. La autora logra atraer tu atención desde el momento del asesinato, y te hace preguntarte quién habrá tenido suficientes motivos para apretar el gatillo: ¿la ambiciosa viuda? ¿su hijo? ¿Yasmine, la famosa modelo del catálogo? ¿la propia Claire?
Cuando Cassidy, el ayudante del fiscal del distrito, conoce a Claire, se enfrenta a un dilema moral ya que tiene que debatirse entre la atracción que siente hacia ella y su convicción de que ella es la asesina. Claire además es una mujer misteriosa que oculta un montón de secretos y el lector, al mismo tiempo que Cassidy, va descubriendo a una mujer admirable y que ha sufrido mucho a lo largo de su vida. Es un personaje genial, muy bien construido y parte principal de que la trama sea tan eficaz.
¡Cómo disfruto con Sandra Brown! En Sedas de Francia coloca a una pareja protagonista en medio de un asesinato y, con un dominio perfecto del suspense y pequeñas pinceladas de romance, consigue una buena novela ambientada en un sitio tan mágico y lleno de misterio como es Nueva Orleans. La parte romántica no ocupa ni mucho menos el grueso de la trama pero no deja de parecerme preciosa. Brown no necesita páginas y páginas de diálogos románticos, ni de escenas de sexo. En un párrafo, en una sola frase te transmite todo lo que necesitas como lector. En los encuentros entre Cassidy y Claire se respira tensión sexual desde el primer momento, y a diferencia de otras novelas mediocres, cuando esta tensión se resuelve (y tarda en resolverse) cumple todas las expectativas. El desenlace está bien elaborado y es lo suficientemente imprevisible para mantener la tensión hasta el final.
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