En la cima de una colina cubierta de nieve se encuentra la mansión Wyatt, como si de una corona se tratase, con cristaleras que brillan como joyas antiguas. Esta opulencia significa éxito y felicidad. Pero, en la víspera del 80 cumpleaños del rico filántropo Cecil Wyatt, ni todo el dinero del mundo conseguiría el retorno de su nieto desaparecido William. Lo único seguro de todo esto es que hay algo turbio. La familia, la policía y los medios de comunicación han intentado en vano descubrir el paradero del joven.
Al mismo tiempo, en una isla paradisíaca, Kate Donovan espera en vano a su novio. Sin ni siquiera imaginárselo, una noche se encuentra entre los brazos de un hombre magnético que le hace sentir lo que su chico nunca consiguió. Después de caer rendida ante los encantos del carismático, aunque opaco Mitchell, Kate se ve involucrada en una maraña de traiciones y remordimientos. Mientras, la policía de Chicago estrecha sus sospechas sobre la desaparición de William, la ingenua de Kate desvela su nombre sin saberlo. Con calma, inteligencia y la ayuda de un hombre –sea o no peligroso para ella- Kate declara en abierto el amor de su vida.
Kate acaba de perder a su padre, propietario y alma de un conocido restaurante y su novio, el abogado de la familia Wyatt, la invita a pasar unos días en una isla. Pero el abogado no aparece ya que le han surgido un par de casos importantes, con lo que nuestra protagonista, por casualidad, cae en los brazos de Mitchell Wyatt. Viven una intensa y tórrida historia de amor de tres días y Kate se enamora locamente del chico. Pero la historia acaba repentinamente cuando Cecil Wyatt, el abuelo de Mitchell es asesinado, vuelve el abogado y hace sospechar a Kate sobre las intenciones de Mitchell.
Mittchell es el hijo bastardo de un Wyatt, cuando nació, su abuelo lo mandó a vivir a Italia con unos sirvientes, con lo que ningún miembro de la familia sabe de su existencia. Pero el chico ha tenido oportunidades que ha sabido aprovechar y termina siendo un exitoso hombre de negocios. Su primo William, por casualidad, se lo encuentra y decide devolverlo al seno de los Wyatt. Ni que decir tiene que Mitchell es el típico hombre McNaught, guapo, inteligente, duro y en el fondo, buen chaval. Los hombres McNaught tienen una faceta extraordinaria, cuando se enamoran desconfían, pero caen como corderitos.
En mi maratón de lectura de esta escritora, he redescubierto este bonito libro, considerado, no sé por qué, una de sus obras “menores”. A lo mejor es porque es cortito, no le encuentro otra explicación, pero vale la pena leerlo, no deja de ser otra obra de esta gran autora. Como es lógico, la trama está llena de encuentros, desencuentros, traiciones y desconfianzas pero al final triunfa el amor. He disfrutado mucho leyéndolo.
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