Sinopsis:
Las leyes que rigen el planeta Tristón son las de los sentidos, donde el placer sexual se busca por encima de todo lo demás. Un lugar en el que los hombres son gigantes de más de dos metros y las mujeres bellezas convertidas en objetos de deseo.
El emperador de esta galaxia dispone de más de seiscientas hembras dispuestas a complacerle, sin embargo él busca a su compañera sagrada. Una mujer de piel blanca y pelo de color del fuego será la elegida. Ambos convertirán el erotismo en un auténtico arte sin límites.
Opinión:
Si leéis este comentario después de haber leído otro mío de Lavyrle Spencer, por ejemplo, no penséis que estoy poseída ni que tengo desdoblamiento de personalidad, es sólo que este ¿libro? sacó de mí unos instintos asesinos que no creía poseer.
La verdad es que esta "novelilla" ni siquiera debería tener un sitio en este blog, pero aunque solamente sea por evitaros el trago de leerla, aquí os dejo mi crítica. Aviso desde ya que voy a contar el libro entero, así que toda aquella que tenga intención de leerlo y no quiera enterarse de qué va, que se abstenga de seguir leyendo.
Pido perdón por determinadas palabras y expresiones, pero dadas las características de la ¿novela? sólo puedo (o sé) decirlo así.
No sé si el libro en su lengua original está tan mal escrito, pero desde luego lo está en español, así que no sé si achacárselo a la autora o al traductor, pero debido a los "palabros" y la descoordinación en las oraciones, se te ponen los pelos como escarpias a medida que vas leyendo. Esta es, además, otra de las maravillas añadidas que puedes hallar en el libro. Toda una joya de la literatura.
La trama es de aúpa: El Emperador de un reino de otro planeta tiene que encontrar a su compañera de vida y como el pobre no la encuentra en su mundo, decide hacer una visita a la tierra porque la maga, bruja, diosa o lo que sea que tienen allí le ha dicho que aquí la puede encontrar.
Él va con su amigo y casualmente se la encuentra a ella con una amiga cuando van las dos en un coche recién salidas de un centro de relax.
El susodicho que mide dos metros y medio, lo primero que hace con sus super poderes es quitarle la ropa, así, a golpe de vista, que a él no le hace falta más, no en vano los seres de ese planeta están evolucionadísimos.
La rapta, la mete en su nave y se la lleva a su planeta. Pero de camino para allá, la chica que debe tener sangre de horchata se queda dormidita cual bebé, y él, se duerme encima, al lado, (¡ya no me acuerdo!) de ella. Está dormido pero sabe lo que hace (¡es tan macho él!), así que a modo de chupete, se dedica a chuparle los pezones y a meter sus deditos ya podéis imaginar donde.
No recuerdo ya si antes, durante o después, a la chica la pone un collar que sólo pueden entregar a su compañera de vida (ya no sé si se llamaba así pero os hacéis una idea de más o menos qué es).
Cuando llegan a su planeta, ya el libro se desmadra del todo. En las previas a la noche de bodas, el planeta se convierte en una bacanal, todos se lo hacen con todos. A ella la preparan entre esclavos guapísimos que la hacen de todo menos penetrarla.
Llega el momento de la "unión" y como el chico está tan bien dotado, vamos super mega extra bien dotado, a pesar de que ella no es virgen, al muchacho hay que descargarlo, agotarlo y quitarle brío. Para ello nada mejor que la diosa-sacerdotisa con la que se lo hace no recuerdo las veces incluída mamadita... para que no pierda el control con su querida novia. La novia, todo hay que decirlo, viendo (porque lo está viendo) lo que está pasando, está ya como una moto. Cuando llega el momento del acoplamiento, la sacerdotisa sujeta el manubrio por la base (será que allí no tenían ni donuts ni rosquillas), y a ella la va lubricando con su lengua de diosa (a ver, ¿qué os pensáis? ¡que es una diosa sacerdotisa y puede hacer varias cosas a la vez por el bien de su emperador, hombre, por Dios!). El Emperador, magnánimo él y magnífico donde los haya, no deja a la sacerdotisa sin satisfacción, y por si no había tenido bastante antes, la recompenza con los deditos.
Continúa la novela y él la obliga a vestirse con una faldita muy cortita con raja incluída y un sujetador, y ya sea en una reunión de trabajo, mientras comen o cuando hablan con los amigos, la cosa es que se pasa el día masturbándola y ella teniendo un orgasmo detrás de otro... pero oye, todo la mar de natural, como si tal cosa. Claro, es que en ese planeta, se pasan el día dale que te pego, TODOS sin excepción.
El amigo del Emperador que lo acompañó a la tierra y quedó prendado de la amiga, decide ir a buscarla porque cree que es su compañera de vida. Total que se la lleva al planeta y nuestra protagonista se pone tan contenta. Sin embargo, ella misma con su misma mismidad, decide que no le va a contar nada de las orgías sexuales ni las iniciaciones previas a la noche de bodas. ¡Eso es una amiga y lo demás son tonterías! Total, que están las dos charlando de menudencias y la ya Emperatriz se empieza a poner muy pero que muy malita. "Tía, o sea, ¿pero qué te pasa?" (sí, porque de las muchas incongruencias que tiene el libro, las chicas cuando hablan son como muy naturales) "Ay, no sé, pero me estoy poniendo malísima de la muerte". Tías (a vosotras que me leéis, ¿eh?) no podéis ni imaginaros lo que pasa, o sea. ¿Queréis saberlo? Pues nada, es que se ha quedado embarazada y... ¡¡¡pone un huevo!!!. De ahí salen dos gemelas.
Ah, ¿que os pensáis que hay que ver qué gracia tiene la cosa?, pues vais dadas ¡pero si acabo de empezar!. ¿Cual pensáis que es el método más seguro de anticoncepción? Nada, no, no es nada de lo que estáis imaginando. Es algo mucho más simple y tan sencillo que no sé cómo no se nos ha ocurrido a los terrícolas. Cuando están haciendo el amor en el momento de la eyaculación, si él le chupa los pezones ¡hala, niño al canto!, que no los chupa, pues a vivir que son dos días.
Él tiene un hermano que no puede casarse y buscar a su compañera para siempre mientras que el Emperador no haya tenido descendencia (o algo así, porque ya no me acuerdo muy bien, ¡ni ganas que tengo!), y por si acaso le pasa algo, la mujer del Emperador ha de habituarse al hermano. Puede hacer de todo con él salvo la penetración. Aquí ya no me enrollo, imaginar lo que queráis... y más.
Que no se me olvide decir que si el Emperador tiene que estar más de un día sin su chica, se pone a morir: fiebre, sudores, temblores... vamos, el pobre pasa una enfermedad. Poco importa que tenga esclavas sexuales. A ver, no creáis que es un canto a la esclavitud y a la prostitución, que esta ilustradísima autora no iba a caer en tamaña estupidez, no, ella ha creado esclavas robóticas. Mujeres azules, de arena, vamos toda una gama fantástica a cual mejor y que sólo viven para dar placer y son la repera en dulce. Bueno pues, a lo que vamos, el pobre hombre, aun así, lo pasa fatal, es que está enamorado (claro, cómo no, si esta novela es erótico romántica. ¡JA!), no ve el momento de estar con su chica. Una chica que se ha adaptado a las mil maravillas. ¿Qué hubiera sido de ella en la tierra donde ni de coña hubiera tenido entre 20 y 30 orgasmos diarios? ¿Qué hubiera sido de ella si en la tierra nadie le hubiera estado toqueteando constantemente? ¿Que hubiera sido de ella si en la tierra, para esos momentos que estás un poco... de bajón, por decirlo de alguna forma, no hubiera tendo sus esclavos sexuales que se la comen enterita y tienen unos dedos divinos y maravillosos? ¡Nada!, se hubiera muerto de asco.
Bueno, que no se me olvide hablar del periodo de lactancia. En ese planeta, a medida que te sube la leche, los pechos empiezan a crecer, y crecer, y crecer, y crecer... y se ponen azules. La leche es manjar de dioses, pero las chicas pierden el equilibrio... por el peso, más que nada. Vamos, normal del todo.
En fin, decir que la sacerdotisa se lo hace con tropecientos, que las bodas se celebran a lo grande (allí todos disfrutan de lo lindo) que en un momento que no sé ni a cuento de que viene (a nada, seguramente) en un campo te encuentras a un tío tumbado con los brazos y las piernas abiertos y que se lo hace con seis a la vez. A saber: boca, pene, dedo de una mano, dedo de la otra... ¿dónde están las otras dos? ¡en los dedos gordos de los pies! ¡es que no tenéis ni pizca de imaginación, jolín!.
Bueno, creo que con todo esto he contado el libro. ¿Qué, os apetece leerlo? Pues hala, hala, todito vuestro.
¿Cómo puede alguien escribir esta bazofia y llamarse escritor? ¿Cómo he podido yo perder mi maravilloso tiempo (lo que más odio en el mundo es perder el tiempo) en leer este montón de basura? ¿Cómo puede alguien en su sano juicio publicar este dechado de despropósitos?
Podía tomármelo a risa, pero no quiero, no me da la real gana. Me parece una tomadura de pelo.
Podía haberme metido en la historia y haberme puesto a tono, pero es imposible, la historia es una soberana gilipollez (¡perdón!).
Podía haber cerrado el libro y quemarlo, pero me comprometí con un debate (yo soy muy cumplidora) y no he quemado ni he tirado jamás un libro.
Podía haberme acordado de toda la parentela de la ¿autora?, y lo he hecho un millón doscientas mil veces.
Dice la última página:
Acerca de la autora:
Novelista a tiempo completo, se describe a sí misma como "hiladora de fantasías... y no documentalista de realidades". Conocida por ser una escritora "al borde", su obra lidia a menudo con las fantasías sexuales femeninas más oscuras, sacándolas a la luz.
Vive en una acogedora cabaña en un pueblo al noreste de los Estados Unidos, con sus dos hijos. En su tiempo libre le gusta viajar, ir de compras e incrementar su colección de arte africano y egipcio.
Novelista a tiempo completo. Sí, se necesita mucho tiempo para ponerse hasta arriba de lo que quiera que tome esta buena mujer, para que se le vaya la cabeza como se le va. He sabido de muchos escritores que fuman un montón mientras escriben. Ésta se mete de todo... vamos fijo.
Se describe a sí misma como hiladora de fantasías.. y no documentalista de realidades. Menos mal que me lo ha aclarado, pensaba que era yo, por aquello de la edad, la que estaba fuera de onda.
Conocida por ser una escritora al "borde". Que se ponga al borde de un precipicio, que yo la empujo. Al borde de un ataque de nervios me ha puesto a mí.
Su obra lidia a menudo con las fantasías sexuales femeninas más oscuras, sacándolas a la luz. Serán las suyas y las de su santa madre. NUNCA, JAMÁS DE LOS JAMASES, he tenido yo una fantasía mínimamente parecida a la ida de olla que cuenta esta loca.
Vive en una acogedora cabaña en un pueblo al noreste de los Estados Unidos. Escondida, seguro. Y que dé gracias que E.E.U.U. me pilla muy lejos, que si no iba a hacerle una visita y ya me encargaría yo de encontrarla para decirle dos cositas.
Con sus dos hijos. ¡Pobres criaturitas! habrá que ver los cuentos que les contaba de pequeños. Traumatizados estarán. A saber en lo que se convertirán el día de mañana.
En su tiempo libre le gusta viajar. No hace falta que lo jure, debe estar todo el día fumada.
Ir de compras. A por más marihuana. Debe consumirla por toneladas.
E incrementar su colección de arte africano y egipcio. Habrá que ver lo que colecciona, no quiero ni pensarlo.
Este libro es lo más cutre, lo más estúpido, lo mierda más grande que he tenido la desgracia de leer nunca. El resto de la serie lo va a seguir su señor padre.
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