Annie Parker viaja hasta el Oeste para cumplir un sueño largamente pospuesto y que le ha resultado muy difícil de hacer realidad: el de ser médico y ayudar a los demás. Ahora que, por fin, lo ha logrado siente que va a hacer con su vida lo que más desea pero, de repente, sucede algo que cambia el curso que se ha marcado con tanto esfuerzo.
Un día irrumpe en su solitaria cabaña, situada en las montañas, un forajido de aspecto intimidante. Rafe está herido así que, cuando da con la cabaña de Annie, la toma como prisionera, para así poder escapar de aquellos que han puesto precio a su vida. El que sea médico y una joven inocente y dulce son virtudes añadidas que, sin él saberlo en esos momentos, van a cambiar su destino para siempre.
Durante cuatro largos y extenuantes años, la vida de Rafe McCay ha sido una huida constante. Es un pistolero implacable que se ha abierto paso en la vida a codazos pero ahora pende sobre su cabeza una amenaza de muerte, pues es perseguido por las autoridades que lo acusan de un crimen que no ha cometido. Acorralado como un animal, no encuentra otra salida que tomar como rehén a la joven doctora de Silver mesa, la pequeña población minera de Arizona donde va a parar en su huida.
Aunque el forajido que la mantiene prisionera a punta de pistola le intimida, Annie no olvida que su deber como doctora es tratar de salvar al hombre que, herido de bala, la aguarda en su cabaña y que la retiene en contra de su voluntad. Eso no impide que le tema ni recele de él, ni que, sin poder remediarlo, como mujer sienta una atracción desconocida hasta entonces por ese duro e intimidante pistolero.
Cuando Rafe emprende la huida, tal como lleva haciendo durante cuatro años, herido de gravedad sabe que necesita un médico. Cuando llega a Silver mesa acude a la consulta del único que hay esta población. Su sorpresa es mayúscula cuando descubre que el médico en sí es una mujer, una joven de aspecto cansado pero cuyas manos y capacidad de sanación son su única oportunidad para salvar la vida para seguir huyendo. Ahora que alguien sabe de él y de su paradero, es consciente que son mayores las posibilidades de que sea atrapado, por ello no puede dejar a Annie atrás y la lleva consigo como su rehén. Juntos, Annie y Rafe encuentran refugio en las montañas, mientras los hombres que persiguen al forajido les siguen el rastro. Allí, solos, la atracción no tarda en nacer entre la pareja...
Prisionera es la tercera de las novelas ambientadas en el Oeste, escritas por la autora norteamericana Linda Howard. Siguiendo la línea de las dos anteriores, Valle de pasión y La dama del Oeste, Prisionera nos adentra en los indómitos e inhóspitos parajes del Oeste americano con una historia dura y llena de aventuras.
Siento predilección por las novelas del Oeste, dentro de las novelas históricas son una de las ambientaciones que más me atraen. Tal vez se deba al peligroso entorno en el que transcurren, a los imponentes y letales hombres que suelen describirnos las escritoras, a la dureza y realismo de las novelas con que nos encontramos.
Si bien me gustan más las novelas contemporáneas de Linda Howard, creo que como escritora de romántica histórica no lo hace nada mal.
Prisionera comienza de un modo trepidante cuando un forajido herido y perseguido por las autoridades, que lo acusan de un asesinato del que en realidad es inocente, se adentra en Silver mesa, en las montañas, tras la búsqueda del único médico del pueblo para que le extraiga una bala.
La primera sorpresa que se lleva Rafe está en el médico, pues la persona que abre la puerta de la solitaria cabaña no es un hombre, sino una mujer. Una joven de aspecto cansado e inocente. Algo se remueve dentro de Rafe, un hombre que durante cuatro años no ha conocido la paz ni el sosiego, un hombres con un terrible pasado que lo persigue y lo ha dejado sin raíces ni futuro.
Sabe que una vez le sea extraida la bala no puede dejar a Annie en la cabaña, pues no es sólo que necesita alguien que revise su herida, sino que es un testigo que conoce su paradero. Por ello, la obliga a acompañarlo en su huida a través de las montañas y, a su lado, encuentra algo que no creía que pudiera existir y la posibilidad de un futuro en el que ha dejado de soñar.
Annie es una joven dulce e inocente para la que ser médico ha sido el eje de su vida. No ha conocido a ningún hombre que le haya provocado los sentimientos que el rudo y peligroso forajido de ojos grises, Rafe McCoy, despierta en ella. Sabe que debería temerlo, pero a la vez que lo teme, otras emociones nacen en su interior: atracción, deseo... y amor. Pero el de ellos es un futuro imposible, ¿cómo pueden creer en un mañana cuando Rafe es perseguido y acusado de asesinato?
En líneas generales, Prisionera me parece una buena novela que parte de un secuestro a punto de pistola. La relación entre Annie y Rafe pasa por diferentes fases, desde el miedo y desconfianza inicial a un roce diario, a una camaradería impuesta que lleva a un hombre y a una mujer a ser sólo eso, un hombre y una mujer.
Para mi gusto la novela pierde algo de emoción una vez que empieza a desentramarse el pasado de Rafe, a saber por qué lo persiguen, qué sucedió para que su cabeza tenga precio. Pero aun y todo creo que la novela es buena. Además de gustarme mucho las novelas ambientadas en el Oeste, me gustan las historias de amor cuyo protagonista es un prófugo de la justicia. En este caso creo que aumenta la emoción y la peligrosidad en que se enamoran Annie y Rafe.
En un entorno montañoso, entre indios y pistoleros, cabañas solitarias, persecuciones y tesoros... nace Prisionera, la historia de amor de Annie Parker y Rafe McCoy, entre un forajido que por salvar su vida toma a la dulce e indefensa doctora como su prisionera, sin saber que, al hacerlo, cambiará sus vidas para siempre.
Como digo al principio de esta crítica, aún gustándome más las novelas contemporáneas de Linda Howard, creo que tiene un don especial para escribir histórica. Quizá no sean novelas tan cargadas de sensualidad, tal vez estemos ante protagonistas masculinos más rudos y machistas si cabe, pero, si os gustaron las dos anteriores, Prisionera es una novela en la misma línea. Tal vez no sea su mejor novela, sin duda que no lo es, pero en mi opinión es una buena novela del Oeste que las lectoras con predilección por ellas, pueden tener en cuenta.
Un día irrumpe en su solitaria cabaña, situada en las montañas, un forajido de aspecto intimidante. Rafe está herido así que, cuando da con la cabaña de Annie, la toma como prisionera, para así poder escapar de aquellos que han puesto precio a su vida. El que sea médico y una joven inocente y dulce son virtudes añadidas que, sin él saberlo en esos momentos, van a cambiar su destino para siempre.
Durante cuatro largos y extenuantes años, la vida de Rafe McCay ha sido una huida constante. Es un pistolero implacable que se ha abierto paso en la vida a codazos pero ahora pende sobre su cabeza una amenaza de muerte, pues es perseguido por las autoridades que lo acusan de un crimen que no ha cometido. Acorralado como un animal, no encuentra otra salida que tomar como rehén a la joven doctora de Silver mesa, la pequeña población minera de Arizona donde va a parar en su huida.
Aunque el forajido que la mantiene prisionera a punta de pistola le intimida, Annie no olvida que su deber como doctora es tratar de salvar al hombre que, herido de bala, la aguarda en su cabaña y que la retiene en contra de su voluntad. Eso no impide que le tema ni recele de él, ni que, sin poder remediarlo, como mujer sienta una atracción desconocida hasta entonces por ese duro e intimidante pistolero.
Cuando Rafe emprende la huida, tal como lleva haciendo durante cuatro años, herido de gravedad sabe que necesita un médico. Cuando llega a Silver mesa acude a la consulta del único que hay esta población. Su sorpresa es mayúscula cuando descubre que el médico en sí es una mujer, una joven de aspecto cansado pero cuyas manos y capacidad de sanación son su única oportunidad para salvar la vida para seguir huyendo. Ahora que alguien sabe de él y de su paradero, es consciente que son mayores las posibilidades de que sea atrapado, por ello no puede dejar a Annie atrás y la lleva consigo como su rehén. Juntos, Annie y Rafe encuentran refugio en las montañas, mientras los hombres que persiguen al forajido les siguen el rastro. Allí, solos, la atracción no tarda en nacer entre la pareja...
Prisionera es la tercera de las novelas ambientadas en el Oeste, escritas por la autora norteamericana Linda Howard. Siguiendo la línea de las dos anteriores, Valle de pasión y La dama del Oeste, Prisionera nos adentra en los indómitos e inhóspitos parajes del Oeste americano con una historia dura y llena de aventuras.
Siento predilección por las novelas del Oeste, dentro de las novelas históricas son una de las ambientaciones que más me atraen. Tal vez se deba al peligroso entorno en el que transcurren, a los imponentes y letales hombres que suelen describirnos las escritoras, a la dureza y realismo de las novelas con que nos encontramos.
Si bien me gustan más las novelas contemporáneas de Linda Howard, creo que como escritora de romántica histórica no lo hace nada mal.
Prisionera comienza de un modo trepidante cuando un forajido herido y perseguido por las autoridades, que lo acusan de un asesinato del que en realidad es inocente, se adentra en Silver mesa, en las montañas, tras la búsqueda del único médico del pueblo para que le extraiga una bala.
La primera sorpresa que se lleva Rafe está en el médico, pues la persona que abre la puerta de la solitaria cabaña no es un hombre, sino una mujer. Una joven de aspecto cansado e inocente. Algo se remueve dentro de Rafe, un hombre que durante cuatro años no ha conocido la paz ni el sosiego, un hombres con un terrible pasado que lo persigue y lo ha dejado sin raíces ni futuro.
Sabe que una vez le sea extraida la bala no puede dejar a Annie en la cabaña, pues no es sólo que necesita alguien que revise su herida, sino que es un testigo que conoce su paradero. Por ello, la obliga a acompañarlo en su huida a través de las montañas y, a su lado, encuentra algo que no creía que pudiera existir y la posibilidad de un futuro en el que ha dejado de soñar.
Annie es una joven dulce e inocente para la que ser médico ha sido el eje de su vida. No ha conocido a ningún hombre que le haya provocado los sentimientos que el rudo y peligroso forajido de ojos grises, Rafe McCoy, despierta en ella. Sabe que debería temerlo, pero a la vez que lo teme, otras emociones nacen en su interior: atracción, deseo... y amor. Pero el de ellos es un futuro imposible, ¿cómo pueden creer en un mañana cuando Rafe es perseguido y acusado de asesinato?
En líneas generales, Prisionera me parece una buena novela que parte de un secuestro a punto de pistola. La relación entre Annie y Rafe pasa por diferentes fases, desde el miedo y desconfianza inicial a un roce diario, a una camaradería impuesta que lleva a un hombre y a una mujer a ser sólo eso, un hombre y una mujer.
Para mi gusto la novela pierde algo de emoción una vez que empieza a desentramarse el pasado de Rafe, a saber por qué lo persiguen, qué sucedió para que su cabeza tenga precio. Pero aun y todo creo que la novela es buena. Además de gustarme mucho las novelas ambientadas en el Oeste, me gustan las historias de amor cuyo protagonista es un prófugo de la justicia. En este caso creo que aumenta la emoción y la peligrosidad en que se enamoran Annie y Rafe.
En un entorno montañoso, entre indios y pistoleros, cabañas solitarias, persecuciones y tesoros... nace Prisionera, la historia de amor de Annie Parker y Rafe McCoy, entre un forajido que por salvar su vida toma a la dulce e indefensa doctora como su prisionera, sin saber que, al hacerlo, cambiará sus vidas para siempre.
Como digo al principio de esta crítica, aún gustándome más las novelas contemporáneas de Linda Howard, creo que tiene un don especial para escribir histórica. Quizá no sean novelas tan cargadas de sensualidad, tal vez estemos ante protagonistas masculinos más rudos y machistas si cabe, pero, si os gustaron las dos anteriores, Prisionera es una novela en la misma línea. Tal vez no sea su mejor novela, sin duda que no lo es, pero en mi opinión es una buena novela del Oeste que las lectoras con predilección por ellas, pueden tener en cuenta.
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