“En un bucólico rincón de Hertfordshire, a comienzos del siglo XIX, las comadres se revolucionan ante la llegada del adinerado señor Bingley. Y la que con más entusiasmo lo recibe es la señora Bennet, esposa de un gentilhombre con cinco hijas casaderas, quien pronto empieza a maquinar un plan para casar a la mayor y más hermosa, Jane, con el recién llegado. Acompaña al señor Bingley su amigo Darcy, un riquísimo hacendado que con su esnobismo y su orgullo no tarda en granjearse la antipatía de las hermanas Bennet, especialmente de la segunda y más sensata, Elizabeth.”
Por lo general, no suelo leer muchas novelas románticas históricas. Este hecho no implica que me gusten menos que otros géneros pero, por una cosa u otra, casi siempre caen en mis manos novelas actuales o paranormales. Creo recordar que “Orgullo y prejuicio” fue una de las primeras novelas históricas (lo de romántica ya viene implícito) que me ofrecieron. Para ser honesta, al principio tenía algo de reticencia sobre lo que me iba a encontrar: pensaba que tal historia, narrada en esa época, con tanto decoro por parte de caballeros y damiselas, iba a ser difícil de digerir. Pero, afortunadamente, me confundí.
A “Orgullo y prejuicio” le tengo gran aprecio. Es una de las novelas románticas que más me ha gustado y una de las novelas históricas que mejor me ha ilustrado la vida y las costumbres de aquella época: cómo el futuro de las hijas depende de la dote que pueda ofrecer su padre, el afán de las jovencitas de guiarse en la búsqueda de un marido por el bolsillo y la posición social de éste (amor... ¿para qué? Me tengo que afianzar un generoso futuro), lo poco valoradas que estaban las mujeres… en fin, un sinfín de detalles perfectamente narrados y divertidamente descritos que consiguen que su lectura, aparte de ligera, sea de lo más entretenida.
Era el primer libro que leía de Jane Austen y me cautivó la manera de escribir de esta autora. Su narrativa me parece impecable. Y los sentimientos que me hace sentir, únicos. Ha conseguido que entienda y sienta como nuestra protagonista. Ha sido capaz de describir la personalidad de los personajes logrando que parezca que los conocemos de toda la vida. Y todos ellos con caracteres tan variopintos, tan chocantes, que disfrutas leyendo cómo son capaces de entenderse y de respetarse siendo tan distintos entre sí.
Elizabeth, una joven de alma vivaz, observadora y con una gran inteligencia, prefiere quedarse soltera a casarse con alguien a quien no ama. Muestra rebeldía ante las circunstancias sociales que rodeaban a las mujeres en aquella época. Para ella, lo más importante es el sentido común, cosa que ve que le faltan a muchas jovencitas de su edad. Es una chica sincera y honesta, encantadora, pero muy dispuesta a callar a quien sea, siempre que la ocasión lo requiera.
Darcy, un hombre orgulloso, vanidoso, apático y borde en sus primeras apariciones, resulta ser, para sorpresa de todos, de lo más afable, tierno, cautivador, y presto a ayudar a todos aquellos por los que siente afecto.
Wickham, muy al contrario, se nos presenta como un hombre agradable y simpático, víctima de una gran injusticia económica. Según se avanza en la lectura descubrimos lo diferente que puede llegar a ser la realidad.
Jane, hermana e íntima amiga de Elizabeth, nos muestra una sensibilidad y una amabilidad sin límites, una bondad y una benevolencia que, en ocasiones, podría pensarse que roza la ingenuidad.
El señor Bennet, serio, respetable y culto, se casó con su mujer hace años por amor, aunque la manera de ser de la señora Bennet, siempre tan quejica, codiciosa, atolondrada, cuyo único quehacer es buscar un buen partido para cada una de sus hijas, ha hecho que ese sentimiento se transforme paulatinamente en un formal cariño, dirigiéndose constantemente a ella con una ironía que tan sólo su hija Elizabeth es capaz de descifrar.
“Orgullo y prejuicio” me sedujo con una historia de amor lenta, sin prisas, con dos personajes tan opuestos que parecía impensable un romance entre ellos. Es una novela que nos muestra una realidad en la vida de las mujeres contada con tal naturalidad, que parece que la autora se basó en su propia experiencia para narrarnos tales acontecimientos. Una novela que nos enseña que las cosas no son como parecen. Una novela en la que orgullo y prejuicio son dos sentimientos que, si no son corregidos, pueden condicionar negativamente lo que podría ser una admirable y maravillosa historia de amor.
Por lo general, no suelo leer muchas novelas románticas históricas. Este hecho no implica que me gusten menos que otros géneros pero, por una cosa u otra, casi siempre caen en mis manos novelas actuales o paranormales. Creo recordar que “Orgullo y prejuicio” fue una de las primeras novelas históricas (lo de romántica ya viene implícito) que me ofrecieron. Para ser honesta, al principio tenía algo de reticencia sobre lo que me iba a encontrar: pensaba que tal historia, narrada en esa época, con tanto decoro por parte de caballeros y damiselas, iba a ser difícil de digerir. Pero, afortunadamente, me confundí.
A “Orgullo y prejuicio” le tengo gran aprecio. Es una de las novelas románticas que más me ha gustado y una de las novelas históricas que mejor me ha ilustrado la vida y las costumbres de aquella época: cómo el futuro de las hijas depende de la dote que pueda ofrecer su padre, el afán de las jovencitas de guiarse en la búsqueda de un marido por el bolsillo y la posición social de éste (amor... ¿para qué? Me tengo que afianzar un generoso futuro), lo poco valoradas que estaban las mujeres… en fin, un sinfín de detalles perfectamente narrados y divertidamente descritos que consiguen que su lectura, aparte de ligera, sea de lo más entretenida.
Era el primer libro que leía de Jane Austen y me cautivó la manera de escribir de esta autora. Su narrativa me parece impecable. Y los sentimientos que me hace sentir, únicos. Ha conseguido que entienda y sienta como nuestra protagonista. Ha sido capaz de describir la personalidad de los personajes logrando que parezca que los conocemos de toda la vida. Y todos ellos con caracteres tan variopintos, tan chocantes, que disfrutas leyendo cómo son capaces de entenderse y de respetarse siendo tan distintos entre sí.
Elizabeth, una joven de alma vivaz, observadora y con una gran inteligencia, prefiere quedarse soltera a casarse con alguien a quien no ama. Muestra rebeldía ante las circunstancias sociales que rodeaban a las mujeres en aquella época. Para ella, lo más importante es el sentido común, cosa que ve que le faltan a muchas jovencitas de su edad. Es una chica sincera y honesta, encantadora, pero muy dispuesta a callar a quien sea, siempre que la ocasión lo requiera.
Darcy, un hombre orgulloso, vanidoso, apático y borde en sus primeras apariciones, resulta ser, para sorpresa de todos, de lo más afable, tierno, cautivador, y presto a ayudar a todos aquellos por los que siente afecto.
Wickham, muy al contrario, se nos presenta como un hombre agradable y simpático, víctima de una gran injusticia económica. Según se avanza en la lectura descubrimos lo diferente que puede llegar a ser la realidad.
Jane, hermana e íntima amiga de Elizabeth, nos muestra una sensibilidad y una amabilidad sin límites, una bondad y una benevolencia que, en ocasiones, podría pensarse que roza la ingenuidad.
El señor Bennet, serio, respetable y culto, se casó con su mujer hace años por amor, aunque la manera de ser de la señora Bennet, siempre tan quejica, codiciosa, atolondrada, cuyo único quehacer es buscar un buen partido para cada una de sus hijas, ha hecho que ese sentimiento se transforme paulatinamente en un formal cariño, dirigiéndose constantemente a ella con una ironía que tan sólo su hija Elizabeth es capaz de descifrar.
“Orgullo y prejuicio” me sedujo con una historia de amor lenta, sin prisas, con dos personajes tan opuestos que parecía impensable un romance entre ellos. Es una novela que nos muestra una realidad en la vida de las mujeres contada con tal naturalidad, que parece que la autora se basó en su propia experiencia para narrarnos tales acontecimientos. Una novela que nos enseña que las cosas no son como parecen. Una novela en la que orgullo y prejuicio son dos sentimientos que, si no son corregidos, pueden condicionar negativamente lo que podría ser una admirable y maravillosa historia de amor.
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