La intención de Evan no es la de permanecer mucho tiempo en las Highlands, sabe que no es bienvenido, pero antes de marcharse debe arreglar algunos asuntos.
Tras su llegada a la tierra que lo vio nacer, Evan sale a hacer alpinismo con un buen amigo. Acaban separándose y una tormenta azota las montañas. Evan cae de la montaña y queda malherido, a merced de las inclemencias del tiempo.
Catriona MacConn, una joven nacida y criada en las Highlands -y la hija del párroco- lo encuentra mientras descendía de la montaña. Lo lleva hasta un refugio en la montaña donde ambos se guarecen de la tormenta. El refugio no es nada más que una cabaña destartalada, lo que les obliga a compartir provisiones, manta y el calor de sus cuerpos. Aunque la idea de Catriona era la de auxiliar a un herido -no reconoce en él al nuevo conde de Kildonan- y la de él comportarse como un caballero, ambos comparten algo más que una manta, sus cuerpos y unas horas de pasión.
La reputación de Catriona queda en entredicho cuando son rescatados pues, pese a la defensa que Evan hace de la misma, no hay vuelta atrás. Para evitar que la muchacha sea alejada del valle y de su hogar, Evan le propone matrimonio.
Durante años, Catriona se ha dedicado al cuidado de su padre y su hogar. Es una joven alta y de constitución fuerte, cuyos cabellos rojizos la hacen destacar. Entre los aldeanos se la conoce como la Hija Fea, que es el nombre que se le da a la hija de la familia cuyo sino es cuidar de sus hermanos y anciano padre, renunciando a sus esperanzas de casarse. Aunque en secreto siempre ha anhelado casarse, la idea de casarse con el nuevo conde de Kildonan no le atrae demasiado. Puede que antes de conocer su verdadera identidad Evan sí le atrajera, hasta el punto de entregarse a él, pero descubierta ésta sus sentimientos son ambivalentes. Aunque le atrae no puede olvidar de quien es hijo y lo que éste hizo con los habitantes del valle.
Siendo así, ¿qué futuro aguarda a este matrimonio?
La condesa de Kildonan es la novela que da fin a la trilogía escocesa. Creo que tanto la historia como la ambientación que la envuelve están en la línea de las dos anteriores.
Tal como sucediera en La heredera domada y La princesa dormida, leyendas escocesas y tradiciones ancestrales se dan la mano en estos libros que, pese a ello, muestran grandes dosis de realidad y una minuciosa labor de documentación.
Me gusta la narrativa de Susan King, las descripciones que hace del valle y las Highlands, me gusta ese aura mágica que rodea cada novela y, también, las bonitas historias que cuenta.
Aunque he leído muchas novelas ambientadas en las Highlands, creo que las de esta autora son diferentes y muy originales. Tienen un aire a cuento de hadas que a mí, particularmente, me parece encantador.
Como tantas otras novelas La condesa de Kildonan parte de un matrimonio que se celebra por obligación. Evan quiere restablecer el honor de Catriona. No es sólo ese hecho -la falta de amor- el que se interpone entre la pareja, sino que proceden de mundos opuestos. Él es el nuevo conde de Kildonan, ella una humilde hija de párroco con apariencia más próxima a una campesina o pastora. Y no hay que olvidar tampoco que a ojos de todo el valle, Evan es el digno sucesor de su padre, un hombre odiado por todos.
Catriona había renunciado a casarse, no sólo por su edad sino por su apariencia. Es consciente de que su aspecto de mujer saludable, alta y fuerte hace que no cuente con demasiadas atenciones por parte masculina. También es cierto que para todos es la Hija Fea del párroco.
Por ello el matrimonio con Evan le abre las puertas a un futuro que sólo creía posible en sueños. Sin embargo, Catriona lleva en el alma el valle y si Evan vende parte de sus tierras y se marcha, sabe que ser vería obligada a ir con él.
Para Evan casarse con Catriona es una deliciosa locura que, de algún modo, trae una nueva luz a su vida. Nunca olvidó a aquella muchacha que cantaba en el valle mientras miles de highlanders se veían obligados a marcharse. Y descubrir que la dueña de aquella dulce voz era Catriona le emociona.
Sin embargo hay parte de él, secretos que no quiere compartir y, a su vez, sabe que a Catriona le sucede lo mismo.
Al igual que en novelas previas, tengo que destacar la minuciosa documentación que la autora ha realizado para escribir esta historia donde nos describe la labor de un ingeniero de puentes en el siglo XVIII. Además nos deleita con la ambientación que rodea el valle, las supersticiones y canciones gaélicas de la época.
La historia de amor que cuenta me ha parecido muy bonita. Aunque en mi opinión los secretos que guardan uno y otro no me han parecido tan terribles, especialmente el de Evan. Pero ver como la desconfianza inicial hacia Evan va desapareciendo y ser testigo como el uno se va enamorando del otro construye una novela tierna que, al menos a mí, me ha gustado mucho.
Creo que las novelas de Susan King son diferentes, son especiales. Tal vez no gocen de la popularidad de las novelas de escoceses de otras autoras pero me parecen casi como cuentos, en el sentido de cómo juega con hechos reales y leyendas en una misma historia y te envuelve entre la realidad y los sueños.
Por todo ello me parecen una opción de lectura amena y muy recomendable.
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