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jueves, 7 de octubre de 2010

Afrontar el miedo de Kay Hooper


“La agente especial Riley Crane está en serios problemas. Una tarde se despierta en la habitación de una bonita casa en la playa, con todo el cuerpo cubierto de sangre y una enorme laguna en su cabeza: no recuerda nada de lo sucedido en las tres últimas semanas de su vida. Pero ahí no acaba todo, también parece haber perdido sus poderes paranormales.

Por otro lado, ha aparecido el cuerpo decapitado e un hombre y el sheriff de la localidad propone a Riley que le ayude en la investigación. Todo apunta a que se encuentran frente a un caso de ocultismo y ritos satánicos, ya que el cadáver ha sido la víctima de un sacrificio humano.

Y por si fuera poco, Ash, el fiscal del distrito, parece haberse convertido en el hombre de su vida, en su media naranja; alguien que la protege y se vuelca en ella más de lo que Riley hubiera esperado, aunque ella sigue sin recordar cómo apareció en su vida, ni por qué se enamoró de él.”

Tras leer el siguiente argumento, mi mente rechazaba por completo la idea de ponerme a leer esta novela. Ya que no soy muy dada a historias donde aparezcan gente cubierta de sangre, ritos satánicos y otras tramas rocambolescas que puedan ocurrírsele a cualquier autora que pretenda crear una novela paranormal “distinta”, la idea de enfrascarme en una lectura que a priori parecía que podría resultarme algo desagradable respecto a mis gustos, lo consideraba un castigo que no me merecía. Sin embargo, había leído que esta autora, Kay Hooper, gozaba de muy buenas críticas respecto a sus libros anteriores, así que echándole la culpa a mi curiosidad, comencé a hojear las primeras hojas y quedé tan atraída por lo que estaba leyendo, que no he soltado la novela hasta que no la he terminado.

Riley Crane es una agente del FBI, concretamente de la Unidad de Crímenes Especiales, y ha sido llamada por su ex compañero Gordon para que investigue los inicios de unas supuestas actividades ocultistas que se están llevando a cabo en la localidad de Opal Island. Riley fue contratada para el departamento de la UCE porque, aparte de las capacidades necesarias en una investigadora, poseía el don de la clarividencia. Por ello, fue elegida para formar parte de un equipo de agentes con capacidades paranormales que se ocupaba, entre otras cosas, de los raros sucesos que ahora requerían su actuación.

Así que se trasladó a Opal Island para comenzar con su investigación. Pero (y así comienza la historia) un buen día se despierta cubierta de sangre y es incapaz de recordar qué ha pasado durante las últimas tres semanas. Si el susto ya es grande de por sí, más atemorizada va a estar, si cabe, cuando se entera de que acaban de encontrar un cuerpo decapitado en el pueblo. ¿Habrá tenido ella algo que ver con ese asesinato?

Comienza así una trama llena de suspense, de misterio, de incertidumbre y de desconfianza hacia todos los que la rodean. Riley ha contado siempre con su habilidad paranormal, la clarividencia, para guiarse en cuanto a las personas. Percibía sus sentimientos y, en ocasiones, sus pensamientos, lo que le facilitaba la tarea de conocer quién mentía. Pero ahora que también había perdido su don, ¿cómo sabrá en quién confiar?

Riley ha olvidado por completo las tres semanas que lleva en Opal Island, sin embargo la gente sí se acuerda de ella. Así que no le queda más opción que fingir que no le ocurre nada extraño y volver a relacionarse con los habitantes de esa localidad como lo llevaba haciendo hasta ese momento. El problema es que no reconoce a nadie. Va sacando conclusiones precipitadas en función de la conversación que tiene con ellos. ¡Dios mío, si hasta tiene un amante y no se acuerda de cómo ni cuándo le conoció!

Ayudada por las autoridades de esa localidad, Riley tiene que descubrir el trasfondo de un asesinato cometido en medio de un rito satánico. Además, tratará de conocer cuál fue la causa de su amnesia, y porqué parece que ella tiene algo que ver con todo lo que está ocurriendo en Opal Island.

Así es como se desarrolla Afrontar el miedo, tercera novela de la serie Unidad de Crímenes de Bishop, una novela que a mi parecer, es muy buena como suspense pero muy parca en cuanto a romántica. La relación entre Riley y Ash se da por hecha: no conocemos cómo se conocieron ni cómo se enamoraron. Simplemente están juntos. Riley es una chica fuerte e independiente, que sabe perfectamente cómo cuidar de sí misma y que lo único que necesitaba, o quería, en su vida era un hombre. Ash, es el fiscal del distrito. Su buena presencia, su energía y su carisma le permiten mantener una relación con esa joven agente tan especial. Parece que lo que siente por Riley es algo más fuerte de lo que hasta ahora había experimentado con otras mujeres, así que se permite relajarse para ver cómo resultan las cosas con ella. La pareja pasa momentos juntos: se ayudan en la investigación, mantienen conversaciones en casa… pero a mí me ha faltado algo de romance entre ellos, de chispa, de amor. La autora, más que contárnoslo, como ya he dicho, lo da por hecho.

Aún así, a mí la novela me ha atrapado y Kay Hooper ha conseguido llevarme de la mano hacia un mundo oscuro, tenebroso y siniestro sin pasar un mal rato; donde la intriga y el suspense son tan fuertes que no te permiten dejar un capítulo sin continuar hasta el final.


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