Lord Pirata de Sabrina Jeffries

Sara Willis, movida por sus ideas reformistas, decide investigar las deficientes condiciones en que las reclusas de Londres son enviadas en barco a la lejana colonia de Nuevo Gales del Sur, en Australia. Para ello decide acompañarlas en el viaje en calidad de maestra pero tras unas semanas en alta mar su barco es abordado por los piratas.

El temible capitán pirata Gideon Horn, conocido como Lord Pirata, y sus hombres desean retirarse de la piratería y construir su propia utopía en una paradisíaca isla a la que han bautizado como Atlántida. Lo único que necesitan para hacer realidad sus sueños es la presencia de mujeres que deseen convertirse en sus esposas. Y ese sueño puede ahora hacerse realidad. Los piratas dan por hecho que las mujeres estarán encantadas y que podrán emparejarse sin problemas con ellas.

Pero Lord Pirata no ha tenido en cuenta la fuerte personalidad de Sara: reformista, luchadora y capaz de movilizar a las reclusas para exigir unas condiciones igualitarias para ellas. Pero mientras discuten acaloradamente, se encienden las pasiones, y Sara ya no será capaz de discernir el motivo por el que mantiene esa aferrada lucha contra el endiablado y seductor pirata.


Este es uno de esos libros que, si te gustan las historias de piratas, al leer la sinopsis dices “¡mío!” ay, pero te vas desinflando, desilusionando y hundiéndote en la más profunda decepción a medida que vas pasando las páginas.

Es una historia tan increíble, que según avanzas en la lectura no sabes si reír o llorar.

Lo cierto es que no sé si es que la autora lo que realmente pretendía era hacer lo que ha hecho, es decir, una historieta simplona, con un pirata nada bravo y rematadamente bueno, más propio de los cuentos para niñas que de las novelas de mujeres adultas, o es que le ha salido así y como no tenía otra cosa a mano, pues nos ha obsequiado con esta historia.

¿Y la protagonista? Pues todavía estoy tratando de imaginarme a una mujer de aquella época metiéndose en el “fregao” que se mete. Seguramente la ha pintado así porque lo exigía el guión, vamos, para que cuadrara todo.

La historia es de traca. El barco lleno de mujeres en el que viaja Sara Willis es secuestrado por un grupo de piratas que están decididos a abandonar su vida de pillaje, casarse y poblar una isla desierta. Los piratas están convencidos de que con su fortuna y la isla paradisíaca que ofrecen, no va a haber mujer que se les resista… ¡Pobres ingenuos!

Gideon Horn, Lord pirata, no cuenta con que en ese barco se va a encontrar con Sara, peleona y luchadora donde las haya, que es tan cerril y cabezota como él cuando se propone algo. Y que además es capaz de movilizar a todas las mujeres para hacerles frente a los fieros piratas. Al final los pobres bailan al son que ellas tocan. ¡Vaya birria de piratas!

Gideon y Sara están permanentemente a la gresca, pero una intensa pasión los consume por dentro… (Aquí es donde suena la música de violines). Lógicamente, el bravo pirata, claudica y se rinde a los pies de la protagonista (lo que decía antes de “bravo pirata” es una forma de hablar), pues el muchacho se ha enamorado hasta las trancas. Y ella también, claro, también se enamora hasta la médula.

A pesar del sinsentido de la historia, de la bobada de la trama, de lo infantil del argumento y lo irrisorio de la personalidad de los personajes, a mí me ha parecido entretenido. Es como volver a los cuentos, tanto, que hasta tiene un final supermegaextrafeliz, vamos que sólo ha faltado el "colorín colorado".

Me gusta como escribe esta autora y por eso, a pesar de las incongruencias, he sido capaz de llegar hasta el final, e incluso he pasado momentos entretenidos... lo que pasa es que por el camino ya me iba ahogando con tanto dulce y la cucharada sopera de azúcar del final ha sido el colmo del empalague.

Yo que estaba como loca por una historia de piratas, me he quedado con las ganas. La factoría Disney podría hacer con este libro una peli de dibujos animados tipo La Sirenita, y quedaría muy chula.